¿Soy mala persona? Creo que solo fue un pequeño error pero… ¿Por qué me siento culpable?
Alice Becher
Se me quiebra la voz y él frunce el ceño sin abrir los ojos.
—Alice…— parece ausente de la realidad.
—Sí, soy yo, cariño…
—Lo siento tanto…— parece desolado y se me ocurre mirar la carta para saber qué le ocurre. Estoy aquí y no se da cuenta.
Cai Becher.
Tu mujer no ha resistido al dolor y esta misma mañana ha fallecido. De corazón te digo que no era ese el final que buscaba y me he decepcionado bastante.
No entregaremos el cuerpo, lo enterraremos según nuestra cultura.
Ahora está junto a Alá, no sufras su pérdida.
Abdel.
Es absurdo ¿Cómo ha podido creer que algo así era cierto?
—Cai, cielo. Soy yo, Alice, la carta mentía yo estoy bien, estoy aquí, contigo…— alargo una mano hacia su mejilla y la acaricio con cuidado. Él aprieta los ojos, como si le costase creer que soy real.
—Has muerto por mi culpa… si me hubiese entregado…
—Ella estaría igual o peor— Cicatriz consigue entrar en la habitación y se acerca con su usual tranquilidad.
No me da tiempo a reaccionar cuando se ha agachado y arrebatado el arma a Cai. Él abre los ojos confundido y me encuentra ante él.
—Eres la mejor alucinación que he tenido nunca— murmura.
—No soy una alucinación, estoy bien de verdad. La carta mintió.
Me mira y parece darse cuenta de que soy real mientras pestañea repetidas veces.
—Estás…
—Viva, y no gracias a ti— murmura Cicatriz al apagar la música y se marcha de la habitación.
Cai me abraza ignorando el comentario de Cicatriz y se derrumba en mis brazos.
—Lo siento, Alice. Lo siento tanto… yo…
—Está bien, Cai. No ha sido tu culpa— lo calmo mientras acaricio su espalda con firmeza.
—Te busqué… te busqué por todas partes pero habías desaparecido… y después el vídeo y esa carta y yo… creí que moriría del dolor, por eso quería aligerar el proceso. No puedo vivir sin ti, Alice…
Demasiado intenso ¿Ahora qué digo?
—Tranquilo, cariño. Estoy bien, puedes seguir viviendo. No dejes de respirar ¿Sí?— digo con tono de broma.
Necesito restarle importancia, no soporto que él diga ese tipo de cosas.
—Ahora lo que necesito es que estés conmigo, de nada sirve lamentarse por el pasado o por un posible presente. Yo estoy aquí, estoy físicamente bien y solo quiero acostarme en mi cama y abrazar al hombre con el que estoy casada.
Él lo acata tal cual, me besa la frente y me guía a la cama para ayudarme a tumbarme a su lado.
—Te quiero, Alice.
—Y yo a ti, Cai.
Cuando apaga la luz y nos sumimos en la oscuridad me vienen a la cabeza todos los momentos íntimos de ayer con Cicatriz y se me cae el mundo encima.
Me duele haberle hecho esto pero ya no hay vuelta atrás y muy a mi pesar debo admitir que fue la mejor experiencia de mi vida.