El cielo rojizo encima de mi parecía cada vez más convertirse en sangre.
Sentía las puntas de mi cabello castaño hacer cosquillas sobre mi frente sudada, había llovido, mis manos sobre la tierra húmeda me lo decían, podía sentir las pequeñas piedras que se enterraban en mis rodillas a través del pantalón de tela.
Pase mi lengua por el labio inferior, el sabor metálico de la sangre llego a mi paladar.
El peso en mi espalda era cada vez mas insoportable, pensé que a estas instancias ya no se sentiría de esta manera.
Oí pasos a mi alrededor , mis hombro temblaron cuando me reí sin ganas, ahora lo comprendía.
— ¿Esto es lo que querías Samuel? ¿Estar entre humanos? ¿ entre pecadores, que no hacen más que desobedecer a nuestro padre y matarse entre ellos?— la profunda voz de Gabriel llego a mis oídos como relámpagos, poderosa.
No dije nada solo me mantuve como estaba, callado y débil. Escuche otra vez los pasos, esta vez aún más cerca.
— veo que es así como lo queréis— esta vez su voz sonó baja y penosa— si es así, esperó que jamás te arrepentíais de esto que estáis haciendo Samuel, no hay vuelta atrás— por primera vez alce mi rostro y clave mis ojos en él, su imponente figura frente a mi parecía irreal, el aura blanca que lo rodeaba y las enormes alas blancas lo hacían ver tal y como era, un ángel de Dios.
— Samuel, solo tienes que decir ....— negué.
— No, ya esta hecho Gabriel. Termina de hacer por lo que te han enviado, esto elegí y seré responsable de mis actos. — logre decir,sentía mi garganta quemar, me erguía aún arrodillado, alce la mirada y vi al cielo, rojo y lejano.
Volví mis ojos al ángel frente a mi y solo asentí, este me miro con pena, desenvainó su espada y la alzó en el aire.
— Dios te bendiga hermano— y con eso, en un solo movimiento, bajo su espada.
Mi respiración se atasco en los pulmones y un sentimiento extraño empezó a invadir mis venas, dolor.
Grité, por todo. Por haber caído, por querer algo prohibido y por el dolor insoportable en mi espalda, las habían cortado.
Con un sonido sordo caí en la tierra húmeda, estas eran las consecuencias de mi elección.
Próximamente