Caldos de Ofenón

Donde se procura un alojamiento

La pequeña nave, que sólo era un cubículo anaranjado con logos de OSSI y motores electrónicos en los cuatro costados, surcaba tranquila el espacio que separaba a su nodriza, Dalara, y el Anillo de Ofenón.

Leynad y Skyvy estaban sentados en sus asientos, que ocupaban la práctica totalidad del espacio disponible en una nave como aquella, únicamente diseñada para trayectos cortos. La navecilla era realmente una pequeña parte de la nave mayor, una habitación que podía “desprenderse” de la nave y recorrer pequeñas distancias en el espacio. Cuando no hacía funciones de nave independiente y permanecía “enganchada” a la nave mayor, podía utilizarse como mirador, pues toda la amplitud de una de sus cuatro paredes era un gran ventanal al espacio.

Ahora, a través de este cristal, Skyvy y Leynad veían como poco a poco el planeta se iba haciendo más grande y ocupaba la práctica totalidad de la zona visible. A lo lejos, por encima de éste, veían una pequeña estructura que debía ser el Anillo, pero todavía no se distinguía muy bien.

Mientras llegaban, Ley pidió a Dalara que le diera más datos sobre el hotel, el planeta y el anillo. La IA de la nave principal, que podía mantener el contacto en toda la distancia que podía recorrer su pequeña navecilla auxiliar, contestó con datos de utilidad.

El hotel se componía de un recinto ajardinado grande, donde podían encontrarse pequeños edificios con gimnasio, piscinas, salas de juegos y hasta un pequeño casino. Después, el edificio más grande era el que albergaba las habitaciones y los comedores. Parecía un sitio agradable donde era fácil encontrar una forma de pasarlo bien.

El anillo era llamado anillo porque el proyecto seguía siendo que acabara siendo un anillo completo que rodeara todo el planeta, con el paso del tiempo. Pero aunque sus primeras construcciones habían resultado un éxito y el planeta Ofenón se sentía extremadamente orgulloso de su Anillo, aquél no era más que una trigésimocuarta parte de un anillo completo. Su superficie construida actual era de cerca de 200 Km de longitud, por tres de anchura. Era un lugar residencial, pero sobretodo, un lugar vacacional, turístico. Habitualmente había en él un gran número de viajeros que permanecían allí durante unos días y se marchaban, pero también otro gran número que se quedaba durante unos meses o incluso años. También vivían allí mismo unas doscientas mil personas que se dedicaban a atender todo aquél turismo proporcionando todo tipo de servicios.

La superficie habitable del anillo era la que ocupaba la parte “interior” del mismo, es decir, aquella que daba al planeta. Gozaba de gravedad artificial propia, que actuaba desde el suelo hasta unos 300 metros de altitud, con la misma intensidad que la del planeta, sin interactuar con ésta. Cuando uno se posaba en el suelo del Anillo, su cielo era pues, el planeta Ofenón. Dalara comentó que esto podía ocasionar mareos y algo de malestar las primeras horas a las personas que presenciaran una visión así por primera vez, pero nada grave.

Dalara también recomendó hacer vida en el hotel. Dada la multitud de opciones de ocio disponibles y la posibilidad de disfrutarlas al aire libre en un entorno controlado, donde cualquiera podría ayudar si se tienen mareos o malestar, salir afuera del edificio no tenía demasiado sentido. Hizo hincapié en que si se salía al exterior, al menos, no se visitara la zona residencial ya que era una zona no recomendable y probablemente peligrosa.

El planeta, por su parte, tenía algo menos de 7000 Km de diámetro en su ecuador, y estaba muy poco achatado. Sus días eran de casi 30 horas, su clima muy agradable y su atmósfera perfectamente respirable por el ser humano. Había sido descubierto unos 40 años atrás por el padre de Leynad y había sido uno de los primeros planetas en venderse. Poseía fauna autóctona, tanto terrestre como marina, pero en poca cantidad y de pequeño tamaño, así como una gran variedad vegetal subacuática, aunque en la superficie el número de especies de plantas era mucho menor. Geográficamente, una sola “isla-continente” de aspecto casi rectangular cuyo centro estaba más o menos situado en el ecuador del planeta era prácticamente toda la superficie emergida. También cerca del ecuador, en la desembocadura de uno de los principales ríos, se encontraba la ciudad de Ofenón City, la ciudad capital del planeta. La capital y única ciudad, pues el resto de la superficie, o permanecía aún virgen, o se dedicaba a labores de agricultura. Los grandes latifundios de la zona sur del continente eran uno de los atractivos turísticos del planeta, ya que proporcionaban unas vistas espectaculares con el inmenso océano de fondo.

Después de la explicación, a Leynad le picó la curiosidad, pues seguramente al igual que el dueño del planeta Ofenón, había leído de joven historias fantásticas de mundos-anillo y siempre se había preguntado algo así:
- Supongo que la curvatura de la superficie del anillo, será más o menos como la del planeta, ¿no, Dalara?

- Así es, la curvatura es ligeramente inferior, pues el anillo está a algo más de 350 Km de altura, en órbita estacionaria. – contestó la nave, ofreciendo los datos.

- Entonces, al igual que en los planetas hay “horizonte”, allí deberán tener otra cosa, ¿no?. ¿Se ve el suelo curvándose hacia arriba?

- Al igual que ocurre en la superficie de un planeta, al ser la curvatura tan insignificante en relación con la distancia de visión de un ser humano, es muy difícil darse cuenta de que realmente se está de pie sobre una superficie curvada. Pero, al igual que ocurre en la superficie del planeta, si uno encuentra un lugar con una superficie extremadamente plana donde pueda ver objetos moverse desde una distancia cercana hacia la lejanía, sí sería más sencillo ver los efectos de esta curvatura. Por desgracia, en el anillo no hay mares ni grandes superficies acuáticas. Tampoco hay una gran superficie sin construir, pues prácticamente conforme se ha ido construyendo el suelo, se ha ido edificando y urbanizando encima de él.




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