Eran cerca de las diez y el restaurante aún estaba lleno de personas. El día viernes sin duda era uno de los días en que más afluencia se tenía y el trabajo era intenso. Priscila se había cansado bastante las primeras dos horas, pero se terminó acostumbrando. Había aprendido un par de nuevas cosas ese día y cuando acabó su turno sentía que aún faltaban muchas cosas por hacer.
Kate se despidió de ella y le dijo que se veían el domingo, pues el sábado iba a ser su día de descanso. Priscila también se despidió, pero camino a los vestidores se sintió culpable de dejar a su nuevo equipo con dos manos menos. Fue a los vestidores y ahí encontró a Rachel que también acababa el turno.
—Hay mucho trabajo en tu área —le dijo Priscila, pues había pasado por ahí y vio a los stewards muy atareados.
—Lo sé, ¿pero qué puedo hacer? Ya se acabó mi turno y mañana tengo que estar aquí para el desayuno. ¡Estoy harta de lavar! Quiero descanso al fin.
—Te entiendo, ¿pero no deberías quedarte un rato más ayudando?
—Priss, las practicantes somos menos importantes de lo que crees. Y una practicante en el área de steward menos, no tengo nada que hacer en ese lugar. Me voy antes que se haga tarde, tengo con las justas para el metro. Con la miseria que me pagan y su mensajito de "La calidad soy yo" no van a conseguir nada de mí.
—Solo era una sugerencia, es que yo de verdad me siento culpable por irme así, aún hay mucho movimiento.
—Priss —dijo ahora muy seria—, ¿sabes qué se celebra el día 6 de setiembre*?
—¿El día del trabajador? —contestó sin entender bien a qué rayos quería llegar con eso.
—El día del trabajador proletario, mi estimada. Y yo no me pienso quedar ni un minuto más en este restaurante tirando al tacho tantos años de lucha proletaria y socialista. Esa gente murió para que me paguen horas extras y que no me exploten más de ocho horas diarias, ¿te parece justo que me quede? Es como una burla por sus muertes.
—Bien, entendí el punto, pero aun así...
—Pues quédate si quieres, pero recuerda que mientras más tarde es peor. Nos vemos otro día y cuídate si piensas salir tarde.
Rachel se fue y Priss no tuvo el valor para quitarse el uniforme. Salió de nuevo a la cocina aún insegura si regresar a su puesto o irse. Rachel tenía mucha razón en lo que le había dicho, pero ella ya veía a esa brigada de cocina como un gran equipo en el que todos debían ayudar. Caminó hacia el área de los steward pensando que quizá sería mejor reemplazar a Rachel. Se presentó como la nueva practicante de cocina y le dijo al jefe que Kate la envió porque los veía muy ocupados. El jefe agradeció a esa chica que parecía caída del cielo, le entregó los guantes para lavar y empezó. El jefe le indicó que debido a su inexperiencia ni tocara la vajilla, pero que si algunos instrumentos de cocina que llegaban y que eso les agilizaría el trabajo a todos. No le importó que le hayan dado una labor nada relevante, sabía que con eso era suficiente.
Minutos después de las once el restaurante cerró y con eso se detuvo el movimiento para los chefs y sus ayudantes. Lo que había que hacer era guardar todas las sobras y entregar todo lo que no estaba limpio y había sido usado para cocinar a los stewards.
—Ha sido una buena noche —le dijo Kate a Adriano. Ella ya se había quitado el uniforme y estaba por irse—. Nos vemos mañana, y que descanses. Hoy te vi un poco tenso, ¿te pasa algo?
—No es nada —contestó tratando de disimular—. También creo que nos fue bien hoy, en un momento me voy yo también.
—Entonces adiós, estoy muy apurada y cansada.
—Nos vemos —dijo sin muchas ganas. Ahora que ella se había ido y ya no había clientes afuera salió a ver cómo iba el comedor. Cameron ya había terminado de hacer que cambiaran la mantelería y solo estaban haciendo la limpieza. Todo estaba listo ya para que "The Oak Bar" siga trabajando solo.
—¿Ya te vas? Hoy luces bastante cansado —le dijo Cameron.
—¿Cansado? Si, quizá lo estoy. Me han dicho de todo hoy, incluyendo bipolar.
—¿Y eso por qué?
—Ya sabes, que me busque una vida y todo eso, a todos se les hace tan raro y hablan de mí, me molesta. No quiero que me pierdan el respeto.
—No lo harán, será todo lo contrario. Ahora creo que debes descansar, yo me encargo de cerrar todo, has tenido un día muy duro.
—Gracias —dijo con una sonrisa. Se sintió un poco más tranquilo, podía irse y sentirse seguro de que todo saldría bien. Entró en la cocina para ver si todo estaba en orden. Quedaban solo un par de stewards limpiando la cocina y había alguien lavando en su área.
Sin querer se acercó a ver cuánto faltaba por lavar y se sorprendió de ver a su nueva practicante. Hace más de una hora que debió haberse ido y sin duda sería muy peligroso que salga sola a esa hora. Pero más se concentró en la idea de qué hacía ella ahí, ¿acaso un castigo de parte de Kate?
—Señorita Hudson —dijo acercándose más. Priscila detuvo lo que estaba haciendo y lo miró inmediatamente con algo de temor. Ya había escuchado entre los stewards, esa misma noche, la dramática historia de Rachel—. ¿Por qué está usted aquí? ¿Qué sucedió?
—No es nada —contestó más tranquila—, no me sentía bien saliendo temprano, sentía que aún faltaban cosas por hacer y vine a ayudar.
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Editado: 04.10.2023