La hora del almuerzo había pasado con éxito en The Oak Room, como siempre se podría decir. Los comensales se habían ido retirando poco a poco hasta que llegó el momento de cerrar la entrada principal y alistar todo para la cena. Adriano pasó la orden para lo que quería que estuviera listo antes de la cena y fue a su oficina a terminar algunos asuntos. Generalmente a esa hora la mayoría descansaba, comía algo y se retiraban pues otro turno empezaba.
Pero quienes nunca tenían descanso, aparte del propio Adriano, eran Cameron, Kate, la panadera y los demás chefs asistentes. Cameron se sentó en una de las mesas del restaurante y ordenó el cambio de la mantelería, felizmente ya no tenía que preocuparse del tema de la mantequilla pues las chicas del turno de la mañana lo habían dejado todo listo.
—Te ves aburrido —le dijo Kate acercándose a él con dos platos en una bandeja—. Adriano ya se encerró en su oficina y estoy segura de que no tiene intensión de salir, ¿qué tal si almorzamos juntos?
—Claro que sí, toma asiento. Y por cierto, así no se lleva una bandeja.
—¡Ah disculpa! ¿Y me puede decir el señor maître cómo es que se lleva una bandeja?
—Así —se puso de pie y ella le entregó la bandeja que sostenía con las dos manos, la tomó con una sola y la elevó a la altura de su hombro—. Esta es la forma correcta de llevar una bandeja, claro que falta ponerle copas, cubiertos y demás cosas que siempre llevamos.
—¿Sabes? Los mozos deberían aprender malabarismo también, no sé cómo lo hacen.
—Es cuestión de equilibrio y práctica —le dijo con una sonrisa—. Además a mí también me estresaría anda haciendo diseños raros solo para un simple almuerzo entre colegas —dijo mirando los platos perfectamente decorados.
—Llámalo costumbre también, ya sabes lo que dicen que todo entra por los ojos, si se ve bonito debe estar rico también.
—Y claro que no dudo de su sabor, así que con tu permiso... —cogieron a la vez los cubiertos y empezaron a comer lo que Kate había preparado.
Cameron decidió que la comida estaría más deliciosa si iba por una botella de vino, dijo que esta vez él invitaba y que ya indicaría que se lo descuenten. Bajó hasta la cava y buscó una botella que pudiera pagar, de buena calidad y además bien conservada. Trató de no demorar mucho y cuando llegó vio a dos personas entrando por el pasillo que daba del hotel hacia el restaurante. Las reconoció de inmediato, una era la joven de la recepción y la otra era Anne Marie. No imaginó que ella iría de visita a esas horas, pero le alegró verla ahí.
—Muchas gracias —le escuchó decir a Anne—. Yo esperaré aquí, Estelle, no te preocupes.
—No es nada —le dijo la chica sonriente—. Yo la sigo en Instagram hace mucho, también he leído su blog. ¡Me encanta! ¿Cuándo otra nota sobre maquillaje? Lo espero con ansias. —Ah vaya, aunque era Leggat la querían hacer Jenner. Si les había comentado que era algo conocida, pero ya vio qué tanto.
—Pronto, ya les estaré informando —contestó sonriente. Anne vivió bastante tiempo en Europa, supuso que no era común para ella encontrar seguidores en su país.
—Buenas tardes, ¿se le ofrece algo? —le preguntó Kate poniéndose de pie.
—Sí, vine a buscar a Cameron, espero no esté ocupado.
—Acaba de ir a buscar algo, me imagino que...
—Ya estoy aquí —dijo al acercarse—. Hola, Anne —dejó la botella de vino sobre la mesa y se acercó a darle un beso en la mejilla—. Qué bueno verte aquí, ¿a qué se debe este milagro?
—Nada, solo quería verte —contestó con una sonrisa y cierto rubor en sus mejillas —. Supuse que era una buena idea a esta hora, fui a la recepción y encontré a Emily, me indició el lugar y me acompañó esta joven.
—Gracias, Estelle, ya puedes irte —le dijo Cameron percibiendo que la joven parecía no tener intención de moverse.
—Si, ya me voy —dijo sin ganas, y no le quedó de otra que retirarse.
—Anne, te presento a Kate, ella es chef del restaurante también.
—Mucho gusto, Kate —le dijo tendiéndole la mano—. Ya había escuchado hablar de ti.
—El gusto es mío. No tenía idea de que mi querido Cameron, prácticamente mi hijo simbólico, estaba saliendo con una chica tan linda y encantadora.
—No es para tanto —dijo ella sonriendo—. Pero me parece que llegué en un mal momento, interrumpo el almuerzo, ¿cierto? Debí haber calculado eso.
—No hay problema —le dijo Kate—. Puedes quedarte a acompañarnos, iré por otro plato si deseas.
—Será un gusto —respondió—. Lamento si interrumpí algo.
—No hay problema —dijo una vez más Cameron y movió la silla para que ella se siente—. No podremos terminar esta botella de vino entre los dos, así que llegaste en buena hora. —Kate se fue y los dejó solos por un rato, pensó que ambos tenían algunas cosas privadas que hablar en su ausencia.
—¿Siempre tienes que ser "maître"? —preguntó sonriendo con picardía —. Tan elegante, tan lindo, tas respetuoso y caballero; incluso en una visita ocasional.
—Soy el maître mientras esté en el restaurante, pero ya te he dicho bien claro que puedo ser lo que tú quieras cuando quieras.
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Editado: 04.10.2023