Caliginoso

Capitulo 2: Sonrisa Burlona

El resto del día había pasado sin más acontecimiento que el nuevo chico sexy en el instituto, para suerte mía no lo vi más después del encuentro en la biblioteca, tal vez se debía al hecho de que estaba huyendo de él, corriendo cobardemente en la dirección contraria en la que se encontrara.

-Amber se va a querer morir – dijo Malia tratando de escudriñar por la ventana hacia la cancha deportiva donde se encontraba la nueva sensación.

-No es para tanto Malia – y cerré mi casillero con más fuerza de la necesaria- es solo un chico.

-No es solo un chico, es el chico más candente de toda Rora - le examine un poco los moretones que era notables en casi toda ella debido al accidente de la noche anterior, las tres habíamos quedado en dar por hecho que nunca había sucedido nada, aun así sentí unas ganas inmensas de preguntarle si se encontraba bien o al igual que a mi todo eso la estaba atormentando, pero me contuve, ella no tenia porque atormentarse, no cuando no había visto al bulto de huesos y ni sabia lo sucedido, es decir ni yo lo sabia bien. Así que caminé de prisa por el pasillo tratando de dejarla atrás, no quería escuchar más nada acerca del sexy bulto de huesos.

Fuera del instituto el frió entumecía hasta los huesos, me abrace más a mi americana queriendo mantenerme en calor, mire al cielo y nubes grises amenazaban con dejar caer su carga en cualquier momento, apresure el paso antes de que el diluvio comenzara. Caminar hasta mi casa era un viaje largo, normalmente me iría con Amber pero para empezar estaba expulsada y seguramente castigada de por vida y para terminar su auto anoche había terminado en partes.

Un poco más allá, en el estacionamiento estaba Matt con su séquito de descerebrados, él me observaba fijamente como si de un trofeo se tratase, llevaba mirándome así el último año y yo no he querido estar nunca en su pared de trofeos. Era el tipo de chico guapo y popular por el que cualquier chica se moriría pero yo sabía su secreto: era un completo idiota.

Mi celular comenzó a vibrar dentro de mi bolso, me costó unos minutos poder encontrarlo y contestar.

-¿Diga?

- Voy a salir del pueblo por el fin de semana, hay pizza en el refrigerador, te quiero

-Ana espera no pue... -ya era tarde, había colgado sin ni siquiera escucharme, como siempre.

-¿puedo llevarte si quieres?

Pegue un pequeño salto del susto, no lo había visto llegar

-No gracias Matt prefiero caminar

-En serio puedo, siempre hay espacio en mi camioneta para ti- rodé mis ojos.

-No creo que a tus amiguitas les guste la idea, además Matt quiero caminar y est...– mi respiración de pronto se agito y mis sentidos se pusieron en alerta de nuevo llegaba a mi ese singular olor que pertenecía a la persona que había estado tratando de evitar desde la mañana, busque velozmente de dónde provenía y me arrepentí casi de inmediato.

Se encontraba recostado en la pared de la puerta del instituto, me estaba observando fijamente con su sonrisa burlona y de brazos cruzados, sin decir más salí de allí sin darle importancia a lo que Matt me decía. Genial Pria ahora eres toda una cobarde, me regañe a mí misma.

15 minutos después volvía a regañarme. Eres una estúpida, debiste aceptar que Matt te llevara. Por lo menos me faltaba medio camino para llegar a casa, porque vivíamos al lado opuesto del pueblo y ya mis pies estaban dándose por vencidos, un paso de cada cinco tropezaban.

Me senté a la orilla de la carretera para darle un respiro a mis pies, una suave brisa me golpeo y literal sentí que me estaba congelando así que abroche por completo mi americana, el cielo ya estaba oscuro el poco sol de esta tarde ya se había escondido hace minutos atrás mientras perdía mis esperanzas sentada sobre la tierra.

Suspire profundo tratando de entender ¿Por qué a mí? tal vez en otra vida hice algo realmente mal. Me levante resignada con el desanimo a millón, tardaría más de media hora en llegar a casa y siempre cabía la posibilidad de quedarme sin pies a medio camino.

No había dado ni dos pasos hacia adelante cuando la luz de los focos de un auto pillo mi atención, un lujoso Jeep Wrangler negro se paro frente a mí y como por quinta vez en el día me quede sin aliento, ahí frente al volante estaba Poe alias bulto de huesos dedicándome una de sus mejores sonrisas. Mordí mi labio inferior, estaba a cinco segundos de un pequeño colapso nervioso si seguía mirándome de esa forma pecaminosa.

-¿Me estas siguiendo? - prácticamente el comentario salió de mi boca por sí solo, él soltó una sonora carcajada que hizo se entrecortara mi respiración.

--¿Te sientes tan afortunada hoy?- se burlo él. Hice una mueca de notorio disgusto y resople.

-Me siento acosada – lo acuse.

-Pues yo te siento paranoica Pria- de nuevo pronuncio mi nombre con especial cuidado. Un escalofrió sacudió todo mi cuerpo, y me abrace a mí misma, atribuiría ese efecto al frio que estaba haciendo, no a él.

-¿Necesitas que te lleve a algún lado? – pregunto haciendo de lado el tema, y yo le agradecía con todo mi ser que se ofreciera a llevarme, estaba segura de que más adelante me arrepentiría de este pequeño momento de debilidad en el que había perdido mi sensatez, pero justo ahora era la idea más acertada.




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