- ¿Me puede dar azúcar? - le digo a la azafata metiendo la mano para tomar otro sobrecito.
- Ya haz cogido siete sobrecitos, ¿Piensas drogarte con azúcar? - dice esta y antes de que le responda empuja su carrito y se va.
¡Ay, pero que humor se trae!
Me recuesto en el asiento, respiro profundamente y reflexiono.
En estos dos meses .
Dos meses llenos de agonía, desesperación y tristeza.
Dos meses sin verla a ella, aquella mujer que me tuvo nueve meses en su vientre y que fue la única persona capaz de amarme, aquella persona que fue incapaz de hacerme daño.
Y ya no está junto a mí.
Un día normal como cualquiera ella fue felizmente a su trabajo, bueno... Felizmente No, ella odiaba trabajar, pero lo hacía por mi.
Luego de que me llevara al instituto y se fuera directamente al trabajo que odia, no la he vuelto a ver.
La policía no hace nada.
Me dicen que están trabajando en el caso pero lo que hacen es empeorarlo todo.
¿Cómo? Pues aquí estoy tomando un avión hacia España donde vive mi padre.
Soy menor de edad y no puedo vivir sola.
Era eso o ir a un orfanato hasta cumplir los dieciocho.
Estoy destrozada por dentro. Siento que estoy ahogandome en un mar de tristeza donde no hay un barco de consuelo a kilómetros.
Y para completar mi círculo de mala suerte mi compañero de asiento es un niño de seis años que no se calla la boca.
-Oye niña - me toca el hombro repetidas veces. Frunzo el ceño con molestia.
- ¿Qué? - digo
- Niña
-Dime
- Niña - sigue tocando mi hombro
- Dime
- Niña
-¡¿Qué?! - susurro/grito.
-Mira mi galleta, mi Mami me la compró donde un hombre que tenía una tienda y el hombre era grande, pero a mi Mami no le importó y me la compró, después caminam....- decía el niño sin parar ¿Cómo podía hablar tan rápido siendo tan pequeño?
Ruedo los ojos molesta mejor busco mis audífonos porque si escucho otra palabra de la boca de este chico juro que me suicido con lo primero que vea, ya sea hasta la barra de colores que está a mi derecha.
Busco rápidamente en la mochila y saco mis audífonos, me los coloco poniendo cualquier canción, lo único que quiero es no poder escuchar a ese odioso infante.
Comienza a sonar una canción y yo comienzo a cantarla o más bien a tararearla porque solo digo disparates con el tono de la canción y para en colmo no sé cantar.
Je,je.
Gente voltea y comienza a mirarme raro, pero a mi no me importa, me río de mi locura y recuerdo que mi madre era igual, ella era algo atrevida y optimista.
Mi sonrisa se desvanece lentamente de mi boca y un sentimiento de nostalgia se cruza por mi cara, me quito los audífonos miro el niño y... él niño sigue hablando.
Tal vez uno de esos disparates que diga me sube el ánimo.
- Mi perro chosky canta igual que tu, - definitivamente no me está subiendo el ánimo - pero solo canta igualito a ti cuando lo baño, ¡Es tan asqueroso! - el niño hace una mueca.
El pequeño se mete lo que queda de su galleta en la boca y comienza a masticar rápidamente.
Volteo mi cara para no verlo masticar como un perro salvaje, pero el me toca el hombro nuevamente, esta vez de una manera más desesperada.
Volteo a verlo de mala gana, pero veo que su cara comienza a tornarse azul.
Y me asusto.
- ¿Estas bien? - le pregunto, él mira y niega con la cabeza rápidamente.
¡Oh no! ¡No me gusta esa cara! El niño se abraza el estomago y se impulsa hasta mi asiento vomitando por completo mis zapatos !
Este será un largo viaje.
..............
La Sra. Boxy me dió la dirección de la casa de mi padre, pero no será necesaria porque él me viene a buscar.
Mi padre se divorció con mi madre hace cuatro años . Él ya tiene otra familia.
Pero no odio a mi padre ni nada parecido como las chicas de telenovelas, simplemente acepto la realidad, este es él mundo real no un drama Queen y debo ser consciente de que ya mis padres no se tenían el mismo afecto que antes.
Camino haciendo que mis zapatos suenen, por todo el agua que le eché tratando de quitar todo el vómito de infante.
Camino rápidamente y choco duramente con un Señor.
Soy una loca distraída, creo que todos en el aeropuerto me van a odiar.
-Lo siento mucho, Señor- le digo
Y sigo, junto con mis maletas, me siento en una de las mesas a esperar.
..............
Espero, espero y espero.
Ya ha pasado casi dos horas y no he visto nada de nada.
Tomo mis maletas y el helado que compré con el dinero que me ofreció la madre del niño para que no formara ningún problema, camino fuera del aeropuerto mientras devoro mi helado como caballo devora la hierva.
Ya me he cansado de esperar.
Camino a donde hay un taxis y levanto la mano indicándoles que necesito uno.
Uno de ellos se acerca a mi.
Abro la puerta de atrás y entro al taxi le digo la dirección de la casa en donde voy a vivir desde ahora y él asiente.
He pasado los siguientes veinte minutos mirando por la ventana, y eso me da hambre le digo al taxista que por favor pare en un restaurante de comida rápida que según lo visto se llama "El roble" me siento en una mesa y pido una hamburguesa y papas con un refresco (tenia antojos de un poco de eso) mi mamá odiaba que comiera eso.
Y ahí volvía esa oleada de nostalgia.
Como mi comida rápidamente y después hago la fila para pagar. Me entro las manos en mi chaqueta para tomar mi cartera y pagar pero...
¡No estaba! Busco en el otro bolsillo, busco en mis pantalones y no está.
- Me da un momento hasta que busque mi cartera, es que esta en el taxis - le digo al cajero y el asiente.
Corro hasta el taxis y la busco pero no estaba ahí.
Y en ese momento me acuerdo cuando choqué con el Señor en el aeropuerto. ¡El Señor me la robó!
-¿Qué pasa señorita?- me pregunta el taxista ahora que lo veía me fijaba más en su aspecto físico, era regordete y tenía una barba con un poco de canas era calvo y lo peor de todo daba muchoooo miedo.