Los días pasaron sin mayores sobresaltos, Emily se había casado y se había ido de luna de miel, Rob cumplió con su promesa y cubrió sus turnos. Milena se enteró por boca de Liz que Santiago ya estaba en pareja, se alegró por él, le gustaba, sí, pero no lo amaba y si la chica lo hacía feliz, ella estaba feliz por él. Aquello no le gustó a Liz, Liz quería que su amiga estuviera tan furiosa como lo estaba ella, que luchara por él, pero Milena no era así. Eso fue solo la primera parte del problema, la segunda parte llegó cuando por como por arte de magia ella se vió envuelta en un evento familiar en el que no solo se anunció el noviazgo de 1 año de su primo Santiago y su joven asistente. Sino que este se arrodilló frente a todos y le propuso matrimonio a la chica y por si eso no fuera poco, la gota que rebozo el vaso fue la presencia del paramédico. Se mostró muy cercano a su primo y su ahora prometida, saludo a los padres de estos y conversó con todos, parecía caerle bien a la mayoría menos a ella.
Cada vez que lo veía algo dentro suyo se removía, eso no hacía más que enojarle porque no tenía tiempo para esas cosas y no estaba dispuesta a dejar entrar a nadie en su vida.
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-Liz, ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan alejada de todos? –Milena se sentó a su lado y la observo detenidamente.
-No me pasa nada, Milena. Solo estoy descansando un poco de tanto bullicio, sabes que no soporto estos eventos familiares y menos ahora con las buenas nuevas. –Esto último lo dijo en el tono más sarcástico que pudo.
-Liz, desde hace un rato te estoy observando y no dejas de mirar al joven que está en compañía de tu primo. ¿Lo conoces de algún lado? ¿Te gusta?
Aquello molestó a Liz, ¿Cómo podía su supuesta mejor amiga creer que ella gustaba de ese tipejo?
-Por supuesto que no, que sea la última vez que menciones una estupidez similar a esa. Sabes que no tengo tiempo para relaciones y de ser así, nunca seria con un muchachito mediocre como ese.
-No entiendo porque te refieres a el de esa forma, a mí me parece un buen chico, no sé si viene o no de una familia acomodada, pero eso es lo de menos.
-No me interesa y punto final. Ya hablaremos luego, tengo que irme.
Liz se levantó, se escabulló por la casa hasta la salida, no tenía intenciones de despedirse de nadie. Chocó contra un cuerpo duro, estuvo a punto de caer al suelo sino fuera porque el individuo en cuestión detuvo su caída. Al levantar la mirada y encontrarse con la suya, la furia se apoderó de ella.
-Suéltame. Al parecer sigues haciendo todo mal. Ahora ni siquiera te fijas por donde caminas.
Rob que estaba sorprendido por las sensaciones que recorrieron todo su sistema al tocarla, solo se quedó en silencio.
-Quítate de mi camino.
Liz lo empujó y fue eso lo que hizo que reaccionara, se volteó solo para ver como ella subía a su auto y se marchaba mientras que a él se le quedaba el corazón acelerado y la sensación de que sus problemas apenas empezaban.