2 horas después Liz salía de aquella casa, estaba agotada, sus padres y su hermana se desahogaron a sus anchas, sus tíos y su primo estuvieron allí para mediar y en una que otra ocasión dijeron algo en apoyo de sus padres. ¿Su hermano? Su hermano solo estaba allí sentado, observando y escuchando todo lo que allí se hablaba, a pesar de no ser muy cercana a la familia, Liz sabía que estaba analizando todo y buscando una solución, no había que ser muy inteligente para saberlo, Cameron siempre fue así.
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- ¡Liz, espera! –Y hablando del rey de roma, Liz se detiene ante los gritos de Cameron y espera a que este la alcance. - Quiero que hablemos unos minutos.
-Cameron, no tengo fuerzas para discutir, con todo lo que paso allá adentro es más que suficiente. –Liz suspiró cansada.
-Creo que lo de hoy ha sido suficiente, quiero hablar de ello, pero no hacerte reproches, todos los que tengo con respecto a tu actitud ya te los dijeron allá adentro, ahora solo quiero brindarte una solución Liz.
- ¿Cuál Cameron? Dime cual porque de verdad no puedo pensar en nada que me redima delante de la familia. ¡Dios, estoy agotada! –Liz se sentó en una fuente que había en el jardín de la casa y Cameron la imitó.
-Liz, aléjate un poco de todo, tomate un tiempo en el hospital, sé que hace unos meses tomaste vacaciones, pero estoy seguro de que Santiago te ayudara con eso. Ve a un lugar que te inspire paz, tranquilidad, no sé, busca remediar el daño que has hecho ayudando a alguien y sobre todo Liz, pide perdón. Pide perdón a ese chico que es la última persona a la que dañaste con tu actitud.
-No se Cameron, ¿Crees que quiera perdonarme después de lo que ha pasado?
-No lo sé Liz, pero tú tampoco lo sabrás nunca si no lo intentas.
-Tienes razón, iré mañana a su trabajo a ver si me dan razón de él. Sé que ya no trabaja allí pero no sé dónde más ir. –Se despidió de su hermano y se marchó.
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Al día siguiente Liz se levantó con el propósito de saber acerca de Robert. Estaba nerviosa, todo lo sucedido el día anterior le había afectado, se podría decir que había abierto los ojos y se había dado cuenta de que necesitaba re direccionar su vida, pero también era consciente de que eso no lo lograría de un día para otro, necesitaba tiempo y espacio, pero primero lo primero.
Llegó al lugar de trabajo de Robert, pero antes de que pudiera preguntar por él, alguien se le acerco por detrás y la tomó del brazo.
- ¿Qué haces aquí? –Emily tenía una mirada oscura, no podía creer que esa mujer pretendiera seguir molestando.
-Estoy aquí para saber de Robert, sé que ya no trabaja aquí, pero yo he venido a... -Liz no sabía cómo decirlo, era complicado tan solo mencionar la palabra, pero sacó fuerzas y... -Estoy aquí para ofrecerle una disculpa.
- ¿En serio? –Emily enarcó una ceja. –¿Y qué te hizo cambiar de opinión?
-Un enfrentamiento con mi familia me hizo abrir los ojos.
Emily la miró a los ojos y vio verdad en ellos, quizá necesitaba una segunda oportunidad y ella no era tan mala persona para no dársela, pero habría que ver que tanto la aprovecharía.
-Ven, quiero hacerte una historia.
Liz se dejó llevar, intrigada por lo que le decía Emily, se sentaron en unas sillas y Emily se dispuso a hablar.
-Mira Liz, cuando Robert entró a trabajar aquí de inmediato se ganó mi corazón, así como lo hace con todos los que lo conocen. Nos asignaron en el mismo turno así que durante un tiempo hemos estado muy cerca, inevitablemente nos hicimos amigos, él es mi mejor amigo.
En cuanto mi esposo lo conoció, lo adoró igual que lo hago yo. De hecho, él tuvo mucho que ver con que yo me fuera de luna de miel, no solo cubrió mis turnos durante una semana para que yo pudiera disfrutar, sino que también nos pagó una luna de miel espectacular en un lugar paradisiaco, ¡Dios, fuimos a las Islas Fiji! ¿Puedes creerlo? Yo aún no lo supero.
Con mi esposo no pensábamos salir del país, no teníamos los medios para algo así, no con la boda en puerta, no somos ricos, aunque trabajamos bastante y vivimos bien, pero la mayoría de nuestros ahorros fueron a parar a una casa que compramos juntos, era lo primordial. El punto es que nos llegó un sobre, era de Rob, allí había 2 boletos de avión y toda nuestra estadía paga, con guía turística incluido, clases de buceo, entre otras cosas y una linda carta donde nos decía cuanto nos quería y que lo hacía porque merecíamos disfrutar una excelente luna de miel.
- ¿Y cómo pudo costear algo así un paramédico? No lo entiendo.
-Ahí viene la segunda parte de la historia y esta si es trágica, triste. Es una parte sensible de la vida de Rob, no suele comentarlo con nadie, pero creo que es justo que lo sepas para que entiendas mi actitud en el hospital y porque quizá, esto te sirva de algo y aprendas a apreciar mejor lo que tienes.
Él pudo costear esto porque tiene dinero Liz, como bien sabes Rob es adoptado, sé que te lo comento, aunque no te conto las circunstancias que llevaron a esto.