Rob llevaba días sin poder dormir bien, reflexionaba de manera constante acerca de lo sucedido. No, el gran problema no era lo que había pasado con Liz, quien dicho sea de paso le había dejado bastante en claro su disgusto. El problema mas grande que tenia Rob era su inocencia o como el solía llamarlo, su estupidez.
Antes ya le habían dicho que debía hacer un intento por cambiar, que su forma de ser, aunque era buena, también daba entrada a que muchos se aprovecharan de el. Rob era la típica persona que no sabia decir que no y siempre anteponía los deseos de los demás por sobre los suyos. Era muy manipulable y le costaba reconocerlo. Siempre había pensado que su forma de ser lo hacia diferente y agradable para muchos y aunque tenia su parte de verdad, también lo hacían un blanco fácil para muchos otros.
Se sentía mal consigo mismo y con los demás, todos estaban un poco enojados por su actitud. Si, incluso aquellos que una vez arremetieron contra Liz hoy lo hacían contra el. El argumento de todos era muy simple, ella había sido directa, cruel pero directa, el por su parte había sido ingenuo y se había dejado utilizar por alguien que buscaba hacerle daño a ella y peor aun, el había pensando que ella era quien cometía el error y se alejaba de el nuevamente.
La noche en la que se había enterado de todo había sido difícil para el, había llamado por teléfono a Liz quien no le contesto. Quiso ir a su casa pero decidió esperar al día siguiente para hacerlo, quería estar mas calmado al momento de hablar con ella. Cuando llego el día siguiente a la fundación, Estela lo busco tal como siempre hacia pero en esta ocasión Rob la ignoro, cosa que sorprendió a la víbora. No entendía su propósito si al final ya había conseguido lo que quería y era separarlos a el y a Liz.
Simplemente quiere llevar las cosas lo mas lejos posible para hacerle mas daño a ella, aquí hay personas que la conocen y ella sabe que se lo dirán.
Fueron las palabras de una voz fina y un tanto dulce, al voltear vio a un chico un tanto afeminado alejarse. Rob no se detuvo mucho a pensar en el chico, que mas daba su inclinación sexual, en lo que si pensó fue en sus palabras, eran lo que realmente importaba y le creía.
Después de terminar el día Rob condujo hasta casa de Liz, pensaba hablar con ella y pedir una disculpa. No la encontró pero a quien si encontró fue a su guardaespaldas, Emma.
-¿Que quieres? -Emma tenia una ceja alzada y estaba parada en la puerta bloqueándola.
-Vine para hablar con Liz, ¿Puedo pasar?
-Por supuesto que no, no puedes pasar y mucho menos hablaras con Liz. ¿Que pretendes hacer? ¿Le pedirás una disculpa y crees que con eso lo solucionaras?
-¿Y que mas puedo hacer? Es lo único que me queda, Emma.
-No Rob, no es lo único. Tienes otra opción y en vez de venir a asediar a Liz, la cual se que no va a aceptar tus disculpas por el momento, puedes trabajar con tu segunda opción. -Emma quería ayudarlos, se querían pero no solo Liz había cometido errores, no solo ella debía cambiar.
-¿Y que otra opción tengo Emma? Dímelo porque no tengo idea. Vine aquí porque la he estado llamando y no contesta mis llamadas, mucho menos mis mensajes.
-Creo que es lo justo.
-Se que esta dolida, Emma pero tienes que entenderme. Tu sabes como era ella antes y yo... -Rob fue interrumpido por una furiosa Emma.
-No te atrevas si quiera a querer justificar tu estúpido comportamiento. Si, Liz ha actuado mal durante gran parte de su vida pero tu estuviste ahí en ultimo tiempo. Tu fuiste testigo de cuantas cosas ha hecho para cambiar, para cambiar por amor a su familia, por amor a ti, por amor a mi y a nuestra pequeña, pero sobretodo por amor a si misma.
Liz supo entender que estaba haciendo mal, necesitó de una buena sacudida pero lo hizo. Desde ese momento ha hecho todo lo posible por darle un giro a su vida, uno que la beneficie a ella y a todos los que la rodeamos. Has sido consciente de sus esfuerzos por conquistarte y ganarse sinceramente tu perdón, ha tratado de ser una buena hija y una buena hermana, cambio su lujosa vivienda por algo mas modesto porque entendió que estaba rodeada de cosas innecesarias, pero tuvo el suficiente buen corazón para pensar en algo que fuera adecuado para nuestra niña, no era su obligación porque no somos nada suyo pero lo hizo. Paga mi universidad, me ayudo a conseguir un trabajo, ha estado trabajando con algunas fundaciones, ¿Quieres que siga mencionando cosas, Rob?
No te atrevas a venir a esta casa a hablar mal de ella. No te atrevas a querer justificar tus estupideces y tus debilidades con su comportamiento anterior porque sabes perfectamente que Liz no es la misma.
Sera mejor que empieces a comprar pantalones de hombre, querido. Tu hijo merece que un hombre en todo el sentido de la palabra sea su padre.- Estas ultimas palabras hicieron que Rob se pusiera pálido.
-¿Hijo? ¿De que hablas Emma? -Rob estaba nervioso, no podía ser lo que estaba pensando.
-Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, no te hagas el inocente. No creo que Liz tarde mucho en darse cuenta y te lo comunique, aunque hayas sido un idiota se que es lo suficientemente madura como para hacértelo saber.