Cambios de rumbo.

Inquisidor.

Cuando entró al sagrado oficio nunca se hubiera imaginado que terminaría siendo inquisidor, un torturador y asesino de infieles a Dios. 
Pero él trabaja de formas extrañas, ya lo dice la Biblia, Jacobo tenía 16 años cuando su padre, un importante mercader de su época, lo llevó al convento franciscano en la ciudad de Toledo, España. Desde aquel día se sumergió en el mundo de la fe cristiana, comandado por la Iglesia Romana y el papa. 
Los primeros años los pasó aprendiendo el oficio de sacerdote pero luego de cinco años, después de haber recibido los sagrados hábitos se le presentó la oportunidad de viajar a América, exactamente a Cartagena de Indias, lugar en el que se sentenciaba a brujas, endemoniados, hechiceros, sacrilegos, blasfemos y demás. 
Al llegar a America fue conducido al tribunal del santo oficio, lugar en el que habitaría hasta su muerte. 
Allí ayudó a condenar y ejecutar en alguna a infieles de la iglesia católica, él con sus propias manos al final de sus días había ejecutado a 36 personas, de la forma más vil que pueda existir, esto por medio de la previa tortura para sacarles los demonios. 
Al momento de su muerte, expresó al confesor que fue a darle la extrema unción que no sentía ningún remordimiento por lo que había hecho, ya que todo fue en nombre de Dios y su palabra. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.