Camila
Mientras Maria se estaciona, decido descartar esas ideas absurdas que invaden mi mente sobre ''El chico de mis sueños''. Es muy poco probable y creíble que un día, en mi caso ocho, sueñes con una persona y que al otro ¡Pum! Aparezca. Eso solo pasa en las películas y cuentos de hadas, y, aunque mi vida no sea difícil, lamentablemente no vivo en uno.
Nos bajamos del auto y me concentré en detallar el aspecto de las 3 personas junto a mí; Amanda lleva un maquillaje llamativo, como es costumbre, y una coleta alta, conjuntamente, va vestida de colegiala con minifalda ¿o ya lo dije? Creo que sí, pero lo que omití, es que hay un Johan con jeans y chaqueta de cuero negra que no deja de mirarle las posaderas. Esos se atraen, aunque lo nieguen. Maria, por su lado, lleva dos coletas muy monas con dos mechones sueltos a los lados, lleva un vestido floreado y va masticando chicle. Amanda también va masticando chicle, lo que me recuerda sacar uno para mí. Por mi parte, traigo puesto un outfit tipo los años 70's.
De repente siento la necesidad de pegarle a Johan, y lo hago. Abro bien la mano y le pego un buen topetazo en el hombro.
Parece que le pegue muy fuete, pues, a parte de salir de su embeleso, hizo una mueca.
-¿Por qué siempre me andas golpeando, coño?
-Deja de andar mirándole la parte de atrás a Amanda y atiende al camino, te vas a comer el contén- esto último lo digo riendo.
Avanzamos hacia la entrada, donde hay más estudiantes que la semana pasada. La mayoría prefiere venir al instituto la segunda semana, y cuando digo la mayoría, incluye al enajenado mental que estoy viendo en este instante.
-Esperen, esperen... ¿Ese no es Rick?- inquiere Amanda.
-Aguanta... yo creo que si- respondo.
El susodicho Rick es el ""chico popular"", con muchas comillas, del instituto. Cada año llega con una temática diferente. Todos podemos venir con lo que se nos antoje, pero él se pasa de la raya, y por eso ha tenido varios conflictos con la administración, que claro, se terminan solucionando con dinero, lo que a él y a su familia le sobra. Eso lo deja claro en sus estupideces.
Este año quiso imitar a la Katniss -me sorprende que tenga algo en el cerebro, pero dudo que haya leído Los Juegos del Hambre- y lleva un traje formal negro, junto a una capa negra, incendiándose, claro. Al parecer, ya ha activado varias alarmas de incendio, y lo peor; viene detrás una Helen Quinn, hermana de Harley Quinn, con dos coletas y, literal, un bate de púas.
Al parecer Rick no se ha dado cuenta de ese pequeño detalle.
-Creo que ya confirmamos quien es el padre- habló Maria, observando como la Quinn comenzaba a correr detrás del chico, después de que éste lo hiciera también cuando se dio cuenta de la chica venía detrás de sí.
Por lo bajo, escucho a Johan rezar un padre nuestro y darle gracias a Dios por el hecho de que el espermatozoide que lleva Helen dentro de sí no le pertenece.
El suyo de seguro se quedó en el preservativo.
-Bien, sigamos.
Continuamos nuestra caminata, llegamos a los pasillos y tomamos nuestros libros de nuestros casilleros establecidos. Dejamos a Johan en la puerta de su salón para luego, en la puerta siguiente, entrar nosotras. No nos asignaron a la misma aula, pero estamos lado a lado.
A pesar de que Johan, en lo que a la edad respecta, es un año mayor que yo, vamos en el mismo grado. Eso se debe a que Johan reprobó una vez; según, intentó sobornar a una maestra y en las demás materias era un vago.
Por eso lo ayudo a hacer las prácticas de Matemática y Literatura, las únicas materias donde me va realmente bien.
Volviendo a mi aula, que es donde estoy, siempre escogemos los mismos asientos en una de las filas junto a la pared: yo voy al final, en la esquina, frente a mí va Maria y frente a Maria va Amanda. Una detrás de otra.
Las demás personas que entran riendo y charlando van llenando los asientos y van cubriendo un poco mi presencia, no soy tan alta que digamos, soy la más pequeña entre Amanda y Maria.
Esa posición me sirve mucho para dormir. Hasta traigo una pequeña almohada, que, por cierto, se la quité a Maria. ¿Ya dije que ella lleva de todo en su mochila?
A parte de tener fama de loca bromista sin límites y de ser del trío chicle, también se me conoce por quedarme dormida en clases de Química. Por eso siempre hago explosiones en el laboratorio, y como tengo reputación, piensan que es a propósito.
Todo el mundo sabe que me duermo, claro, menos el profesor Martínez.
Y hablando del rey de Roma, acaba de entrar con su bata y sus típicos lentes para experimento, aunque no sea día de laboratorio, a dar su clase, sonriente.