4 | ¿Seguro que estás sobria? |

Camila

-Ya terminamos- finalicé.

-¿Qué? ¡No! Todavía tienes que hacer espacio para el conjunto Tommy Hilfiger que utilicé en la academia de baile, cuando imité la coreografía de Britney Spea-

-TERMINAMOS- grité mientras alzaba los brazos en señal de felicidad y me ponía de pie. Ya me dolía el culo de estar tanto tiempo sentada, tratando de organizar mi ropa cuando la garrapata la sacó para poner la suya, además, me dio un tour por su closet, life hacks de estilismo y consejos de cómo combinar la ropa.

Y pensar que yo continuaba usando pantalones a cuadros con blusas a rayas. Y viceversa.

Camil: Yo te lo dije.

-¿Dónde se supone que irá mi conjunto?

-Cuélgalo del techo, quizá- propuse con ironía. Se concentró en mirar al suelo por un momento, el cuál aproveché para salir de la habitación.

Bajando las escaleras me dirigí a la cocina y lo primero que visualicé fue el reloj colgante de naranjas:

9:26

Espero que así mismo como pasa el tiempo, así mismo se acabe el año. No sé cómo sobreviviré con Candace aquí.

Básicamente, a esta hora es que gritamos nuestros saludos o "Buenas Noches", como les decimos.

Me dirijo a la puerta y la abro, inmediatamente me golpea el viento que indica que el verano llegó a su fin. Me preparo para gritar:

-¡HIJOS DE SATANÁS!

Al cabo de unos segundos escucho la voz de Johan:

-¡HERMANAS DE LILITH!

-¡VÓMITOS DE ABORTO! ¡SIN OFERNDER!- se escucha Amanda

-¡PLANTEMOS ÁRBOLES!- esa es Maria. Indiscutible.

Luego de darles las buenas noches, me dirijo a la cocina.

-¿Seguro que estás sobria?- Candace entra en mi campo de visión, mirando a Claude por encima de sus lentes claros. Ya van 31 gafas diferentes con las que la he visto.

No sé cómo una niña de 10 años puede tener más ropa y glamour que yo.

Tampoco es como que me la pase contando sus lentes, para nada.

Mamá se encuentra en la cocina, preparando algo que se ve delicioso, y probablemente ya sé que es, mientras que se ríe con lo que Candace acaba de decir.

Juro que no estaba aquí cuando pasé.

-Tampoco es que sea una alcohólica, para nada Candace- se gira hacia ella y se coloca una mano en el pecho, entrecerrando los ojos- respétame.

Tampoco entiendo cómo puede llevarse bien con su hermana, que le quitó a su marido, y con su sobrina, producto del engaño de su hermana con su marido.

-La última vez que vine estaba llorando porque atropellaron a Timmy- murmuro, más para ella que para nosotras -. Realmente no entiendo como atropellaron a ese animal, era una cotorra, se supone que sabía volar- repuso mientras se quitaba sus lentes y sacaba otros de su bolsillo, tipo gato y color aqua.

-¿Cuántas gafas tienes?- pregunté

-Más que tus años de soltera, y eso, que son muchos- respondió -, demasiados- repuso, colocándose los lentes.

Cam: Pónganle la canción The Next Episode de Snoop Dog, por favor.

-Oh- exclamó Claude.

Lo siguiente que se escuchó fueron dos fuertes carcajadas.

-A ver, a ver... ¿Tu si quiera has tenido?

-No

-¿Entonces?

-Tampoco ando buscando- tomó asiento en la mesa del comedor. Yo hice lo mismo al otro extremo.

-¿Y que te hace pensar que yo sí?

-Amiga, ¿En serio? Ya hasta sueñas con chicos y toda la cosa- respondió -. Pídele al Santo Camilo que te ayude.

Después de terminar la cena, durante la cuál Candace no dejo de hacer chistes sobre mí, burlarse de la cotorra que teníamos y Claude no dejó de darnos todo tipo de consejos, que ni al caso, como la madre protectora que es, recogemos los platos y ordenamos la cocina.

Jugamos piedra, papel o tijera. A Candace le tocó lavar los platos.

Al subir las escaleras y abrir la puerta de la habitación, lo primero que hice fue entornar los ojos.

-¿Es en serio?

-¿Qué cosa?- replicó Candace pasando por mi lado para entrar.

-¿Tu qué crees? Tu ropa esta colgando del techo.

No sé cómo lo hizo, pero junto al armario en una esquina de la habitación, está un pequeñito gancho en el techo, del que cuelga una percha que sostiene su conjunto.