La pequeña Camille miraba a su abuela atenta, pues estaba por contarle otra historia más de su pueblo.
Historias fantasiosas que seguramente la mujer se inventaba.
Ella no creía en criaturas mágicas, pero le parecía entretenido escuchar a su abuela enajenarse en su mundo. Parecía que aquella mujer tenía una gran obsesión con los misterios de Heus.
Poco a poco la abuela empapaba a su nieta de estos conocimientos cada vez que iba a quedarse un temporada a casa de su hija, pero para nada le agradaba la idea a la mamá de la niña que le metiera ideas de ese tipo a su hija, sin embargo, ella no se daba cuenta de cuando la mujer le comentaba una que otra cosa a Camille, sobre todo aquella en la que habla que su alma ya está ligada a alguien más, y que su único verdadero amor, la espera en Heus.
Una niña de 6 años que se la pasa viendo dibujos animados no esta interesado en esas cosas del amor. Solo le produce un mal gesto y una seña de vómito cuando su abuela lo menciona, y llora mucho por que ella no quiere tener novio cuendo crezca.
Aún que al padre le causa gracia lo que dice su hija y pida al cielo por que siempre piense así, a su mamá le causa molestia que lo mencione, y la abuela solo puede limitarse a pensar que es algo inevitable, tarde o temprano la encontrará.