Mi abuela no me había dirigido la palabra en todo el camino, y no por que estuviera molesta, sino por que parecía asimismada en sus pensamientos.
Le había pedido prestado dinero para comprarle el vestido a mi madre, cuando llegara a casa se lo pagaría con el dinero que papá me había dado.
Estaba dispuesta a celebrarle a mi madre su cumpleaños, no se que tan bueno sería, dada las sircuntancias, sin embargo, a mi abuela le pareció una gran idea. Quería que mamá tuviera una pequeña distracción y que mejor que aquel momento, sabiendo que a ella le encantaba su cumpleaños.
De la cocina se encargaría mi abuela, y de la decoración me encargaría yo. Sabía a detalle sus gustos musicales, y también que tipo de vino era su favorito. Yo me encargaría de que mamá se sintiera bien, de que por un momentos olvidara el tormento que era el no tener a mi papá a su lado, y que viera que mas allá del dolor, había una pequeña esperanza de volver a ser feliz.
Cuando llegamos a casa, mi abuela lo primero que hizo fue encerrarse en su habiatacion, explicándome que tomaría un descanso y más tarde comenzaría con la comida.
Yo fui a ver a mamá, y aun que ya eran las dos, ella aun seguía durmiendo, me asegure de aque así fuera.
Me encargue de guardar el vestido en una caja de regalo, y la decore con un moño mediano dorado.
Limpie la sala, el comedor y decore con velas todo el lugar, velas con olor a vainilla. Pará cuando termine el reloj marcó las 5.
Luego de contemplar mi trabajo, comencé a subir las escalores rumbo a la habiatacion de mi abuela, pero el teléfono de casa sonó antes de que pudiera llegar a la mitad. Baje corriendo a contestar.
—Buenas tardes, ¿me comunico con el señor Jonathan Hildas?
Escuchar el nombre de mi padre hizo que sintiera un escalofrío por todo mi cuerpo.
—No está. Soy su hija ¿Quién lo busca?
—Ah, es que hablo de Tonatiuh's restaurant. Tu padre hace dos meses se comunicó con nostros para obtener una recervacion para este día, lamentablemente teníamos lleno. Nos dejó su numero para que nos comunicáramos con él si alguien cancelaba para ese entonces. La insistencia desde ese día fue mucha, y para su fortuna acaban de cancelar dos recervaciones. Me comentó que era una sorpresa para su esposa por su cumpleaños, así que por tal detalle me comunico con usted para ver si quieren tomar la oportunidad.
Sentí una gran felicidad al escuchar aquello. El pensar que papá desde hace tiempo ya viene preparando la sorpresa para mamá. Es realmente increíble como el era con ella, y biseversa. Era un amor resiproco, uno que cualquiera podría llegar a anhelar. Claro, como en todos los matrimonios había discusiones, sin embargo ellos sabían como solucionarlos.
—Sí, nos gustaría tomar la oportunidad.
—Prefecto señorita. ¿A nombre de quien pongo la recervacion?
— A nombre de Magali Richard.
—Muy bien, entonces queda su recervacion a ese nombre y sería a las 9:00 P. M. En punto. Tienen 5 minutos de tolerancia, pasando ese tiempo se cederá la oportunidad. Que pase una linda tarde señorita. Hasta pronto.
—Igualmente y gracias.
Supongo que después de todo, mi abuela no tendrá que preparará la comida.
Abrí la puerta de la habitación de mis... De mamá, y entre sin hacer ruido sosteniendo entre mis manos la caja de regalo. Estaba dándome la espalda recostada de lado donde dormía papá. Estaba despierta, hace un buen rato que lo estaba, pero se había quedado en esa misma posición, mirando el cielo por la ventana. La bandeja que le había subido con comida seguía en el buro de su lado, intacta, no había probado ni un bocado.
—Mamá, ¿como te sientes?
Era tan tonta la pregunta, era obvio como se sentía. No me respondió, ni si quiera se movió.
—Te tengo una sorpresa.
—No estoy para sorpresas ahora. —su voz salió en un hilo.
—Es una de papá, es algo que llevaba preparando desde hace mucho.
Despegó la mirada de la ventana para concentrarse en mi.
—¿De qué trata?
Le mostré la mitad de la caja, y luego la escondí nuevamente atrás de mi espalda. Mamá, por inercia se movió para mirar tras de mi, pero me moví junto con ella para taparle visibilidad.
—Toma asiento, mamá, se que te encantará.
Le ganó la curiosidad, por que sin rechistar tomó asiento, esperando con impaciencia que por fin le mostrará el regalo que papá le había dejado. Sin más, deje la caja en su regazo.
Mi mamá contempló el obsequio, dudando entre si abrirlo o no. Me miró por unos segundos, y tras insitarla a que lo abriera, por fin lo hizo.
Sus ojos brillaron, y seguido de eso, una pequeña sonrisa deslumbró en sus finos labios.
Sacó el vestido mirandolo con detenimiento, con asombro. Vi caerle unas cuantas lágrimas, pero parecía feliz.
—Y hay más —dije, atrayendo su atención. —papá hizo una recervacion en Tonatiuh's. Es para hoy a las 9:00 P.M.
—No creo que sea correcto ir a celebrar, el no está aquí
—Hija— mi madre y yo miramos hacia donde provenía la voz. Mi abuela estaba recargada en el umbral de la puerta— A él le gustaría que fueras. Solo piénsalo, conseguir una recervacion en ese lugar resulta casi imposible y Jonathan lo logró, por ti, por que el sabía cuanto querías ir a ese lugar
Mi abuela también quería que mamá saliera de su habitación, que se distrajera un rato. Y, gracias al cielo, mama al final decidió hacer caso. Prendí la veladora de vainilla en su cuarto de baño, y le llene la tina poniéndole de su jabón favorito con olor a vainilla. Mamá era una gran gran fan de ese aroma, tanto, que llevaba toda mi vida oliendolo todo los días, gracias a ello, me desagrada ese aroma.
Mamá cerró el baño y mientras ella se relajaba, mi abuela y yo fuimos a alistarnos.
~*~
Terminé de hacerme la última onda de mi cabello. Estaba lista ya, solo me ponía las zaptatillas.
Mi madre, se encontraba aun en su habitación, terminando de arreglarse. Y mi abuela recogía las velas que yo me había encargado de esparcir por toda la estancia y comedor, aunque al final los planes hayan cambiado.