Chris Johnson es un joven de 22 años, que es heredero de la empresa de su padre.
"El sábado 30 de Julio de 2043 a las 15:40 horas, murió el señor Thomas, padre de Chris". Siempre sonaba en mi cabeza, cuando mi madre me lo contó. Mi padre murió a la edad de 46 años, por un infarto al corazón. Y dejo la empresa familiar a mi nombre. Ahora yo tengo que hacerme cargo del bienestar y la comodidad de mi familia.
¿El problema? Está en bancarrota y ahora debo salvarla para no perder nuestro patrimonio.
Es difícil el tener que seguir con mi vida y también con la empresa y más cuando quiero ser basquetbolista.
—¡Hijo, ya está tu almuerzo listo en la mesa, baja y come para que puedas irte a la universidad!— me gritó mi madre desde la planta baja de mi casa.
Yo estoy en el segundo piso, terminando de bañarme para ir a estudiar finanzas y seguir con mi carrera deportiva.
Sigo teniendo recuerdos vagos sobre mi padre ausente en mi vida.
—¡Que bien!— exclamé. —Mi padre nunca estuvo conmigo y ahora debo hacerme cargo de su maldita empresa!— grité mientras golpeaba la pared con mi mano, molesto pues, yo no quería hacerme cargo de su empresa. Baje y le hablé a mi madre.
—Madre, ¿Podemos hablar un momento?— pregunté con el ceño fruncido.
—Si es sobre tu futuro Chris, ya hemos hablado de eso. Debes entender que ninguno de tus hermanos está apto para llevar la empresa familiar adelante y tú eres el único heredero—. Me contestó mientras comía un sándwich que me había preparado. Entonces me levanté y fui a la puerta de mi casa.
—Esta bien madre. ¡Gracias por tu apoyo!— le dije sarcásticamente cuando casi salía del comedor.
"No quiero ir a ver mi nueva oficina. ¡De la noche a la mañana, me volví jefe y dueño de la empresa! Wow, vaya futuro que me espera". Pensé mientras cerraba la puerta de mi casa para dirigirme a mi auto.
—Esta bien Chris, al final yo soy el dueño y jefe... Solo soy alguien rico y un empresario a la corta edad de 22 años— me dije para intentar calmarme y no llegar de malhumor a la universidad.
—¡Hola, corazón! ¿Cómo estás?— le pregunté a mi novia, que se llamaba Esther.
—Bien gracias, ¿Y tú amor? ¿Cómo estás?— me contestó.
—Bien, bueno no tan bien pero bueno— le dije intentando calmar mi molestia con mi vida.
—¿Y por qué no estás bien, cariño? ¿Tienes algo? ¿Te ocurrió algo malo?— me preguntó Esther inquietante y preocupada.
—No es nada nuevo, Esther, solo me sigo sintiendo mal por tener que llevar en mi hombro la maldita empresa de mi padre— contesté ya furioso sin agredirla.
—Cariño, ¿Por qué odias a tu padre? Realmente, parece como si lo odiaras—. Me dijo trayendo recuerdos desagradables de mi pasado.
No pude evitar llorar. Todo mi pasado regresaba como recuerdos. Volví a verlo aquella vez haciéndome...
—Esta bien, no lo odio amor. Solo me siento agotado por mi nueva vida, ahora no tengo espacio para relajarme...— seguía hablando cuando sonó el timbre e ingresamos dentro de las aulas.
~Dos horas después...~
Ya casi terminaban las clases cuando recibí una llamada.
¡Riiing! ¡Riiing! ¡Riiing!
—Profesora, disculpe. ¿Puedo salir un momento? No tardaré más que un minuto— le dije y salí por detrás.
—Esta bien, Johnson, pero tendrá dos puntos menos en mi clase—. Me dijo la profesora un poco furiosa.
—¿Bueno? Disculpe, ¿Quién habla?— pregunté justo al momento de contestar la llamada.
—Hola, Jhonson, soy alguien a quien le tienes miedo... Incluso hasta pavor. Si no quieres que dañe a tu familia deberás depositarme 250 mil dólares antes de mañana a las 12:00 pm.
¡El tiempo corre, hijo, el tiempo corre!— me colgó.
Al colgarme la llamada, regrese al aula con los ojos llenos de pánico, pues no sabía quien me había marcado y como me lograron contactar si hace dos semanas había cambiado mi número de celular.
—¿Estás bien, Chris?— me preguntó la profesora.
—Si, estoy bien profesora. No sé preocupe, disculpe por interrumpir su clase— dije y aún con el celular en la mano, seguí en mi clase hasta finalizarla.
"Ahora necesito saber quien me marcó y como..." Me interrumpió otra llamada.
—¿Señor Jhonson?—.
—Sí, soy yo— contesté.
—Necesito que venga rápido a su oficina, tengo un recado que darle. ¡Es de máxima urgencia!— me habló mi secretario un poco asustado.
—Voy para allá, no tardaré—. Colgué.
Tome mi mochila y me fui directo para mí auto. Mi novia y mi mejor amigo quisieron venir conmigo.
Saliendo de la universidad, recibí una tercera llamada.
—¡Hijo! Estás bien, que alivio. No salgas de la universidad, ya mandé al chófer por ti. ¡Necesito que te vengas ya!— me gritó mi madre un poco asustada y nerviosa.
Solo dijo eso y colgó. Ese día se estaba volviendo extraño.
—¿Qué pasa, hermano?— me preguntó mi mejor amigo, llamado James.
—No lo sé, James, sólo mi mamá me marcó y dijo que el chófer venía para la uni y necesito regresar ahora— le dije mientras nos estábamos regresando.
Pasaron unos minutos y llegó mi chófer.
—Jóven Chris, venga rápido que debemos irnos—. Me dijo, y me despedí de James y de Esther.
—¿Qué pasa, Santiago? ¿Por qué mi madre me marcó desesperada?— le pregunté al chófer.
—Yo no soy apto para decirle esto, jóven. Llegando, su madre se lo dirá—. Y diciendo esto, permaneció callado el resto del camino.
Al llegar con mi madre, me abrazó y me besó en la frente.
—¿Qué ocurre, madre? ¿Por qué me marcaste desesperada?— pregunté lleno de intriga.
—¡Te tenemos una sorpresa!— gritó mi madre. —Yo le dije a Andrew y a Henry que te hicieran una broma—. Me dijo mi mamá mientras sonreía al traer mi pastel por mis 23 años.
—Lo había olvidado, no recordé que hoy cumplía años—. Pensé mientras sonreía al ver la gran broma que me habían hecho.
Esto fue difícil, pero me gustó la sorpresa. No fue como hubiera querido pero amo la originalidad.
Editado: 17.07.2023