Capítulo 11. Punto y línea

Kienya y Sharman estaban dentro de sus naves, ambas reflexionando sobre la situación en que se encontraban. La verdad, no sabían si hicieron bien en darle información a Uryan, dado que tenían la sensación de que Mijail se enteraría y buscaría una forma de "alejarlas del camino".

• Un "nativo" del sol puede ser capaz de abastecernos de energía ilimitada. ¿No? - se preguntó Sharman, en voz alta.
• Si su energía fuese ilimitada, Solestelar no se hubiese desvanecido- le respondió Kienya.
• Será porque estuvo millones de años lejos del sol- teorizó Sharman señalando al sol que estaba saliendo por detrás de unas montañas.

Ambas miraron el amanecer. Le habían dicho que a Solestelar siempre le fascinaron los amaneceres, así como también los crepúsculos y las estrellas. Tenía la posibilidad de haber viajado al sol y, sin embargo, prefirió permanecer al lado de Uryan e, incluso, formó una fuerte amistad con Speranwa que perduró por más que no la volvió a ver nunca más. Al final, Solestelar no resistió estar lejos del sol y se desvaneció. Lo mismo pasó con Speranwa y, muy a su pesar, sintieron que a Uryan también le había llegado su hora. Todos pararían en algún "mundo material", tal vez encontrándose de nuevo o sin posibilidades de volver a verse. Depende de en qué punto de ese mundo "nacerían" y "crecerían".

• Otros más también buscan a Solestelar- dijo Kienya- pero tienen malas intenciones.
• Ni en el mundo material la dejarán en paz- dijo Sharman, indignada- al contrario que los "energéticos puros", los "negativos" podemos convivir perfectamente en un "mundo material", sin alterar nuestra consistencia actual. Lo único que pasa es que nuestras vidas se acortan.

El sol salió por completo. Ambas, entonces, activaron sus naves y empezaron a buscar a Uryan. Al menos, esperaban poder charlar con él antes de que le pasara lo mismo que a Solestelar y Speranwa.

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Un ascensor se abrió. De él salió un señor alto, con lentes de sol y un sobretodo marrón. Observó a su alrededor, como si se preguntara en dónde demonios se había metido.

Su mirada se dirigió hacia una mujer, quien estaba mandando mensajes a su celular y hacía equilibrio para cargar las ocho bolsas de compras que realizó en el shopping. El extraño señor se acercó a ella, lentamente, sin interrumpirla. La mujer lo sintió, porque se dio la vuelta y lo observó fijamente.

• Tanto tiempo sin vernos, Mey- le saludó el extraño a la mujer.

Mey sonrió. Miró al hombre de arriba abajo, guardó su celular y dijo:

• No esperaba que me reconocieras, Mefi. Ni menos con el aspecto que llevo ahora.
• Sí. Me fijé que cambiaste el color de cabello, aunque sigues tan joven y hermosa como siempre.

Mey se rió ante las palabras de Mefi. Mefi observó las bolsas que tenía en su brazo. Le sacó una de ellas y vio lo que había en su interior. Encontró un juego de traje de baño femenino de dos piezas, de colores rojo y amarillo.

• Veo que te has adaptado muy bien- dijo Mefi, devolviéndole la bolsa.
• ¡No te burles! - le dijo Mey, alzando todos sus bolsos- he estado años recorriendo diferentes regiones, trazado diversos puntos, conectándolos con líneas para ubicarme mejor. Este mundo es un caos.
• Yo llegué hace una semana y aún estoy confundido. ¿Crees que estamos cerca de hallarla?

Mey se encogió de hombros y empezó a caminar. Mefi la siguió. Ambos contrastaban, dado que ella usaba ropas de colores llamativos y él usaba ropas de colores neutros.

Solo eran extranjeros, que se encontraron de casualidad en un shopping y estaban buscando algo importante.

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Mijail estaba luchando contra un "negativo", dándose ambos fuertes choques de energía capaz de pulverizar a un simple "material".

El "negativo" se llamaba Balzú. Sus cabellos eran grises y tenía los brazos llenos de líneas rojas, producto de su "descomposición material" al intentar transformarse en un ser energético puro golpeándose bruscamente. Balzú también buscaba a Solestelar, solo que la deseaba para adquirir su energía solar y acabar con todos los energéticos puros que existían en el universo.

Mijail, luego de encerrar a Uryan en su nave, empezó a investigar a los "negativos" que buscaban a Solestelar. No pudo hallar a Kienya y Sharman, dado que ellas se encontraban muy bien escondidas. Pero se encontró con Balzú, que odiaba su lado "material" y siempre se lastimaba. Balzú, al sentir la presencia de Mijail, le exigió que le dijera sobre el paradero de Solestelar. Y ahí empezó una fuerte lucha, en que Balzú llevaba las de perder porque su lado material le limitaba en casi todo.

• Si sigues castigando a tu lado material, no lograrás convertirte en un energético puro- le advirtió Mijail a Balzú, al ver sus heridas- es más, tu lado energético colapsará y dejarás de existir.
• Crees saberlo todo. ¿No? - le dijo Balzú, con rabia- creíste que las cosas se solucionarían si liquidabas a todos los "materiales" y "energéticos" que engendraron a los "negativos" juntos. ¿Nunca pensaste que solo querían crear seres vivos nuevos, capaces de coexistir tanto en mundos materiales como en mundos energéticos?

Ambos dejaron de pelear. El lado material de Balzú se destruyó y, rápidamente, su lado energético se desvaneció. Solo que, en vez de desaparecer, Balzú "explotó" y se convirtió en cenizas.

Mijail se quedó reflexionando las palabras de Balzú. Era cierto. Él fue uno de los elegidos a liquidar a todos los energéticos y materiales que engendraron a los negativos. Sus almas se desvanecieron por completo y se integraron en la energía de las plantas, animales, estrellas y cometas. La verdad, siempre creía que lo sabía todo, pero, desde que Solestelar se desvaneció, ya no estaba seguro de nada. En el fondo, deseó que Balzú encarnara en otro planeta, en lo posible, lo bastante alejado de donde estaba Solestelar.