Pequeños rayos de luz entran por la ventana de la habitación de Mikel. La molestia se muestra en los gestos faciales que hace intentando esquivarlos tapándose con la sábana. Suena el despertador y se rinde ante él y despierta finalmente. Se ducha y se prepara para irse a trabajar. El beneficio que se consigue en la floristería es aceptable: 500$. La campanilla de la puerta suena y entra.
-Buenos días Pepi. ¿Qué tal anda hoy?
-Muy bien, Mikel, poco a poco-se ríe.
Deja su bolsa detrás del mostrador y se dispone a trabajar. La mañana pasa lenta puesto que apenas pasan clientes. Mikel se encuentra observando un pequeño arco iris que cuelga del techo como decoración.
-¿Qué miras?-dice Pepi.
-Nada, estaba pensando. Esto...¿Tenemos rosas de diferentes colores?
-Bueno, nunca he visto una rosa que no sea negra, roja o blanca.
Se queda mirando a la nada por un momento.
-¡Eso es! Pepi, necesito seis rosas blancas. Cóbralas de mi sueldo.
-Tranquilo, joven, ¿Qué piensas hacer con ellas?
-Un regalo, para una amiga.
-Mmm...creo que voy entendiendo.
-Vuelvo ahora mismo, dame tres minutos.
Mikel sale de la tienda mientras Pepi le saluda con una sonrisa. Se acerca hacia un bazar y busca sprays de colores: Rojo, amarillo, verde, azul y morado. Y se coloca en el mostrador.
-¿Cuánto es?
-Tres con ochenta-dice el asistente del bazar.
-Gracias.
Vuelve a la floristería y se sienta en la mesa. Coloca las rosas blancas en un papel y una por una las va pintando. Cada una de un color. Después, ata un cartel con un mensaje en la rosa. Cuando llega la hora de cerrar, Mikel va directamente hacia mi casa, pero no llama. Coje una escalera y se sube por el tejado de la casa vecina. Una vez conseguido, se acerca poco a poco hacia la ventana interior y coloca la rosa roja en mi ventana y la golpea, pero nadie la abre. Yo me encuentro leyendo y mi padre está abajo cocinando. Se baja del tejado de la casa vecina y llama al timbre. Es mi padre quién le abre.
-¿Podrías decirle a Alba que abriese la ventana, por favor?
-¿Qué ventana?-dice mi padre extrañado.
-La ventana que está en la segunda planta, señor.
-Está bien, ¿no quieres pasar? Estoy preparando algo para comer.
-Qué va, muchísimas gracias. Bueno, tengo que irme a hacer cosas en casa, un saludo.
Mikel se aleja hacia su casa y mi padre cierra la puerta. Mientras va andando hacia la segunda puerta de entrada, mira hacia arriba y ve la rosa roja colocada en la ventana. Sonríe para sí mismo.
-Qué muchacho este, si es que ya lo dije.-susurra.
Entra en mi habitación.
-Niña, despierta, alguien me ha dejado una nota en la puerta de que vayas a mirar la ventana.
-¿De qué me hablas? ¿quién era?
-No sé, la nota es anónima. Pero es para ti. Trae, que te coloco en la silla.
Mi padre me coloca y comienzo a rodar hacia la ventana. La abro y ahí está. Una rosa roja con pequeñas gotas de agua y una nota. Primero huelo la rosa. El aroma me llega hasta el fondo de mis pulmones. Es muy agradable. Miro la nota: El rojo tan fuerte que ves en esta rosa, muestra la intensidad de cariño que hay en tu corazón. Te quiero.
No pone destinatario. Mi padre sabe perfectamente que es Mikel, pero se queda simplemente observando desde lo lejos mi reacción. Me quedo pensando en quién puede ser, porque está totalmente claro que lo que mi padre piensa es lo que yo nunca pensaría. Puede ser quizás alguien que me vea a mí y que yo no le vea a él.
-Vaya, ¿qué vas a hacer con ella?-dice mi padre.
-Podemos ponerla en agua, es muy bonita, ¿a que sí?-le digo sonriendo.
-Es muy muy bonita. Tan bonita como tú princesita. ¿quién crees que ha podido mandártela?
-No lo sé, es algo que me desconcierta. Mikel no puede ser y...¿más vecinos chicos que vivan por nuestra zona?
-Tú guárdala en agua y no pienses. Seguro que la respuesta está más cerca de lo que crees.
-¿Sí? ¿no sabrás tu nada?
-¿Yo? Qué va, he dicho lo típico que se dice en estas situaciones-me dice riéndose.
Al día siguiente, Mikel, entra en la floristería.
-Jovencito, ¿qué tal ayer con la rosa? ¿triunfó el plan?
-Sí, bueno, espero, ni siquiera vi la reacción. Pero, todavía queda tiempo. Tengo una idea genial para el final de toda esta historia.-dice sonriendo a Pepi.
-¿Cómo es la muchachita?
-Es...guapa, alta...bueno, es la mejor persona que he conocido en toda mi vida. Ella ha hecho que cambie y darme cuenta de lo que de verdad quiero. Pero no ha sido de manera directa, sino...algo despacio.
-Saldrá todo bien, jovencito.-sonríe Pepi a Mikel.
Vuelve a coger otra rosa y la pinta de naranja. Vuelve a realizar el mismo proceso que el del otro día. Cuando va a llamar a la puerta, me dispongo a abrir yo, pero corriendo se acerca mi padre y me detiene.
-No, es algo que espero yo, así que, puedes seguir con lo que estuvieses haciendo, cielo.
-Oh, vaya, entonces te dejo a tí. Y por cierto, que no sepas que los martes y jueves sean los días de maratón de Crepúsculo es grave, eh papá.