Hoy les voy a contar la historia
de una niña que cruzó el mediterráneo y despertó al cielo
ella era cálida
sus ojos un relámpago en el que podías morir.
Su dulzura
se encaminaba a la gloria
y los sentidos
se desprendían del universo.
El mundo, la noche, la lluvia
intentaban apagarle
pero su gracia era valiente
a veces las olas ahogaban
pero su amor desprendía hasta los colores de la tarde
se encontraban entre el roce y la piel
la frescura incluso soñó con su poder.
Se acercaban las tormentas
y seguía trayendo más belleza
su aroma acercaba
la vida sonreía en sus maletas
los latidos sintieron la amena presencia de su voz... y se quedaron,
observaron su cintura, sus cabellos y su porcelana piel
la sed de su olor levantó
se escuchó a kilómetros la felicidad en él.
Todavía bajó el cielo a escuchar
de esa historia impresionante
cuando una mañana
una mujer se convirtió en fuerza.
Alcanzada por el dolor
siguió levantándose, siguió amando.
Sacó su espada
y las mareas cruzó aun con miedo,
tantas hazañas
que de pronto le vieron autografiando.
El teatro fue testigo
como en los estragos hacía milagros
y todo se detenía.
Las flores caminaron
La noche se iluminó.
Todo daba vueltas
pero ella hacía soñar a las estrellas
ella era tan valiente
que el mundo... se rindió a sus pies