Las enfermeras y enfermeros sacan de la habitación a la familia de Candela y entran junto con un carro de reanimación. Es la segunda vez este mes que entra en parada y puede sonar muy egoísta por parte de Eleanor, que es quien tiene el poder de desconectarla, para no hacerlo. Pero entiendo su dolor y su esperanza. Andrómeda ya me dijo que su madre pasó tiempo en coma y tuvo más de una parada. Todos creen que si Eleanor pudo en esa situación, Candela también lo hará. No pierden la esperanza, no hasta que la declaren en muerte cerebral y por el momento hay actividad, bastante buena y esa es su esperanza.
Einar, que es el más alto, está de rodillas, diciendo algo en un idioma que yo entiendo es francés por eso de que Eleanor es una mujer franco – alemana. Sé que los cuatro hijos de Eleanor hablan más de un idioma además del alemán.
— Arlene. – me llama la madre de Einar. – Sigues aquí.
— Creo que él necesita una amiga. – la mujer me sonríe con el rastro de lágrimas grabadas en sus mejillas.
— No creo que él te considere su amiga. – suspira. – Yo te veo más como mi nuera, pero entiende que ahora mismo el dolor es más fuerte que cualquier emoción.
— Lo entiendo perfectamente. – ella no dice nada más.
Se va con su hijo menor y lo abraza, lo consuela. En mis clases de actuación tuve una profesora que me dijo que no siempre tu otra mitad es tu pareja, que es lindo cuando lo es, pero a veces es un amigo, un hermano o un primo. Y si, creo que la otra mitad, por todo lo que de seguro han vivido, de Einar es su hermana. Y es precioso, y a la misma vez demasiado doloroso. Porque no puedo imaginarme por lo que está pasando en estos momentos Einar. El dolor, la tristeza o la desesperación por la que está pasando.
Un doctor sale del cuarto de Candela, con cara de alivio y eso es suficiente para su familia. Saber que aún no la han perdido, que aún hay una pequeña esperanza de que ella siga con vida.
— A pesar de esto, creemos que Candela está mejorando.
— ¿Lo… lo creen? – dice Einar con desespero.
— Si, creemos que ella puede salir de esto. Es una chica fuerte, no pierdan la esperanza.
— Gracias doctor.
Esta noticia es como decirles que está despierta, darles la esperanza aún mayor de que su hija, si hermana, su sobrina y prima despertará es como haberlos llenado de energía a todos ellos. Ahora mismo son felices como hacía demasiado tiempo que no lo eran y es precioso haberlo presenciado. Es como si el color les hubiesen vuelto a la cara, y como si el brillo en sus ojos, que habían perdido volviese con fuerza. Con esa fuerza que mueve a su esperanza.
— Nuestra niña… – solloza Eleanor junto a su marido.
— Todo irá bien mamá. – la abraza el mayor de sus hijos.
Todos se funden en un abrazo enternecedor, ha sido un mes desastroso, un mes en que Candela ha entrado varias veces a quirófano, un mes de incertidumbre, aún no saben si conservará su ojo o si al despertar verá algo por él. Siguen en incertidumbre pero al menos ya hay algo más que hace una semana, ya hay más esperanza. Puede que despierte en un mes más o en un año, pero ellos la van a esperar. Todos los días, no se van a rendir. No hasta que el cuerpo de Candela es su conjunto se rinda.
Me alejo de ellos para ir a la cafetería, son unos adictos al café todos menos Andrómeda así que iré a por un café para todos y a por un té para ella. Debería estar rodando la película que me pidieron, pero no quiero hacerlo. No, porque tengo que interpretar a una chica violada, y pensar que podría serlo de verdad si hubiese estado en Alemania, si mi hermano no me hubiese alejado de ese periodista, me marea y me angustia.
Mientras espero a que hagan todos los cafés recibo una llamada de mi hermano, de seguro está con el resto de chicos de la banda.
— Hola.
— Hola Arlene, ¿cómo van las cosas por allí?
— Candela entró de nuevo en parada, pero los médicos son positivos. – suspiro. – Cada día que pasa, y ella permanece con vida, es un día más que ellos creen que despertará.
— ¿Tú como ves la situación?
— Dolorosa, pero creo que despertará. – suspiro. – ¿Cómo van las cosas allá?
— No vamos a renovar contrato, hablan mal de Einar por no seguir con la gira y quedarse en Alemania y nosotros queremos seguir en grupo pero con una discográfica que nos quiera como seres humanos y no como producto.
— Normal. – despego la oreja un momento del teléfono cuando me llaman para que pague los cafés. – Bueno, hablamos más tarde.
— Cuídate mucho.
Me quedo sentada en un banco de madera pintado de blanco, tiene sentido al estar en el parque privado del hospital. Si fuese de color marrón desentonaría con el blanco pulcro del lugar. Hay niños del área infantil en este lugar, muchos son pacientes de cáncer y es muy triste ver que niños tan pequeños tengan que pasar su vida aquí.
Siento la presencia de alguien a mi lado, miro para saciar mi curiosidad y me encuentro con Einar. Él no me mira, sino que se queda mirando a la fuente que hay cerca de donde estamos sentados. Su semblante no solo es serio como de costumbre, sino que también tiene esas facciones duras por el dolor.
— Cuando empecé a componer, todas mis canciones eran dedicadas a mamá, a Candela y Eda. – medio sonríe. – A mi madre le dedicaba canciones sobre lo genial que era, y sobre cuanto la amaba, ella era la chica de cabellos azabaches.