CanÍbales

EL DIABLO SE APROXIMA.

Cómo una explosión. Como si alguien le escupiera en la cara, así se sintió. Como una patada entre la entrepierna y una bofetada en su rostro viejo,con arrugas alrededor de su rostro y bolsas del cansancio descansando bajo sus ojos.

Estaba sentado en su escritorio sólo. Las lágrimas abundaban sin control porque no había porque retenerlas, era dolor y pérdida, había perdido a otra hija que juró proteger, había perdido una mente brillante. La había llevado al borde, la dejó volar tan rápido, tan deprisa y se lo lamentaba.

Quiso golpear la pared, romper los cristales y gritarle a todo el mundo, pero entendía que no era la culpa de los demás sino suya.

Le habló a sus superiores para poder faltar al trabajo e ir a Alemania por el cuerpo maltratado de Marine, sin embargo Alana lo detuvo, por primera vez sintió odio hacia ella, una impotencia de quitarla de su camino, de gritarle que esto no tenía nada que ver con ella, pero al ver sus ojos llorosos se contuvo, por primera vez había visto dolor en aquellos ojos dominantes que por años mantuvo, no quería dejar que Alana viajará para ver a Marine, porque sinceramente creía que Marine no la quería ver y él no lo permitiría, era egoísta porque la quería tanto. En cada momento del proceso, en cada lágrima y recuperación.

No obstante parecía estar atado de manos, los superiores no le dieron la autorización porque aún tenían que atrapar al violador, del caso de Esperanza, así que no tuvo otra opción que dejar a Alana marcharse y asistir al hospital, recordándole que tenía que contarle cada detalle todas las noches, que no dejará  a Marine sola de nuevo.

 

—Daniel se como te sientes pero lo que Marine va a necesitar cuando despierte será el apoyo de un psicólogo, será incómodo para ella verte ahí cuando la ha atacado un hombre, no tendrás la información y solo la vas a alterar, déjame ir —. Le había rogado Alana.

—¿y si no despierta? ¿Y si es muy tarde? No me puedo quedar aquí sin hacer nada. —expresó enojado.

— Yo estaré con Marine, sabemos que es fuerte, tal vez no tengamos tanto tiempo de conocernos pero reconozco a alguien fuerte cuando lo tengo enfrente. Yo voy a ayudarla.

-pero… - se negaba aceptar—.

Sintió una mano cálida en su hombro y acto seguido un abrazo, como una serpiente sujetando a su presa con delicadeza para no asustarlo, sentía los labios grandes de Alana cerca de su oído.

—Dejame ir a ver a Marine —susurró —. Tú no puedes hacer nada y yo puedo ayudarla. Debes quedarte aquí y dejarme hacer mi trabajo.

 

Aquel hombre no sabía si llorar del dolor o del miedo, sentía que su boca se quedaba seca y sintió un nudo en su garganta. No supo por qué, pero asintió con la cabeza.

Con los segundos Alana tomó sus cosas y se marchó en silencio, ni siquiera noto que se había ido, al estar tan concentrado en otras cosas se olvidó de algo.

 

Alana era peligrosa. Y envío al león con autorización para devorar al cordero.

 

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Fue era viaje largo, estaba sentada en la ventanilla del avión contemplando las nubes y las luces de la ciudad, grabandose todas para cuando en unas horas lo único que vería era el océano. Sus músculos estaban tensos, sus hombros pesaban por el estrés de la noticia, quería arañar se los brazos del coraje, su cólera domina sus sentidos, pensamientos y emociones, le resultaba asqueroso pensar que alguien más intentará asesinar a Marine, si tuviera enfrente aquel tipo era muy probable que le hubiese hecho la peor de las torturas ¿Quién era él para arrebatarle lo que le pertenecía? ¿Qué derecho tenía de herirla? No podía explicárselo.

Afortunadamente las luces estaban apagadas, así nadie podría ver su rostro que reflejaba todas las emociones que encerró con Daniel.

“Daniel va a matar a Marine a este paso” se mordió los labios imaginando que en cuanto llegase a Virginia de nuevo asesinaría a Daniel, era un estorbo para las dos, aunque tal vez Marine nunca lo viese como un obstáculo en su carrera y vida. Posiblemente nunca lo culpó por las desgracias a las que se enfrentó, ni siquiera ahora que estaba tan herida como para morir.




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