Después de aquella conversación mamá ni siquiera me dirigía la mirada, de hecho hasta huía de esta. Pero yo no era muy diferente.
Las cosas en casa estaban muy tensas, papá estaba muy resentido conmigo y tampoco me dirigía mirada alguna, no podía importarme menos.
Pero por alguna razón, estaba en la cama, sin ganas de hacer nada, llorando. Era sábado y aunque mis padres estaban trabajando, Cloe aún estaba en casa, solo estábamos las dos. Que aunque sabía que ella me entendería y me dejaría estar todo el día en la cama, no quería dejarla sola.
Pero no podía, simplemente no podía, mi cuerpo y estado de ánimo no daba para más, mucho había hecho con haberme despertado ese día.
No quería vivir, lo sabía, mi vida era tan mierda que todos lo sabían, yo no debería de haber nacido, todos lo tenían en claro, pero si lo tenían tan en claro ¿Por qué me dejaron vivir?
La noche anterior no había dormido nada, el insomnio me ganó como siempre, mis pensamientos fueron dirigidos a mí, en como siempre lo tenía que arruinar todo solo con mi mera presencia.
De solo pensar en que pude haber tenido una vida diferente, mis ojos se llenaban de lágrimas ¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué demonios no podía ser normal? Como Cloe, ella sí es amada, querida por todos y consentida.
¿Por qué yo no pude obtener nada? Nunca fui suficiente para nadie, ni siquiera para mí, es cierto. Nuca fue suficiente con lo que hacía, siempre quería más de mí misma, peri nunca fue suficiente.
Me di por vencida cuando cumplí los trece ¿De qué me servía estar entre las mejores de la clase? Si nadie iba a estar orgulloso de mí.
Mi vida era una calamidad, un bote, del cual nunca pude tomar rumbo, que solo me llevó a hundirme en mis propios problemas, incluso antes de poder hacer algo al respecto.
Tal vez, si hubiera hecho frente a mis problemas, si me hubiese prestado más atención a mí misma, pero nunca lo hice, nunca me puse a mí en primeras, siempre fueron los demás antes que yo.
Diecinueve años, diagnosticada con depresión, ansiedad, tdah y un montón de problemas mentales más, diecinueve años y nunca pude lograr nada con mi vida.
Estaba viviendo como no quería vivir, ni siquiera quería vivir, no podía. El mundo estaría mucho mejor sin mí, es obvio. Pero ¿Por qué no me había ido? Es verdad que el universo siempre fue muy cruel conmigo. Primero me daba lo peor que podía ofrecer y luego no me dejaba acabar con ellos.
¿Por qué tenía que seguir allí? Estaba más que claro que yo no podía seguir en ese lugar, donde solo daba problemas.
Siempre me engañé, pensando que alguna vez encontraría la luz que da vida, la luz al final del tren, pero esta nunca llegó, la oscuridad me consumió y no pude hacer más que abrazarla. ¿Me quedaba otra alternativa? No.
Al final me quedé en esa cama todo el día, sedada por los antidepresivos.
No era un buen ejemplo para Cloe, nunca lo fui, Ella merecía una mejor hermana que yo, estaba claro. Pero ¿Qué más podía hacer? Solo podía sentarme y esperar el día que la muerte al fin contestara los miles de llamados que le hice a lo largo de mi vida.
¿Por qué esta nunca contestaba? Es que ¿Acaso también era molesta para esta? ¿Mi alma no era digna de una muerte? O Simplemente a todos los llamados que hice nunca contestó, porque sabía que no era mi hora.
Una vez escuché que todos somos salvados de alguna manera u otra, yo solo estaba esperando mi salvación. Quería que la muerte llegara rápido y me sacara de ese abismo.