Capítulo 35
♡Cielo♡
La vampiresa que hay en mí toma el control, alejando a esa arpía de Mi Daniel, lanzándola lejos de él. La música sigue su ritmo, y yo tengo deseos de arrancarle la cabeza.
— ¡Aléjate de él, es mío! Estúpida, ¡solo por esto podría matarte! —la chica vampira se para del piso donde cayó cuando la lancé, y me mira aturdida.
— No sabía, lo siento...—miro a Daniel, él jadea, esta muy caliente ¿tendrá fiebre? Esta agitado, un espasmo recorre su cuerpo, luego simplemente se desmaya. Asustada lo tomo en brazos antes de que caiga al piso, miro a la vampiresa con sospecha y furia. 《Algo no esta bien...》 Acerco mi nariz a sus labios. 《¡Jodida mierda, esto no es bueno!》
— ¡¿Qué le hiciste?! —mi pregunta es clara, no puede mentirme, el temblor de su cuerpo casi es palpable, la miro fijamente y ella baja la vista, 《Esta asustada, no, esta aterrorizada. Ella sabe quién es Daniel, y no me gusta nada, nada》 trato de calmarme, pero la idea de atravesar con mis garras su garganta es muy tentadora— ¡Y es mejor que no me mientas!
— Bueno... yo... yo, le di un trago con una droga para... que... estuviera prendido ya sabes...—sigue temblando, la miro con rabia y si no fuera porque estoy sosteniendo a mi destinado ¡LA MATO!《¡Maldita!》Vuelvo mi mirada de preocupación a mi amor, con los nudillos de mi mano izquierda acaricio la suave piel de su mejilla.
— ¡VETE! —le rugo levantando mi encendida y furiosa mirada hacia la vampiresa. Se va tambaleando, dando torpes pasos, asustada, y mirando a todos lados, no confía en que la deje ir así como así. Sé muy bien que droga es esa, la utilizan en humanos para poder hacer lo que quieran con ellos, pierden su capacidad de mandar en su cuerpo, y solo sienten deseos de tener sexo. Teniendo así una fantástica noche y un despertar incierto, pero casi siempre fatal《¡maldición!》— Adam...
— Estoy aquí. —aparece a mi lado.
— Me lo llevaré. —Nara me mira asustada.
— ¿Qué le pasó a mi hermano?—pregunta preocupada.
— Le dieron la droga llamada Feliz Noche y Fatal Despertar. —hago un mueca de desprecio al pronunciar el nombre.
— Llévalo en su auto, debe tener las llaves en su bolsillo...—asiento rebuscando en sus bolsillos de su pantalón hasta que encontrarlas. Encontrándome también con otra cosilla. Me lo llevo despidiéndome de los chicos, llego al auto, con facilidad lo subo acomodándolo, una vez listo me subo yo.
Después de 30 minutos estamos en el interior de mi habitación, metiéndolo en la bañera para darle una ducha helada, algo que por cierto me aconsejo mi madre.
Mi tío me dijo que mejor me metiera con él en la cama, algo que causo una mirada reprobadora por parte de mi padre, y su insistencia de querer ser él quien se encargara de ayudar a bañar a mi Daniel. Mi madre y mi tío lo convencieron pese al berrinche de padre sobre-protector, que era yo quién debía hacerlo, que era mi obligación, que no se preocupara que yo ya era una mujer adulta, y que Daniel era ni pareja, mi destinado.
Y ahora estoy aquí, y sí, había visto a chicos semi-desnudos, incluso desnudos, pero nunca sentí ningún tipo de calor.
Sentir su piel desnuda en contacto con el tacto de mis manos, oler su maravilloso y único aroma despierta cosas en mí que jamás habías sentido, y de maneras que no sabía que existían. Secarle y ponerle una bata a su cuerpo desnudo, fue una tortura, pero pase la prueba. Los temblores en su cuerpo seguían, y aunque la fiebre había descendido un poco, era probable que volviera a subirle.
Una vez lo acosté en mi cama, acomodándolo bien y arropándolo solo un poco, lo dejo solo para ir a pedirle ropa a mi padre, que es casi de la misma talla. Ya con la ropa en mis manos vuelvo a mi habitación, lo visto, y lo arropo con las sabanas de nuevo, y por unos segundos me quedó como boba observándolo.
Esta dormido, y me pierdo mirándole fijamente, 《No puedo creer que por fin le tengo a mi lado, aunque sea inconsciente, esta a salvo. Maldita Vampiresa, debí haberla matado.》 Alejo mi mirada de él y me voy a la ducha, 《algo que estoy necesitando con urgencia》
Salgo de la ducha, me seco y me coloco mi pijama. Doy un par de vueltas en la habitación, y después de pensarlo un poco, me recuesto en el sofá, pero cinco minutos más tarde me levanto porque tocan la puerta, voy hasta ésta y la abro.
— Hija, haz que se tome esto, elimará de a poco la droga de su sistema...—detiene sus palabras y sabedora de cómo me siento, me entrega una píldora con su mirada llena de preocupación puesta en mí y luego la desvía para mirarlo a él— debes dormir con él...
— ¿Qué?
— Sí hija, necesita otro cuerpo a su lado, y no te preocupes que la píldora evitara que haga algo que no quiera...
— Esta bien. —un suspiro se escapa de mis labios, 《él nunca querría hacer algo conmigo estando en sus cinco sentidos, ¿Y si no le doy la pastilla?》Mi madre se va, yo cierro la puerta poniéndole seguro, descartando aquella idea de no darle el medicamento de mi cabeza.
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Editado: 20.03.2023