♡Daniel♡
Hoy cumplo siete meses desde que estoy en el campamento, y debo admitirlo, ¡Oliver lo logró!
He cambiado, ya no soy aquel chico que no sabía diferenciar entre un hoja de un árbol y una de lechuga. Jajajaja si lo sé ¿bastante estúpido no?
Bueno los chicos de acá también me han enseñado un nuevo vocabulario, y sí, siguen diciéndome Caperucito Rojo, ya no me molesta incluso me divierte pero bueno, hoy me voy de acá, ahora estoy terminando de empacar.
— Muchacho, ¿estás listo?–me pregunta Oliver.
—Sí. –respondo tomando mi equipaje y dando un largo suspiro, tomó mi mochila y salgo de la carpa, veo que todos están afuera de éata esperando para despedirse.
— Ya sabes caperucito, cuando nos necesites ahí estaremos.–habla Adam. Y sí! El mismo Adam con el que me llevaba pésimo al principio, pero ahora es un muy buen amigo, me ha contado su historia, o bueno parte de ella, sé que que en el fondo guarda mucho más de lo que dice. Y también sé que tiene un gran corazón pese a su tosca manera de ser.
— Tú también amigo...–le doy la mano y él me la aprieta, tiro de ella, acercándome para darle un abrazo, el es reacio a este tipo de demostraciones, pero que le voy a hacer, soy así.
— ¡Uuyyy! Se van a extrañar el lobo y el caperucito, Jajajajajajaj...–se burlan los demás presentes, después de todo él fue quien me puso caperucito y yo le digo lobo.
—Bueno chicos. –les digo separándome de Adam, y secándome una lágrima invisible– ¡Extrañenme ahora! –grito dramaticamente y ríendome, despidiéndome con una mano en alto mientras me alejo junto a Oliver.
—Sí claro, ¡en tus sueños, precioso! ¡Acuérdate que me debes una semana en un spa! –me gritan ellos.
— ¡A mí, un viaje a una isla con unas hermosas muñecas! –todavía los escucho gritarme.
—¡Se te olvido la capa roja, caperucito! –escuchó todavía, ya lo bastante lejos, y me pongo melancólico... Jajaja creo que eso no cambio, siempre voy a ser sensible.
Mientras camino con solo una mochila, recuerdo a mis padres, en especial a mi madre y el gran equipaje con el que llegué aquí. Toda mi ropa la compartí con los chicos, y otra sirvió para cosas que nunca hubiera imaginado.
— Lo has hecho bien muchacho, te has ganado el respeto de todos.–habla Oliver.
—Y sus burlas...–me río moviendo mi cabeza igual que Oliver.
Una vez que llegamos al lugar donde nos espera el helicóptero, nos subimos rápidamente a éste. Una vez ya en el asiento trasero del helicóptero, miro por ultima vez aquel inmenso bosque, y recuerdo nuevamente cuando llegue aquí, pensaba que venía de vacaciones, que equivocado estuve.
El helicóptero se eleva, y cierro mis ojos guardando cada recuerdo de este lugar. Desde este momento ya no soy el mismo, lo sé muy bien.
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Editado: 20.03.2023