2 horas antes del show, ya había niños y padres afuera de esa cancha de básquet, toda la ciudad esperando y todos los televisores prendidos para el gran momento, hasta algunos militares veían a su compañero pelear para divertirse.
Wilfredo pasó a su camarín, donde se duchó y durmió un poco…hasta que se levantó y alguien de la producción le dijo: ¿Ya está todo listo?
Wilfredo respondió: Si, pero dile a Aníbal que mi mano derecha está muy mal, que no espere golpes falsos, que solo golpearé al aire y el tendrá que actuar más de lo normal. También recuérdale lo más importante: Hoy tú eres el nuevo héroe.
Se prenden los reflectores, el marcador indica 2 a 2, los buenos y los malos están empatados, ya pelearon los “peleadores secundarios” solamente queda el desempate final entre CAPITAN KABOOM y CAPITAN VILLANO. El combate empieza.
CAPITÁN VILLANO da un derechazo con tal fuerza, que derriba a CAPITAN KABOOM.
Wilfredo piensa: ¿Qué pasa? ¿Qué es esto?.
Entre el mareo y el cansancio de haberse despertado hace poco, vió las muñecas del contricante, que estaban llenas de cicatrices, ¡¡ERA UNO DE LOS SECUESTRADOS!! esas heridas eran obra de la tortura ¿Cómo escapo?
Wilfredo dijo: No, tu no deberías estar aquí, ¿Quién eres?
Vió a lo lejos a su amigo Aníbal, que lo miraba con mucha furia y con lágrimas en los ojos, de desilusión y enojo. En un segundo Wilfredo lo entendió, este preso había escapado y luego de hablerle contado todo a Aníbal, decidieron que el preso pelearía y lo haría de verdad. Eso lo puso furioso, dio el golpe más fuerte que pudo a su contrincante, pero este simplemente lo bloqueó.
Wilfredo gritó de dolor (recordemos que su mano estaba muy dolida)y los niños gritaron con el.
“Sobreviví” pensó Alonso, quien estaba disfrazado de CAPITÁN VILLANO. Una mezcla de desesperación y deseo de venganza, dieron mucha adrenalina a Alonso, en esa euforia se dio cuenta que Wilfredo no era tan fuerte, era robusto…pero su peso lo hacía lento. Lo que pocos saben, es que los excesos (alcohol, mujeres, desvelos, somnolencia y una alimentación basada en caprichos) pueden volverte obeso, lento y tonto.
En situaciones normales, Alonso hubiera tenido todas las de perder, pero era tal el desgaste de su contrincante antes de empezar la pelea, y tanto el deseo de venganza, que dió un golpe tras otro sin respiro. Cada caída, debilitaba aún más al héroe de los niños, la famosa silla no parecía ser de mentira esta vez, no se rompía...era de metal (hasta en eso habían conspirado contra el).
Wilfredo con sus últimas fuerzas, derribó a su contrincante, se paró en las sogas del ring (miró a los niños, por primera vez sintió que no podía perder), se tiró de espaldas, esperando aplastar a este falso oponente y dejarlo fuera de combate cuando su cabeza dió contra la silla que debía ser falsa, nockeándolo muy fuertemente. Algunos le dicen "karma", otros "el universo", los que no creemos en eso pensamos que Wilfredo sufrió en poco tiempo, las consecuencias de todas sus malas decisiones.
Esa cancha de básquet estaba en absoluto silencio, los militares que miraban la televisión no podían creer, esto no se suponía que terminaría así. ¿Era real? ¿Como saberlo? pensaban los altos cargos militares que fueron rápidamente notificados.
Quisiera decir que Alonso pudo vencerle, que la justicia estuvo de su lado, pero esto es la vida real, el le quitó su máscara y los adultos lo reconocieron.
Los niños lloraron, su héroe había caído, la madre de Wilfredo lloraba mientras su hermano (que estaba irreconocible por tantos golpes y alienaciones entró por la puerta).
Margarita: ¿Quién te hizo eso?
Esteban: Esto me lo hizo Will, mas conocido como Capitán Kaboom.
El corazón de esta pobre madre colapsó y no resistió ¿recibió una especie de castigo? nunca lo sabremos.
El mundo de fantasía de los niños, que creamos los adultos, se derrumbaba. Fue como esos capítulos donde los buenos pierden. Aunque ningún adulto estaba triste, al conocer la verdadera identidad del héroe, que tanto mal les hacía y nunca podían oponérsele. Los altos cargos estaban llenos de incertidumbre.
Al contrario de los niños, los adultos si reían, gritaban y lloraban de alegría, porque para ellos por fín el bueno había ganado, sin importar lo que pase después, el bueno ganó. Ahí fue cuando el locutor tomó el brazo de Alonso y dijo fuertemente y sin pensarlo : Hoy tú eres el nuevo héroe.
FIN