Capricho (arte y Destino)

35

A regañadientes salió de la oficina.

  - ¡No tengo mucho tiempo! – presionó varias veces el botón del ascensor – Por favor abre – le rogaba con las manos – no quiero bajar por las gradas.

  - ¡Isabelle! – oyó gritar desde la oficina

  - Ya voy – chitó su lengua - No quiero bajar por las gradas - zapateó el suelo – Ya que – dijo resignada - con cuidado – se advertía a sí misma, no quería rodar por las gradas, ya tenia suficiente con lo que le había ocurrido en la mañana.

  - Es complicado – escuchó una voz bastante familiar

Se colgó de la baranda para observar de quien se trataba.

  - Es él - susurró

Bajó despacio no quería que se diera cuenta de su presencia.

  - Lo respetan. Además, no es fácil ganarse su confianza – era la voz de Esteban

  - ¿Ganarse la confianza? – pensó - ¿De quién?

  - No, yo le aviso cualquier cambio – dijo alejándose.

  - ¿Está tratando de engañar a otra mujer? – se preguntó - Es como una organización. No está solo, hay más personas. Eso quiere decir que nos investigan antes de atacar

Le sorprendió de lo complejo que resultaron ser las cosas. Se pasó uno de sus dedos a sus labios pensativa.

  - ¿Eso quiere decir que, nunca podre recuperar mi dinero?

Necesitaba pensarlo con mucho mas calma. No quería ni pensar en renunciar lo que tanto esfuerzo le había costado. Observó por donde se había ido.

  - Primero debo averiguar quiénes son – continuó bajando las gradas.

Escuchó que su celular timbraba, decidió ignorarlo sabía que era sus compañeros de trabajo queriendo reclamarle por no llegar aún.

  - Que impacientes – trató de apresurarse – ¡Necesito 20 órdenes para llevar! – dijo desde la puerta

Algunos clientes se llevaron la mano en el pecho por el susto que les había llevado aquella mujer. La misma Wara dio un salto que por poco hace caer lo que llevaba en la bandeja.

  - Bienvenida – respondió pacientemente Wara – que llevara específicamente.

Se colocó detrás del mostrador.

  - Yo creo que 20 cafés lates estarán bien – respondió Isabelle – y con masitas surtidas, no sé qué les podría gustar.

Wara estaba contenta era la venta más grande que había tenido hasta el momento.

  - Espere un momento por favor – ingresó a la cocina para preparar los cafés

  - Espero que no tarde mucho

Decidió darse una vuelta por Olie, e ingresar al pequeño jardín que tenía en un costado, con mesas y pequeñas plantas con sus flores, y picaflores que volaban de aqui por alla.

  - ¿Necesitan una empleada? – se encontró con uno de los avisos colados en una de las ventanas.

Sin saber porque lo hacía exactamente, despegó de la ventana sin que Wara se diera cuenta y la guardo en su cartera, algunos de los clientes veían lo que hacía y luego volteaban en dirección a la cocina.

  - Shhh – les dijo para que no hablaran.

Aquí tiene, salió de la cocina Wara con todo ya envuelto.

  - Gracias

Pagó la cuenta y se dirigió nuevamente a su trabajo.

.-.-.-.

  - Mmmm

Observaba, entrecerrando los ojos, una de las ventanas

  - El anunció ya no esta

Con su cabeza apoyada en una de sus manos, trataba de entender porque Isabelle se había llevado el aviso.

  - ¿Pretenderá pedir el trabajo? – se preguntó – pero si ya tiene uno – inclinó su cabeza hacia el otro lado – tal vez quiere traer a alguien que esté interesado en el trabajo.

Sacó otro aviso de su folder y la volvió a colocar en la ventana. Por supuesto tardo otros 15 minutos en encontrar que estuviera perfectamente recto.

  - Debería aprovechar ahora que no hay clientes – observó la bolsa negra que había traído aquella madrugada – hoy es el último día de la feria luego tendré que esperar hasta que otra fecha importante se aproxime ¿Cuál es la otra fecha? – miró su pequeño calendario – ¡oh! no falta mucho. Pero igual debo terminar de vender los peluches hoy.




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