Capricho (arte y Destino)

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  - Eh…¿Wara? – movió su mano al rostro de su compañera

Ella se encontraba perdida, inmersa en sus pensamientos, con cuchillo en el aire y una torta esperando ser cortada. Decidió darle una pequeña palmada en la espalda.

  - ¡Isabelle! – pestañeó varias veces – ¿En qué momento llegaste? – se apresuró con el pedido.

  - Como hace cinco minutos – respondió - ¿Te encuentras bien?

  - Si – sonrió

¡TIC, TIC! Sonó su alarma.

  - AHHHH – dio un salto. Haciendo que Wara también lo hiciera por el grito, apresurándose en apagarlo – ¡Ese maldito reloj de nuevo! – dijo Isabelle tocándose el pecho.

Sintió como la sonrisa de su compañera se apagaba, y nuevamente se quedaba pensativa, además de que su piel palidecía.

  - ¿Wara? – algo malo tuvo que ocurrir – ¿Lamento ofender a tu reloj?

Por unos instantes Wara la observó desconcertada, pero rápidamente recuperó la compostura.

  - No te preocupes – respondió – voy … a – lo dudo por un instante – Voy a salir

Se dirigió al vestuario.

  - ¿Otra vez? – dijo siguiéndola hacia el vestuario

No quiso ser entrometida, solo que no pudo evitarlo. Esa mirada risueña, con vida, fue la primera vez que la vio, quiso saber quién fue el que la puso asi de contenta la noche anterior.

Wara sonrió levemente

  - No estoy segura a qué hora llegaré, por lo que si no regresó a las 9 pm tendrás que cerrar tú – respondió – Tengo un asunto pendiente.

Desde el otro lado se escucharon las campanillas tocar, Isabelle la observó por un momento, y luego se dirigió a atender a los clientes.

  - ¡Por qué! – bajó sus hombros quejándose Wara, observaba su reflejo en el espejo - ¿Por qué me tiene que pasar estas cosas? – arreglaba de mala gana sus trenzas despeinadas por la pañoleta que estuvo ahí antes.

Respiró hondo.

  - Cuanto antes mejor

Salió decidida; antes le entregó a Isabelle una lista de indicaciones y recomendaciones en caso de que ocurriera alguna emergencia.

  - Y más listas – pensó Isabelle – tranquila lo hare bien – se despidió de ella.

La siguió con la mirada hasta que Wara desapareció.

  - ¿Sera que tiene una cita? – se preguntó – ji, ji, ji – ya se las arreglaría para sacarle información.

.-.-.-

  - Ojalá se haya olvidado

Parada en la casa de Nathan, Wara esperaba impaciente. Ya llevaba como media hora ahí, parecía que no había nadie.

  - ¡Bien! – camino en reversa lentamente – Toqué la puerta varias veces, lo llame y no contestó y lo espere por 30 minutos. No es mi culpa

Se dio la media vuelta, feliz por no tener que ir a una falsa cita. O eso pensó porque de la nada apareció Nathan en su auto, estacionándose en el garaje.

  - Ay, qué mal – susurró ella – dándose la media vuelta para volver.

  - Llegaste temprano – bajó del auto y se sacó sus gafas.

  - ¿Gafas de sol en la noche? – pensó Wara

Nathan la observó de pies a cabeza. Wara retrocedió al darse cuenta que la observaba.  

  - ¿Qué tengo? – pensó Wara mirándose ella también.

Ella vestía con un pantalón chupin desgastado, con unos tenis de trapo, una polera blanca, y una camisa a cuadros, y encima traía una chamarra azul, sus largas trenzas colgaban atrás.

  - Si no me equivoco te dije que te pusieras linda, veo que no me hiciste caso – Wara se encogió en hombros – Espérame saldré rápido

  - Ojalá y te caigas – pensó, un poco resentida por lo que le había dicho.

En el interior de la casa se escuchó un golpe, un pequeño grito y una grosería. Wara sonrió al escuchar eso, pero minutos después se sintió mal por él. Al final tuvo que esperar otra media hora para que Nathan saliera de su casa, en ese punto Wara ya se encontraba cabeceando sentada en la acera.

  - ¡Ey! – la llamó. Ella despertó de golpe.

  - ¡Presente! – mirando para ambos lados

  - Sube al auto

Nathan empezaba a cuestionarse porque la había escogido a ella. Por su parte Wara obedeció sin poner excusas, cuanto antes terminara todo mejor para ella.

  - En el copiloto – dijo él – no soy tu chofer.

Wara cerró la puerta de atrás e ingreso adelante, observó detalladamente el auto colocándose el cinturón de seguridad, era la primera vez que subía a uno lujoso, por unos instantes se sintió importante.

  - Parece que le llamó la atención más el auto que yo

Miró a Lina ofendido, ella ni siquiera lo observó cuando salió de la casa, es mas no lo hacía mientras conducían. Lina miraba las calles perdida en sus pensamientos.

  - Solo será un par de horas, ¡tú puedes Wara! – se dijo a si misma




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