CAPITULO 7

ALGUNAS INSINUACIONES

A los siguientes días Bárbara se encargó de enseñarle tanto como podía, en la cama, la cocina, la sala y hasta el balcón, el baño y una de esas los dos de pie. Por los momentos no había quien le dijera si era eso algo bueno o malo, pero en todas esas ocasiones disfruto y se hicieron algo íntimos, muy íntimos siendo sincero.

Los demás chicos le preguntaban sobre que paso aquella noche pero él estaba reacio a divulgar cosas personales, y por la mirada que le dio Bárbara supo que siguiera sin abrir la boca sobre ese tema.

- No es algo que les incumbe – había dio un día.

- Solo lo quieres para ti solita ¿verdad? – Había escuchado una conversación que tenía con su amiga, por el tono de la otra podría decirse que estaba un poco celosa de la chica.

- Cállate Lety, quieres que sea el coge culo de todas las del edifico ¿será? Espero y no se te vaya la lengua más de lo debido en compañía de las barbis-bagres.

- Por quien me tomas, amiga, se siento ofendida.

- Como si no supiera que te encanta un chisme.

Esa semana tuvieron una gran discusión las dos amigas y no se hablaron por algunos días. Esos donde Bárbara le mostraba los lugares de la ciudad para después regresar y tener un buen sexo. Hasta que sus clases comenzaron y se dejaron de ver seguido, solo los fines de semana y por cortos periodos de tiempo, ya que él tenía que estudiar y prepararse para sus exámenes y exposiciones, sacar una nota baja de 4 era peor que ser pateado en las bolas, y ese dolor ya lo había experimentado.

La primera semana en la universidad fue un poco tranquilo, aunque noto que varias de sus compañeras se acercaban a preguntarle cosas tontas, que él contestaba en palabras cortas, luego estas se iban para cuchichear con sus amigas, se extrañaba de sus comportamientos pero lo dejaba pasar para seguir estudiando lo que mostraba el libro.

Sus padres le escribían seguido, preguntándole por él y como estaba, queriendo saber lo que hacía y lo que tenía pensado, si salía o no, pero el solo daba respuestas vagas a sus preguntas. Si le preguntaban si los extrañaba respondería con un si firme, pero no quería que le vieran lacara en esos momentos.

Por si padre, pensó, que estaría todo bien, pero por su madre, eso sí que no quería nada, la amaba pero ella notaba con solo verlo lo que le pasaba en ese momento, y por un tiempo quería guardarse sus cosas, aprender a ser un adulto y resolver sus problemas internos y externos.

Uno de esos era su amistad con Bárbara, si se podía llamar problema, la situación es que estaban mucho tiempo juntos, y le gustaba mucho pero se sentía culpable, como si estuviera traicionando a su carita de ángel, a su pequeña Anni, aunque ella no entendería eso. El caso es que los dos eran lo más parecidos a novios, pero ninguno de los dos se dignaba aclarar la relación, si serian solo amigos con derechos o algo más.

Él no sabía su ella querría algo mas pero le daba vergüenza siquiera pensar en preguntarle, así que como todo lo demás, lo dejaba pasar. Pero admitía en su interior que esa mujer lo traía un poco loco, se metía en su cabeza y sus sabanas pero no en su corazón.

Los demás chicos del edificio lo invitaban seguido a fiestas, pero el asistía a una cada mes, con la excusa de que necesitaba estudiar más, limpiar la casa, lavar la ropa y hasta cocinar lo de la semana, pero eso ultimo era una completa farsa, ya que al parecer su amiga íntima se ocupaba de cocinarle seguido para que no aguantara mucha hambre.

- Daven, necesitamos empezar el trabajo para la clase de la semana que viene y ya estamos atrasados con eso – empezó una compañera de clases con piel morena y cabello largo y con ondas – Estaba hablando con los demás y todos tenemos libre hoy en la tarde.

- ¿Dónde nos reuniremos? – quiso recortar su charla interrumpiéndola.

- Ese es el detalle, te quería preguntas que si… ¿podemos reunirnos en tu casa? – Lo considero algunos segundos.

- La condición es que no harán mucho ruido hasta estar dentro del departamento. – ella asintió escuchando a medias.

Se fue para hablar con los demás mientras el guardaba todo en el bolso para irse del lugar, cuando guardo todo fue a reunirse con sus compañeros.

- Les dejare claro, yo vivo en un edificio donde el dueño es una persona muy estricta, cuando crucemos la puerta de mi departamento pueden gritar si quieren… ¿Listos? – todos asintieron y el agarro por su camino con sus compañeros detrás.

En todo el camino la paso conversando con sus compañeros, que parecieron ser muy geniales e inteligentes, la prioridad de cada uno era su carrera y eso le agrado. Karla, nombre de la chica que se había comunicado con el ara reunirse se le acercaba mucho y lo incomodaba con los comentarios.

“Me gustan tus pestañas, son tan largas”

“¿No quieres ir conmigo en la siguiente evaluación?”

“Te puedo dar un recorrido por la ciudad para que la conozcas”

“No sé por qué tengo curiosidad de saber dónde vives”

Y algunas cosas más con tono insinuante, una sonrisa coqueta y ojos de muñeca, se movía cerca de él rosando su brazo y hasta chocando con su pecho, el solo agarraba las tiras del bolso y aceptaba las disculpas tontas que la chica le daba.

Cuando llegaron los dejo en la sala mientras él iba a su cuarto a dejar sus cosas y sacar su laptop para las investigaciones, empezaron un poco alborotados pero a las horas ya tenían el trabajo casi terminado y todos ya estaban un poco cansados, algunos los llamo su madre y se fueron despidiendo de Daven, el cerro la laptop cuando vio a todos levantarse del sofá.

- Nos vemos mañana chicos, tengan cuidado en la salida… - dijo metiéndoles miedo sobre el dueño del lugar, era un hombre recto, que daba miedo para la mayoría.

Los vio caminar al pasillo de camino a la puerta y él se fue a su cuarto para quitarse la ropa que ya llevaba todo el día puesta, y echarse un gran baño. Paso la franela por su cabeza mientras se quitaba los zapatos pisando el talón de estos.