LOBO Y LOBA
Por la mañana Anni fue a su habitación después de despertar junto a Daven, este dormía aun, le dejo un beso en su cachete y se levantó con cuidado para no despertarlo, tarea difícil ya que él tenía un brazo rodeándola, él se acomodó pero no abrió los ojos y en puntillas ella salió del cuarto y fue al suyo, allí dejo su regalo olvidándose del papel que la noche anterior Daven había escrito para ella.
Se dio un baño rápido y bajo para preparar el desayuno, raro fue conseguir a sus padres cocinando, se sentía un ambiente familiar y hogareño.
- Buenos días a los dos.
- Buenos días Anni.
- Buenos días quería ¿Cómo amaneció Daven?
- Pues, todavía duerme, raro en el que siempre ando dispuesto, me hace sentir rara.
- A nosotros también – dijeron los dos al mismo tiempo.
- Bajo para prepararle su desayuno, así no baja.
- Buena idea hija, toma esta bandeja y llévasela.
En esta había un tazón de avena cocida, dos sándwich y un jugo de naranja con una rodaja muy fina en el tope.
- Gracias mami.
Le lanzo un beso picara y se fue con bandeja en mano, cuando llego al cuarto de Daven ya se encontraba despierto y su rostro se ilumino cuando la vio entrar.
- Buenos días suicida.
- Buenos días mujer del cielo, gracias por la comida – se puso de una a masticar – Tengo tanta hambre – dijo con la boca llena.
- Donde quedo su elegancia.
- Murió ayer, ahora soy hombre nuevo.
- Mmm…
- ¿Te he dicho que eres un ángel que la luna me envió? – le dijo después de un rato, cuando ya no había nada en la bandeja.
- Lo sé, soy lo mejor del mundo, pero me parece que tardaste mucho en darte cuenta…
- No merezco a un ángel como tú, sería como una hormiga…
- Que tonto – le golpeo el brazo, el hizo una mueca y se quejó - ¿Te lastime? – se asustó.
Daven empezó a reír a carcajada pero ella no entendía nada y no puso seguirle.
- Bien, no lo hiciste, solo fingí.
- No lo hagas – lo golpeo de nuevo – me asusté mucho.
- No te preocupes, estoy bien, ya creo que puedo volver al trabajo…
- Ni loco, si quieres te traigo las cosas para acá pero tú no bajas.
- ¿Cómo te convenzo?
- No podrás, así que ríndete. Es más, yo te ayudo.
- Bien – dijo el reprimiendo una sonrisa pero fingiendo fastidio. – Lo que tu digas, mujer.
Anni hizo lo que prometió, y subió todo lo que tenía en la oficina y lo ordeno todo meticulosamente en una esquina, hasta hizo que metieran una pequeña meza de plástico que utilizaban en eventos que se guardaba en el garaje.
Y se concentró en papeles y hablo de algunos problemas con Daven, ella guardando tanta información que él le daba y el contemplándola cuando se descuidaba o se concentraba en lo escrito en los papeles. La mayoría de cosas llevaban leyes de por medio, a ella se le complico entender todo pero al final de la semana ya sabía todo lo él tuvo que hacer para que su proyecto se llevara a cambio, a pesar de ser una manada fuera del foco humano el lugar donde vivían seguía siendo propiedad del país, y cualquier cosa que se pensara hacer pasaría por ese largo proceso.
- En la otra manada aprendí todo de esto ya que vivíamos con humanos, rodeados de ellos, en el centro del centro ¿me entiendes?
- ¿Y no los descubrían?
- Claro que sí, pero era una población mínima, parejas de hombres o mujeres lobos y en el caso, donde yo viví un piso para ellos y uno para nosotros…
Daven como buen profesor paciente, le comunico un poco de su vida en la ciudad y la diferencia para él, lo que soporto, ventajas y desventajas, pero ella solo conocía una vida y era en ese lugar junto al bosque.
Había un lugar en particular que conservaba en su corazón, aquel que visitaba una vez al año y siempre la misma fecha. Recordó que desde que Daven había llegado se había saltado esa fecha, estaba tan concentrada ignorándolo y peleando con el que no se acordó. Como olvidar el lugar donde la primera vez que fue sentido amor y el resto de los años algo parecido al odio, pero ese sentimiento ya estaba olvidado.
- ¿Seguro que estas bien?
- 100 %, si quieres comprobarlo déjame y me lanzo por la ventana - dijo cansado de que lo tratara como paralitico.
- No te atreves – lo reto y después cayó en cuenta de sus palabras pero era demasiado tarde, Daven ya estaba abriendo la ventana con medio cuerpo fuera – No lo hagas NOOO
Grito y se asomó, en el monte que rodeaba la casa estaba un gran lobo mirándola desde la distancia.
- ESTAS DEMENTE – grito histérica – TE ODIOOO
*Lo amas* dijo su loba y la reprendió.
“Calla animal, que estoy que me da un paro cardiaco”
Lo vio darle la espalda y caminar al bosque, se lanzó también transformándose en el aire, él se dio cuenta que ella la perseguía y corrió y ella también lo hizo tratando de alcanzarlo, como niños jugando a las carreras, pasaron casi todo el día, olvidándose de las preocupación.
En un punto llegaron al risco de una pequeña cascada y Daven maniobro y quedo detrás de ella, se lanzaron cayendo al agua y volviendo a su cuerpo humano.
- Te tengo mi lobita – dijo rodeando la cintura de Anni.
- Suéltame pervertido – lo empujo y se tapó sus partes, medio cuerpo sumergido en el agua.
- Esa inocencia tuya, ya quiero llegar a la parte donde me muestres tu cuerpo sin avergonzarte…
- Sigue diciendo esas cosas y nunca lo harás.
- El mio puedes verlo cuando y donde quieras, a la hora que quieras y…
Anni lo dejo con la palabra en la boca y corrió perdiéndose en el bosque en su forma animal, para refugiarse en la casa.
Anni ahora con las tardes libres se liberaba en el bosque para tranquilidad, pensando en cómo habían cambiado las cosas llego al mercado, tantas veces recorriendo ese camino, pensó en que si subcociente la trajo hasta allí debía ser por algo, después de mucho tiempo de huyéndole a sus amigos, Menos con Diana, con ella si se había vuelto más cercana.