Caroline

Prefacio

El pasado me persigue, no importa cuánto escape o donde me esconda, siempre mi verdugo me encuentra.

¿Por qué me odia?

¿Por qué se empeña en dañarme?

Se supone que debería cuidarme. Eso hace la familia.

—Deja de buscar. No vendrá a salvarte.

Lo sé. Me odia. Él piensa que lo traicione, que solo lo use, que me burle de él y que lo entregue en bandeja de plata a su enemigo.

Sus últimas palabras están grabadas en mi memoria. Se repiten constantemente, el recuerdo hace que la herida de mi corazón sea cada vez más profunda.

Sé que todas las acusaciones me apuntaban a mí como la culpable. Las evidencias me hicieron quedar como la oveja disfrazada de lobo, llevándome a perder la confianza que tanto a él le costó dármela.

Por más que trate de explicarlo, no me dejo. No creyó en mí. Terminé herida y sola.

Yo solamente quería ayudar a la persona que me acompañó en mis noches de soledad.

Quería que al menos uno de los dos tuviera su final feliz.

—Te odia, como todo aquel que se involucra contigo. Hasta puedo asegurar que ahora mismo se maldice por ser un idiota en dejarte entrar a su vida.

—Su odio es entendible, pero ¿el tuyo? ¿Qué hizo una niña de tan solo 6 años para merecer tanto odio?

Siempre quise saberlo, no es normal odiar a alguien sin ningún motivo.

—Todavía no lo entiendes ¿Verdad? —Me jalo del cabello, obligándome a echarme para atrás. —No le bastó con que llevarás su asquerosa sangre, sino que se empeñó en restregarme en la cara, mi perdida contigo. Te pareces tanto a ella, que no se me hace difícil aborrecer a la que también es mi familia.

—¿Por qué no acabas con esto de una vez? Libérate y libérame de esta condena. Me cansé de escapar. —En sus ojos solo había rencor.

—Lo haré justo ahora. —Me empuja—No te alegres mucho que yo también te acompañaré.

Caigo al suelo. El dolor físico ya no importa ni el mental. Me atrevo a mirarlo por última vez. No negaré que una vez llegue a quererlo.

Está frente a mí apuntándome con un arma. Mi vida pasa delante de mis ojos. Recuerdos de momentos felices, risas, llantos, tropiezos y amor hacen que mis ojos se llenen de lágrimas.

Solo me quedo con uno. El único momento donde lo tenía todo y era feliz. Con eso cierro los ojos en espera del impacto.

 




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