Capítulo 19
-Luca-
Ver a Duncan esperándonos en casa era signo de que algo ocurría, seguramente eso tenía que ver con mi padre y con mi ausencia.
— ¡Hasta que llegaron!— dijo Du recorriendo con su mirada nuestro aspecto. Nina me miro y me sonrió al parecer le producía cómica la reacción de Duncan ante nuestro deplorable estado.
Yo tenía el jean mojado hasta las rodillas, y Nina hasta los tobillos, estábamos llenos de moho y apestábamos, el olor de es alcantarilla era el perfume más denso y asqueroso de todos, lo llevábamos prendido en nuestra piel de una manera muy significativa.
—Realmente dan asco— se atrevió a decir Duncan frunciendo la nariz.
—Duncan ¿Qué te parece si me das un abrazo?— comentó Nina divertida estirando sus brazos hacia él.
— Ni se te ocurra muchacha, apestas demasiado— aseguro Du alejándose de nosotros.
Me gustaba ver a Nina sonreír de esa manera, tan libre y suelta y sin ninguna preocupación, sentía cierta nostalgia. El tiempo estaba pasando muy rápido para mí.
— Voy a bañarme— comentó sonriendo de la manera más encantadora de todas.
— Puedo asegurarte— Du abrió grandes los ojos— que es la mejor decisión que jamás haya oído de alguien.
Nina camino hacia el pasillo entrando directamente en su habitación, escuche el sonido de su puerta al cerrarse.
—Vamos a hablar afuera—Le dije a Duncan que asintió saliendo hacia el jardín.
— Mejor, espero que la briza ahuyente el olor fétido que traes encima.
—Son gajes del oficio — comenté mientras salimos hacia afuera.
Estaba por amanecer, una suave briza fresca movía las ramas de los árboles anunciando la inminente llegada del sol.
Me senté sobre un asiento de piedra que yacía adelante de un robusto árbol, Duncan mantuvo distancia de mí aduciendo una vez más que apestaba realmente mal.
— Tu padre vino buscándote, se enojó bastante cuando no te encontró—. Duncan arrugo el ceño
— ¿Se dio cuenta de que Nina vive en el mismo lugar que yo?— pregunté, era lo único que me interesaba saber.
— Le dije que si veía ropa de mujer era porque te habías vuelto marica —respondió bufándose.
— Si no estuviera tan cansado y destruido: juro que te golpearía—aseguré sin quitarle la mirada. Duncan carcajeó moviendo la cabeza divertido.
—No vio nada— confirmó esta vez poniéndose serio— está obsesionado contigo, no puede ver más allá de ti, se puso como loco cuando noto que no estabas y que no le contestabas sus llamadas.
—Olvidé mi móvil— reconocí pasándome una mano por la nuca. Me sentía exhausto.
—Indicó que le llamaras, además quiere que respetes lo que el médico te dijo, y en parte creo que deberías hacerlo, te ves pálido, y agotado—. Yo me levanté, realmente apreciaba mi cuerpo destruido, aún no me sentía bien como para lidiar con mi triste vida ni mucho menos con lo que eso significaba.
— Bien…— susurré caminando hacia mi casa
— ¡Hey!— me gritó Duncan— Cretino ¡báñate antes de dormir!
Mientras me duchaba no podía obviar en que debía de alguna manera evitar llevar a Nina conmigo sobre todo a esos lugares, sin reparos la estaba exponiendo a mi asqueroso estilo de vida, no podía dejar que ella fuese tan miserable como yo.
Debía hacer un trato con mi maldición y para ello me estaba preparando. Intimar con el futuro no era algo que debía tomar a la ligera, desde hacía meses ejercitaba y dentro de mi turbulenta vida intentaba hacer de aquello un régimen sólo para poder salvar a Nina.
Giré a la izquierda aminorando mi trote, Alexia logró ponerse a la par mía, todas las madrugabas salíamos a correr, siempre y cuando su trabajo o mis obligaciones no fuesen un impedimento.
— ¿Cuánto tiempo crees que pueda soportar bajo el agua?—pregunté.
—Ejercitándote mucho y casi de manera milagrosa, considero que cinco minutos
—Es bastante…—comenté pensativo—explícame más.
—A eso se le llama Apnea, es la suspensión voluntaria de la respiración bajo el agua, tu cuerpo se tendría que adaptar a tu ritmo cardíaco para poder realizar las funciones corporales y consumir menos oxígeno.
—Si no tengo traje de neopren y el agua está muy fría ¿Qué peligros supones que tenga que afrontar?
—Eso depende, si te hundes a más de veinte metros los pulmones se expanden a su volumen natural, propagando el dióxido de carbono disuelto en sangre, esto puede llevarte a un…
—Black Out—continué apretando suavemente mi mandíbula.
—Así es, primeramente perderías la conciencia, en cuanto al agua fría, podrías tener hipotermia, el ritmo cardíaco disminuye, y luego la muerte sobreviene.
—Si me esfuerzo creo que voy a poder—. Aseguré.
—Es tu vida, creo que deberías poner un límite ahí mismo y dejar que las cosas sigan su curso normal.