Carpe Díem

Capítulo 34

Capítulo 34

-Luca-

 

A través del gigante umbral una empleada se abría paso hacia adentro del estudio. La mujer se detuvo frente a Bastián.

—Oliva, llévate a la jovencita, para que pueda desayunar—Nina se volteó hacia mi sus dedos se trenzaron aún más con los míos.

—Puedes ir, te veré dentro de un rato…—le susurré a lo que ella asintió  yéndose con la empleada.

Bastián se volteó hacia mi cuando ellas dos desaparecieron.

—Lo que  te hice yo, él, también puede hacerlo. Claro está, que en el segundo caso, la situación sería mucho peor, si Laurent se entera sobre cuál es tu talón de Aquiles, la cosa, se pondría fea.

—Voy a intentar que eso no suceda.

—Eso mismo me dijo tu madre y no le fue tan bien— comentó Bastián  caminando nuevamente hacia uno de los sillones, en un movimiento tranquilo  me indicó que me sentarse, me quite mi chaqueta dejándola aún lado antes de hacerlo.

—Laurent sospechaba de tu madre, comenzó a buscar algo que lo llevase por el buen camino para poder descubrirla. Iba a destruir todo lo que tuviese a su alcance, él, deseaba quebrar su resistencia, tu madre era fuerte, si bien, no se dejaba vencer, todo lo que Laurent le hacía la perjudicaba cada vez más—me miró—se quitó la vida, cuando sintió que no resistiría más, antes de ceder ante Laurent perecería junto con su secreto—desvié mi mirada conteniendo el sabor amargo que mi pecho degustaba cada vez que Bastián atraía el  pasado.

—Tu madre no podía controlar sus visiones, como seguramente te debe pasar a ti, ella prefería pasar por loca antes que tener que decirle algo a Laurent. Gabrielle no cometería un segundo error con él una vez más. Ella ya se había equivocado eligiéndolo, jamás volvería a tropezar con la misma piedra por segunda vez.

—Si ella poseía la misma maldición que yo, ¿cómo no fue capaz de saber que Laurent no era lo mejor para ella? —cuestioné amargamente.

—Simple. Gabrielle desafío a su maldición en un intento por ganar una encrucijada al destino, pensó que podía cambiarlo, en parte, con el tiempo la entendí con semejante poder la razón no es siempre certeza de todo, es algo…impensado para la mente humana—expresó—además: ¿tú no estás haciendo lo mismo ahora?—inquirió provocativamente.

—De eso deseo hablar, quiero que prestes mucha atención a lo que voy a decirte…

-Nina-

 

Solía despertarme por las madrugadas, llevaba días así, lo veía como si fuese un silencioso espectador, no tenía la valentía suficiente para preguntarle a qué se debía su inquieta espera por las madrugadas.

Era de noche, estaba preparándome para ir a cenar con Duncan como todas las veces anteriores, Luca venía llegando a casa.

—No tardes en llegar, recuerda que Duncan detesta que…—Luca, tomo mi mano con suavidad, lucía cansado, me besó con suma suavidad.

—Esta noche vamos a cenar aquí—me dijo separándose con cuidado.

—Pero Duncan va a estar esperándonos—aduje

—Me encargue de avisarle, él no va a esperarnos esta noche—el rostro de Luca, era indefinible, nada salía de él, su neutralidad y frialdad para hablar no eran de ayuda  a la hora de disipar las incógnitas que atravesaban mis pensamientos.

Había algo que no estaba bien, cuando fui a la cama, ni siquiera pude dormir, una extraña turbación inquietaba todo mi ser, sentía miedo, aguarde, observé que una vez más, Luca, no se acostó, mientras mi cuerpo luchaba con el sueño. Había pasado noches observando el comportamiento extraño de Luca, esas pocas horas de sueño estaban haciendo mella en mí en esos momentos, lo vi sentado pensativo, luego mirando un pequeño reloj, mis parpados se cerraron, los abrí rápidamente, mirando a Luca yendo de un lado para otro algo significativamente turbado nuevamente le echó un vistazo el pequeño reloj. Era evidente; algo estaba esperando.

Mis ojos sucumbieron una vez más, cuando desperté, la luz de la habitación de Luca, se mezclaba con el amanecer, él ya no estaba, me levanté rápidamente, mi pecho comenzó a agitarse de manera extraña, me cambié rápidamente  ¿Cuánto tiempo me había quedado dormida? No lograba saberlo con exactitud;  pasé por la habitación de Luca, lo busqué, me devolví saliendo hacia afuera, un horrendo presentimiento me invadía, mi pecho se agitaba nervioso, y mi garganta sostenía un doloroso nudo, y aún todavía no sabía qué lo causaba.

Mis ojos se abrieron impávidos ante Luca, venia caminando hacia mí, sosteniendo a León de un brazo, su rostro inmutable.

Duncan había muerto.

Mi pecho se entre cortaba entre mi silencioso llanto mientras caminaba por la hierba, llegando hasta dónde estaba Luca. Él me había hecho esperar dos horas dentro de casa, ya que se encargaría de todo, acondiciono el cuerpo de Duncan envolviéndolo en sábanas blancas, lo ajusto con cuerdas, para luego introducirlo en el profundo pozo que había cavado en el lugar favorito de Duncan, lo cubrió de tierra hasta que un inmenso montículo rompía la serenidad que daban las flores a su alrededor.

«…éste lugar es exclusivamente mío, VIP, no quiero muchas visitas; digamos que este sector  va a ser mi lugar de descanso »




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