Carta de un escritor

Capitulo 1

Mirararla sin tener la posiblidad de tocarla, es como que el filo de una daga me atrabesase el alma. Ella es arte, tan bella, tan perfecta. Eco, cada silaba de su nombre es cautivador. Mirarte duele amada mía, solo recuerdo que mirarte me dolía. 
Esta es la escensia de un sentimiento, un breve relato reflejando amor, la inverosímil carta de un escritor. Un joven enamorado, cuya pasión es escribir Thomas Rymer, talentoso chico, totalmente conquistado bajo los encantos de una hermosa doncella. Siglo XX, maravillosa época para enamorarse. 
Este se encontraba a la orilla de un lago, donde frecuentemente ivan las amas de casas o servidumbre a lavar la ropa. Para la suerte del escritor, el lago estába completamente vacío, solo se escuchaban los hermosos cánticos de las aves como era de contumbre en las mañanas.  
Al terminar su anónima carta que de igual manera jamás daría a conocer, pues el joven Thomas le tiene pavor al rechazo ¿Que dajaría dicho de su reputación? Un autor  tan enaltecimiento, mayormente por ser la principal razón de muchos romances de toda Inglaterra, debido a que, muchos de los pretendientes acudían a los escritos del joven para conquistar a sus enamoradas.  
Thomas bovina la carta, introduciendola en una botella de cristal que tenía en mano, la cuál tapa con un corcho y arroja hacia el lago. La botella se pierde en las aguas, pero no hace gran diferencia, aún siguen aflotes, los sentimientos que este guarda en el alma. 
Después de un suspiro Thomas se dirige a su casa, al llegar, su madre estába en la cosina lavando los trastes. -hola madre, ¿Necesitas ayuda?- pregunta Thomas, asomándose al lavadero. A lo que Megan responde: -no Thomas, sabes que este es el oficio que me corresponde. Ve a escribir algo tal vez logres presentarlo en el teatro.- madre, ultimante estoy bloqueado-  Megan da vuelta colocándose frente a Thomas, refunfuñando el ceño, pero con sutileza le reclama: -¡Oh Thomas!, Cariño mío. ¿Que es eso que ha de ocupar esa brillante mentesíta? Postrando sus palmas detrás del cuello de Thomas.  
-madre, hay algo que últimamente me está desatendiendo de mis deberes, algo me atormenta- dice Thomas, tomando asiento en la pequeña mesa redonda de la cocina. -¿Es por tu padre? Yo también le hecho de menos- Megan al igual que su hijo decide tomar asiento. -¡Qué! ¡¿Mi padre!? Él no tiene por qué extrañarse en esta casa. ¡Nos abandonó! Y ahora yo cuido de tí- Thomas se postra de pié frente a su madre, apuntandole con sus dedo índice le repite: - yo siempre cuidaré de tí- Megan se pone de pié, dejando descansar las manos sobre los hombros de su hijo, le dice: - una mejor obra que tú no pude haber creado- 
Megan vuelve a su queaser y Thomas camina hacia el patio delantero a cortar leña para vender, oficio al cuál ocasionalmente se dedicaba, cuando las obras no eran lo bastante fructíferas como para sustentar el hogar 
 




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