Cartas a mamá

Ira acumulada

Noviembre 06, de 2022.


 

Querida mamá:


 

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te escribí, las cosas a penas empiezan a ponerse en orden en mi vida.

En este espiral de emociones, he intentado encontrar el equilibrio; sigo asistiendo a terapia, debo decir que me ha ayudado muchísimo, aunque hay cosas que presiento, tardarán más en irse o quizá nunca se irán y toca aprender a gestionarlas de una mejor manera.

Debo confesarte que tengo problemas de ira, hace poco tuve un episodio en el que todo se me salió de control y me hace cuestionarme si es que nunca podre superarlo. Sería fácil decir que, todas las cosas que me han pasado han ido haciendo mella, se han acumulado una a una y no he sido capaz de avanzar dejándolas en el lugar que corresponden.

Varias cosas vienen a mi mente desde mi infancia, no tuve muchos juguetes pero me las ingeniaba para jugar, correr, saltar, columpiarme en los árboles, digamos que a mi modo intentaba ser feliz. Por alguna extraña razón los pocos juguetes que llegaban a regalarme terminaban siendo quemados, es doloroso pero si viajo en esos recuerdos, la mayoría de mis pertenencias fue quemada, así como varios de mis amados libros, mis compañeros. Recuerdos y escritos que amaba, todo fue reducido a cenizas, aun ahora no lo entiendo. ¿Qué empuja a un ser humano a erradicar con el fuego las pertenencias de una niña? Y esos episodios se repitieron varias veces a lo largo de mi vida, incluso cuando ya era adulta. ¿Tanto les molestaba mi presencia? ¿Por qué estaban tan enojados conmigo?


 

Quizá todo ello se metió tan profundo en mí, que me es difícil escapar del enojo y no es que esté enojada todo el tiempo, pero a veces basta algo para hacerme enfurecer tanto y sin embargo nunca he roto nada, ni tiro cosas, muchos menos quemo nada. La ira me invade el cuerpo, me hace temblar, llorar, puedo ser hiriente con mis palabras y en ese momento solo quisiera escapar de mí, todo me da vueltas, siento nauseas y poco a poco comienzo a sentirme tan débil. Al darme cuenta de cómo agredo mi cuerpo con esa emoción, me siento aun más fatal y me hundo en una tristeza que me puede durar varios días. Ha sido así en algunas ocasiones, como cuando descubrí que la persona que amaba, me era infiel , finalmente creo que él detonaba de una manera irracional mi rabia, porque si lo pienso la mayoría de mis episodios de ira fueron con él. Quizá él representaba las actitudes y personalidad de mi familia y es donde pude sacar todo ese enojo contenido y acumulado.


 

Sin embargo no pretendo culpar ni al pasado ni a nadie en él, mi responsabilidad es cuidar de mi, estar bien conmigo y aprender a vivir de la mejor manera. Ahora me doy cuenta que estuve en modo sobrevivencia todo el tiempo, realmente no recuerdo como lograba superar cuando quemaban y destruían mis cosas, porque ni siquiera podía decirles nada, ni expresar mi enojo o tristeza por lo que me estaban haciendo, solo tenía que aceptar como bueno todo lo que pasaba. Creo que por eso ahora me es tan difícil expresar mis emociones adecuadamente.


 

Me pregunto si mi vida hubiese sido diferente si tú estuvieras conmigo, si tendría más cariño y recuerdos felices. No es que todos mis recuerdos sean malos, pero ¿Serían mejores si te hubieses quedado cerca de mí?

Siempre hay una luz a la cual seguir, una ilusión, algo porque sonreír, tengo algunos objetivos que me gustaría cumplir y si la vida nos pone en el camino para conocernos me gustará compartir contigo todo ello.

Mientras tanto, se todo lo feliz que puedas.


 

Con cariño, tu hija Liliana.


 




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