Cartas a mi soldado

Cap 9

El viaje al frente duró más de lo que esperaba. Si bien esta guerra se libró en suelo doméstico, fue justo al borde de los límites del estado. Si bien usualmente tomaba solo un día y medio ejecutarlo, tenían carros de suministros y armas para transportar con ellos.

Aparentemente, el enemigo estaba escondido en lo profundo del bosque, pero su ubicación exacta aún era un misterio. Sabían que cuando se acercaban a Marcus era cuando esas criaturas horribles aparecían en masa, pero eso generalmente era lo más cerca que estaban. Además de luchar contra criaturas aparentemente no muertas que siempre parecían sanar, los soldados rebeldes y enemigos estaban empeñados en alejarlos. Mientras ellos tenían aliados, el enemigo siempre había sido distante con ellos. Parecía que esta vez habían elegido ponerse del lado del enloquecido familiar de Tomás.

La guerra había golpeado recientemente durante más de una década (aunque habían estado haciendo guerra de guerrillas durante casi dieciocho años), y todo este tiempo buenos hombres y mujeres habían muerto para tratar de encontrar el escondite.

Pero parecía que el tiempo de espera había terminado ya que el movimiento de las criaturas había aumentado y algo parecido a un árbol gigante había comenzado a crecer. Los soldados en la línea del frente habían esperado la decisión de Mei sobre el cambio repentino y la rubia había decidido que era hora de terminar con esto.

Era hora de actuar o dejarse llevar por un mundo sin esperanza.

Jazmín levantó la vista y vio a John hacer una broma, la cara dividida con una de sus sonrisas salvajes mientras Tomás no parecía tan afectado por su humor. En cierto modo, no tenía motivos para estar nerviosa como sus dos mejores amigos. Si bien se la necesitaba desesperadamente en esta ola final, fue principalmente por su habilidad médica y no por su habilidad en taijutsu y manejo de energía en el cuerpo. Ella se quedaría atrás para hacerse cargo de la posición del médico jefe mientras Mei se fue con los otros Jefes de estado y seguridad de las otras naciones luchando juntos por primera vez.

Sin embargo, todavía deseaba tontamente poder ir al frente para tratar de encontrar su espantapájaros. ¿Pero qué haría ella? ¿Gritar su apodo en la espesura de la batalla, arriesgando la posibilidad de distraerlo para que lo maten?

Mientras marchaba durante tres días seguidos, el estado de ánimo de Jazmín continuó cayendo en picado. John pensó que era porque estaba preocupada por ellos y si lo estaba. Tomás pensó que era porque ya estaba nostálgica y sí también lo estaba. Mei y Marta se quedaron en silencio y le ofrecieron su silencioso apoyo.

Afortunadamente llegaron al campo lleno de soldados muy pronto. Las tiendas parecían viejas y maltratadas, los hombres y las mujeres tenían una forma similar.

Cuando Mei llamó a un consejo con sus más altos generales, Jazmín se sentó a su lado y mantuvo la cabeza y los ojos bajos. Ella escuchó pero no tenía nada que agregar. Casi todo el tiempo pensó que sintió a alguien mirándola, pero lo ignoró porque John no prestaba atención y solo se concentraba en ella.

El plan era simple y mostraba cuán desesperada era la situación: irían por un alivio total en el árbol. Después de consultar con algunos ancianos, parecía que Marcus intentaba convocar algo que nadie conoció antes.

 

XXX

 

Punto de vista de Alejandro.

Estaba molesto y preocupado, ella de todas las jodidas personas no podía venir, no podía experimentar de primera mano lo sangrienta que es una guerra, no mi ángel y luz, debo evitarlo… ¿pero cómo? Su maestra es la mismísima Mei y si ella la manda no habrá nada que evite su presencia en el frente de batalla.

- Tranquilo Alejandro, ella estará bien.

-  ¿Cómo puedes decirlo? pertenece a la generación que nunca ha visto una guerra y solo han escuchado de ella, habrá estado en misiones y enfrentado la muerte por perdidas de pacientes pero nunca en una batalla, nadie está preparado lo suficiente cuando se está metido hasta el fondo en una maldita guerra.

- ¡Estamos hablando de la aprendiz de la legendaria guerrera Mei! ¿Tú crees que ella permitiría que su jodida protegida arriesgara su vida en la guerra si no estuviera preparada?

- ¡Créeme que lo sé! Pero no quiero que se marchite y sufra traumas después de esto, Travis entiéndeme… no quiero arriesgarme a perder lo único importante en mi vida.

- Dale una oportunidad hombre, según los rumores esa mujer puede romper un valle solo con un puño, Mei no solo le ha dado un entrenamiento medico y militar, también la ha entrenado en magia y el manejo de la energía interna, no será alguien que se pueda matar fácilmente.

- ¡Comandante! Ya han llegado los refuerzos, se le solicita en el área de estrategia para una reunión con el consejo y el mejor grupo de ataque- dijo un subordinado  entrando agitadamente  en su tienda.

Ambos soldados se vieron y salieron a sus respectivos lugares.

 

XXX

 

Entre con mi calma habitual sin dejar ver la tensión que tenía en mi cuerpo acumulada debido a la preocupación que tenia hacia mi pequeña, vi a las autoridades y discutimos las estrategias hasta que hablo Mei y mi mundo se detuvo…. Allí frente a mí se encontraba mi niña, no podía creerlo, mi pesadilla se estaba haciendo realidad pero al mismo tiempo le podía dar rostro a mi ángel, tenía una mezcla de sentimientos y emociones contradictorias pero la que mas predominaba era mi alegría, no podía dejar de verla pero ella estaba con su mirada gacha, ¿estaba preocupada? ¿Por qué no me veía?

Mientras que seguían hablando, noté la mirada inquisidora de Mei sobre mi así que tuve que seguir con las estrategias que ya había elaborado antes de su llegada y desviar parte de mi atención hacia los otros chicos que se encontraban con ella… así que ellos eran las futuras promesas y los mejores en ataque que el pueblo ha criado, se notan fuertes y listos para entrar a la batalla, a fin de cuentas me siento orgulloso de esta nueva generación.




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