Me siento sola.
Desde que supe que te necesitaban en el cielo, y te tuviste que ir por un tiempo, las cosas ya no son las mismas.
Estaré esperando a que desciendas del cielo hasta llegar a la montaña, solo apresurate que las cosas por aquí no andan nada bien. Te explico:
Estaba sentaba en la vereda, cuando un demonio se acercó a mí, me miró a los ojos, pero yo no correspondí su mirada.
Me tendió la mano, y yo de tonta, sin pensarlo 2 veces se la di...pero eso sólo sirvió para que yo lo viese a los ojos y me diese cuenta de una cosa:
No lo podía creer, estaba frente a mí...el motivo de mi perdición, el motivo por el que tú ya me habías salvado hace años.
Aún no se me olvida lo que hizo.
Me alejé de él, y como en este mundo las alas de los ángeles son inútiles, hice lo que cualquier otro mortal hubiese hecho.
Corrí, corrí y corrí...muy lejos de su órbita.
No sé como pero...me alcanzó.
Me llevó a una cueva, que se hallaba en lo más recóndito del bosque.
Y ahí me dejó, para luego desaparecer entré la oscuridad.
Intenté gritar pero eso no sirvió de nada...
Si tú no me salvas, ¿quién lo haría?
¿Quién podría salvar a ésta pobre? O mejor dicho ¿Quién se atrevería?
Me sentía desolada, con el canto de un búho acompañándome.
Y la bruma total.
Solo podía esperar a que volvieras y me sacarás de aquí, como lo habías hecho hace años.
Vuelve...
¿Qué hacer si te haz reencontrado con el que era tu antigua perdición?