En mi corta edad he podido apreciar a personas quienes no pueden ser felices o sentirse completos sino tienen a alguien en su vida, inclusive teniendo hijos sino es con una pareja no pueden estar y en el afán de tener a alguien no se permiten el tiempo de conocerse y amarse a sí mismos para ahora si de verdad encontrar quien los ame como merecen, y no un amor a medias y con mediocridad.
Por muchos años te observaba y me preguntaba ¿Por qué eras distinta? Vi amigas tuyas que sin salir de una relación estaban en otras, por el pavor de pasar lo que restaba de vida solas, tu por el contrario no le temías a eso, amabas dormir en esa cama gigantesca sola y poder estirarte a mas no poder, amabas sentarte a ver una película solo con nuestra compañía y un montón de películas, y amabas mucho más sentarte un sábado con helado a ver subir el mar. Decías que ya llegaría quien te hiciera feliz y sí que llego. La felicidad no duro mucho por tu enfermedad y partida, pero el tiempo que si funciono fuiste muy feliz y eso me sigue alegrando los días.
Pero el punto aquí es que nunca apuraste nada, dejaste que todo fluyera de forma natural, amaste estar sola, como amaste estar en compañía. Decías que cuando estas solo te conoces mejor, aprendes más de ti y lo que deseas para cuando llegue esa compañía. Tú podías estar en ambos puntos y rescatar lo bueno de los dos lados sin caer en devoción por ninguno.
En algún punto entre mis 13 y 16 sentía que debía estar rodeada de gente, tenía demasiados "amigos" pero cuando caía la noche seguía sintiendo que me faltaba algo y el vació crecía, en realidad no necesitaba todas esas personas que me invitaban a fiestas, paseos y reuniones, me necesitaba a mí misma para poder vivir, sentir y lograr un día sin la necesidad de tener a gente a mi alrededor "estar bien". Hoy puedo estar todo el día en la comodidad de mi apartamento solo con un tazón de cereal, un libro y nadie más que yo, e igual sentirme dichosa y plena. Igual solos nacemos y solo moriremos, incluso yo solía decir que si tu faltabas moriría y mentira, aquí sigo. Hijos, esposos, madres y padres mueren y con dolor seguimos. Porque es parte de la ley de la vida al igual que aprender a vivir la soledad en algún punto y disfrutar de ella.
En este preciso instante me encanta salir un fin de semana con mis amigas de infancia, visitar a mi familia y pasar tiempo en pareja pero sé que sin eso no moriré al igual que no morí cuando seguiste a la otra vida. He aprendido a valorarme y quererme y ahora sé lo que quiero para mi futuro en mi carrera profesional, en mis amistades y una pareja. Y nadie me lo dijo, en medio de mi habitación sola tuve que aprenderlo y peor aún o más bien, mejor aún. Nadie estuvo en ese instante.
La soledad te ayuda a saber lo que buscas y lo que tu corazón, cuerpo y alma realmente merece y necesita.
Agradezco por dejarme ver algo extra para ponerlo en práctica.
Te envió mi amor al cielo.
Con amor, para Isabela.
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Editado: 07.04.2019