Hoy es mi tercer día de trabajo. Como todos los días salgo de la casa y reviso mi buzón, no hay ninguna carta de "M", eso me hizo sentirme más tranquila. En la oficina todos son muy agradables, me ofrecen su ayuda al ser nueva allí, además me entregan mi primer cliente, una pareja que quiere remodelar su hogar, debido a la llegada de su primer bebé. Organizando ideas y fotografías se me pasa el día, hasta que en un momento recibo una llamada de María, una de mis mejores amigas. Le cuento sobre el trabajo que conseguí y ella, literalmente, me exige que lo celebremos con todos nuestros amigos, es necesario. Yo acepto, a ella no se le puede decir que no. Mi día en el trabajo finaliza y me dirijo a mi casa a arreglarme para la salida de celebración, en eso escucho una bocina afuera, miro por la ventana y son ellos, avisándome de su llegada. Salgo y me subo al auto.
—¡Felicidades Helena! —dicen al unísono.
—Hoy será la mejor celebración del mundo —dice María. Y Thomas arranca el motor, con dirección al mejor bar de la ciudad.
Ellos son mis amigos, María, Teresa, Thomas y Paul. Fuimos compañeros en la universidad, sin embargo con Teresa fuimos las únicas que finalizamos la carrera, los demás por distintos motivos no lo hicieron, sin embargo aún seguimos siendo amigos. Entramos al bar y nos acercamos a una mesa, pedimos algo para comer y algunos tragos. Conversamos sobre mi nuevo trabajo y de la vida de cada uno, hasta que Teresa se pone de pie y nos hace señas para que vayamos a la pista de baile, le hacemos caso y bailamos en grupo. Mientras lo hacemos, Paul saca mi celular y nos sacamos una foto en grupo. Yo la subo a Instagram, este es un momento que hay que recordar.
Nuestra noche estuvo muy entretenida, la pasamos muy bien. Bailamos y bebimos como todos unos adolescentes (aunque ya no lo somos), sin embargo, Thomas fue el único que no bebió alcohol, era el responsable de conducir y llevarnos a todos sanos y salvos a nuestros hogares. Llego a mi casa directo a la cama, como pude me pongo pijama y me duermo inmediatamente.
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Me despierto y apenas abro los ojos la luz que entra en medio de las cortinas me molesta. Me restriego los ojos y miro la hora en mi celular, ¡son las 10 de la mañana! Me levanto más que rápido y voy directo al baño, ¡voy a llegar tarde al trabajo! hace tres días que estoy ¿y ya me van a despedir por llegar atrasada? ¡No! Me visto y salgo de la casa sin tomar desayuno, en la oficina veré qué puedo comer en cualquier momento. Abro el buzón y sin mirar los sobres que hay los meto a mi bolso, me subo al auto y conduzco hacia el trabajo.
Llego y subo el edificio. Miro el reloj que está en la pared ¡justo a tiempo! un minuto más y llego tarde. Saludo a todos y entro a mi oficina. Dejo todas mis cosas encima del escritorio y me dispongo a revisar las carpetas con los diseños que debo realizar.
Pasan unas horas y mi estómago cruje, salgo de mi oficina y voy directo a la máquina de café.
—¿Cómo ha sido tu experiencia hasta ahora aquí? —me pregunta Chris, un compañero.
—Muy bien, me encanta —le sonrío.
—Que bueno. Si tienes alguna consulta, no dudes en preguntarme.
—Gracias, lo tendré en cuenta. Ahora tengo que volver al trabajo, nos vemos —vuelvo a la oficina.
Abro mi bolso y saco todos los papeles que en la mañana metí apurada. En eso veo un sobre similar al que recibí hace tres días. Tiene escrita mi dirección. Lo abro y leo la carta. ¿Otra vez M? ¿Ve mis redes sociales? Esto me empieza a asustar un poco. Cojo mi celular, entro a Instagram y reviso mis seguidores. No encuentro a nadie extraño. De inmediato coloco mi perfil en privado, así no podrá ver ninguna de mis fotos.
Ahora, ¿me enviará cartas cada tres días? ¿por qué? Si quisiera conocerme ¿por qué no lo hace directamente? Además, ¿por qué envía cartas? existen las redes sociales, hasta un mensaje de texto es más fácil que una carta.
Si bien me inquieta un poco lo que dice la carta, estoy empezando a sentir curiosidad sobre quién es.