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Abro de un golpe la puerta de mi habitación, provocando un fuerte ruido y veo a Justin, leyendo las cartas mientras ríe.

Joder, qué risa maravillosa.

— ¿Nadie te enseño a respetar la privacidad de las personas?—digo con una mueca provocando que él se asuste y me mire con sus hermosos ojos arrepentido.

Sinceramente no me molesta que las lea, total las escribí para él. Ojalá no me vea como una chica con hormonas alborotadas por su sexi cuerpo, aunque lo soy.

—Lo siento, es que me gano la curiosidad — dice y me mira maravillado.

No me mires así que salto encima de ti

— Y ¿Que te parecieron? — le pregunto mientras le tiendo unas galletas.

—Es lo mejor que leí, nunca me llegan cartas así de graciosas. —dice y se muerde el labio, me dan ganas de hacerlo por él.

Okey, cálmate Kiara, no todos los días ves a tu ídolo. Tienes que parecer normal aunque cueste.

— ¿Las lees?

—Solo algunas en mi tiempo libre que es muy limitado. —asiento como si entendiera, yo me la pasó todo el día Stalkeandolo en sus redes sociales o leyendo. —Por cierto ¿Me prestas un teléfono? Es que cuando salí un segundo del auto un par de chicas me vieron así que robe una vicera a un chico, no estoy orgulloso de eso, y corrí hasta que choque con vos.

—Te lo presto, pero solo decime...— hago un segundo de silencio para hacerme la interesante y lo consigo cuando él me mira intrigado. — ¿Que tomas para ser tan perfecto?

—Estoy muy lejos de serlo, soy un ser humano y tengo mis fallos.

— el hecho de negarlo te hace aún más perfecto — y sexi, agrego en mi mente.

Y es a partir de eso donde hablamos de muchas cosas, desde mi vida cotidiana a su vida de estrella, hasta de películas.

Cuando me fijo el reloj de mi celular, veo que faltan dos horas para el concierto y se lo digo haciendo que me mire preocupado.

—Joder, se me pasó el tiempo.

—No te preocupes, toma mi celular y llama a tu representante, debe estar preocupada.

Asiente, toma mi celular y se tira de espaldas a mi cama, haciendo que sea una gran tentación lanzarme encima de él.

Alejo esos pensamientos pero justo el me mira y sonríe, joder no me lo hace nada fácil.

— Ya está, ahora nos pasan a buscar.

— ¿Perdón?

— Si, tú vienes conmigo.

Que este día no termine nunca por favor.