Cartitas para mi crush

Ochenta ✔️

Dereck

Día número tres, hoy abro y leo la última carta de anónima, debo aceptar que estoy muy nervioso. Hasta ahora, anónima solo ha dejado clavos sueltos en sus cartas, un collar en forma de llave (que fue con la que abrimos el candado donde estaba este regalito) y un brazalete.

- No puedo creerlo, eres un cerdo Noah - escucho como grita mi primo Zachary.

- Deja de decirme así - le responde Noah.

- Pues tu deja de comerte mi pastel y si lo vas a comer al menos cierra la boca cuando mastiques.

- No, mira como lo hago - le dice Noah y escucho ruidos molestos.

Alzo la mirada de la carta y veo a Noah masticando con la boca abierta justo en la cara de Zach. Yo hago una mueca de asco y decido no prestarles atención.

- Demonios Noah, o cierras la boca, o te juro que haré que la cierres tu mismo - le dice ahora un muy cabreado Zachary.

- Cálmate, mira ya, deje de masticar - Noah alza las manos en señal de derrota - rayos, ya veo porque eres Aries - susurra.

- el que sea Aries no tiene nada que ver con mi actitud Noah, cada quien forja su actitud a como la desea.

- Si, si lo que tú digas amigo. Yo igual seguiré creyendo en los signos y en los astros y no vas a poder hacer nada al respecto.

Los dos se miran y se sacan la lengua como dos niños, dos niños muy berrinchudos.

- Muy bien niños, a levantarse y lavar los platos que necesito todo ordenado para antes de las tres de la tarde - digo levantándome del sillón donde estaba.

- Oye hermano - me llama Noah, lo volteo a ver y él se remueve nervioso.

- ¿Qué sucede? - pregunto para qué prosiga.

- ¿Qué pensaste sobre dejarme dormir aquí? - alzo una ceja - solo serán algunas noches - habla rápidamente y de manera atropellada - sabes cómo están las cosas en mi casa y yo no puedo estar allí, tampoco me puedo seguir quedando en casa de Carlos ya sería muy abusivo de mi parte.

Él se arrodilla en el sofá y junta las manos en manera de súplica.

- ¿Por favor? - hace ojitos de borrego a medio morir y yo suelto una son risita que se vuelve media sonrisa.

- No tienes ni porque pedirlo, somos amigos y los amigos están para ayudarse. En cuanto me llamaste pedí que arreglaran una habitación para ti, vamos - le hago una seña para que me siga - te diré dónde está.

Él me da una gran sonrisa y se levanta de un salto del sofá y me abraza.

- Gracias, amigo, eres el mejor - susurra.

- No tienes por qué agradecer, venga, vamos - tomo camino hacia el segundo piso y soy seguido por Noah y Zach.

- Oye primo ¿Yo también me puedo quedar? Es que es aburrido estar en casa solo - me dice Zach.

- Claro, pero debes llamar a tu madre primero, tienes dieciséis, pero yo no puedo influir en ti.

- de inmediato - hace un saludo militar y saca su celular para llamar a mi tía, quién es psicóloga.

- Tu primo me cae bien, aunque sea un cascarrabias obsesionado con la limpieza, el orden y los buenos modales.

- Sí, mi primo es único y por eso me agrada - suspiro - mira, esta será tu habitación - señalo la puerta que está al lado de la mía.

- Genial, está cerca de la tuya. Iré a casa de Carlos a buscar algunas cosas, gracias una vez más - me da otro abrazo y se va.

Noah tiene problemas en su casa desde hace dos años, están pasando por una situación muy crítica, el dinero es escaso, ya que el padre de Noah, quién era el único que trabajaba, fue despedido por ya ser un señor de avanzada edad.

Su madre, quién es mucho menor que su esposo, no pudo terminar sus estudios al salir embarazada de Noah, ha intentado buscar trabajo donde sea, pero al dejar sus estudios a los catorce no puede.

Así que Noah dejó su casa para generar menos gastos y conseguir un buen trabajo mientras estudia, a lo largo de estos dos años ha estado viviendo en casa de casi todos nosotros, pero a ninguno nos molesta. Admito que admiro su actitud, el pasar por todo eso y aun así mantenerse feliz, es algo increíble.

Niego sonriendo y entro a la habitación que será asignada a Noah, todo está tal y como dije que se hiciera.

Voy hacia la cama y me siento en ella, es cómoda.

Una vez más saco el sobre y comienzo a leer lo que hay escrito en él.

Hola Dereck

Justo hoy que estoy escribiendo estas cartas conocí a alguien, es una persona muy linda, estuvimos hablando todo el día y se me hizo muy entretenida nuestra charla.

En fin, te doy la bienvenida a un lugar, donde todo es magia, con risas encantadoras y personas soñadoras, un lugar donde no se te limita soñar y que tú puedes visitar, bienvenido a tu hogar, tu familia, tus amigos y guías serán.

Suerte, amigo. Que la fuerza te acompañe.

*Sale con una bomba de humo*

Termino de leer la carta y aún sigo sin entender nada, el único sitio mágico que conozco es Disney Landia ¡Y eso queda muy lejos!

Esperaré a que vengan mis amigos, así lo resolveremos juntos.

*Toc, toc*

Siento como tocan la puerta de mi habitación, así que me levanto de la cómoda cama y me asomo en la puerta, cuando lo hago puedo ver a mi madre con un claro semblante de molestia.

- Abre la Puerta Dereck, vamos a hablar de algo muy serio tú y yo.

- ¿Qué sucede mamá? - le hablo y ella se asusta. Me ve y su rostro está rojo de la ira

- Debemos hablar.

- ¿Sobre qué? - le pregunto y me recuesto en el marco de la puerta.

- Sobre ese amiguito tuyo que se va a quedar aquí.

- ¿Quién? ¿Noah? - me hago el inocente mientras me veo las uñas con desinterés.

- ¿Quién? ¿Noah? - intenta imitar mi voz, cosa que no le sale y yo intento no reírme - Pues obvio que el muchachito Noah ese ¿Quién más se va a ser? ¿O acaso alguien más se va a quedar aquí?




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