Absolutamente todos estaban impresionados. Jason jamás espero que Alexander se presentara en el almuerzo.
— ¿Su esposo?—la voz de John rompió el silencio observando al hombre que tomaba de la cintura a su hija.
—Sí señor, su esposo. Lo sabría si hubieran contestado algunos de los mensajes de su hija invitándolos a la boda— le dijo con sarcasmo.
John hubiera preferido que lo golpearan antes de enterarse de eso ¡Por Dios! ¡¿Qué hizo?! Se perdió la boda de su hija.
— ¿Estas casada?—la voz de Sam los hizo recordar que ella seguía ahí.
No lo podía creer, su hermana menor se casó antes que ella, se sentía enojada y la envidia la corroía solo de ver lo apuesto que era Alexander.
—Sí, Sam. Alexander y yo adoptamos a Mely, ella es nuestra hija— dijo Paige explicando un poco la situación.
Amelía estaba en shok. ¿Su hija, casada? Ella jamás espero que Paige encontrará a alguien. Ahora ver todo lo que ella pensó que no lograría; ver que lo ha cumplido es increíble.
—Espera, si tú trabajas para la empresa — dijo Sam atando cabos— él es tu jefe— término señalando a Alexander.
Todos voltearon a ver a Paige por una explicación, pero para sorpresa de todos fue Alexander el que contesto.
—Efectivamente, Paige trabajaba para mí cuando empezamos a salir— se giró hacia John y Amelía — déjenme decirles que criaron a una mujer con grandes principios. Pase meses pidiéndoles una cita y su hija siempre me la negaba alegando que no era correcto— volteo a ver a Paige que lo miraba con una sonrisa por su historia— me toco muy duro antes de conseguir que dijera que sí, y a los meses nos casamos.
Termino el relato como si fuera algo común explicar la historia de su vida. Paige le agradeció con la mirada.
—Yo, ya lo sabía— les dijo Jason en un suspiro.
— ¿Por qué no nos dijiste?— le reclamó John molesto.
—No me correspondía decirles papá, yo simplemente apoye a mi hermana cuando ella me lo pidió.
—De echo fue Jason el que entregó a Paige— dijo Alexander, él les quería demostrar de todo lo que se perdieron al ignorar a su hija.
El rostro de John lo decía todo. Se sentía dolido por no haber podido entregar a su niña el día de su boda. Pero como Alexander dijo, fue su decisión.
—Lo mejor es que nos retiremos— siguió diciendo Alexander con el rostro furioso.
—Si es lo mejor— apoyo Paige, tomando su bolso.
—Alexander yo...—Empezó a decir Jason siendo interrumpido por Alex.
—Después hablaremos Jason, ahora necesitó asegurarme que mi esposa este bien— le dijo enfadado
—Estoy bien Alex— intervino Paige— es solo un rasguño.
— Rasguño o no, iremos a curarte— le dijo con expresión seria.
— No se pueden ir, debemos de aclarar todo esto— se quejó John.
Alexander lo miró molesto. Si fuera por el ellos jamás volverían a ver a su esposa, pero él sabe que deben de aclarar todo, pero después de hoy todo se hará en su presencia.
—Estoy de acuerdo señor Evans; los espero mañana en la villa de los Ashby— Alexander reprimió sus impulsos de decir todo lo que pensaba pero al ver la mirada de la familia de Paige supo que ellos ya lo intuían.
—No te preocupes, ahí estaremos— respondió Jason al ver el rostro de todos.
— ¿Todo bien?— el gerente del restaurante se acercó al ala para ver si todo estaba en orden.
—Todo Excelente muchacho— respondió John.
—Jason— saludo el gerente alegre al verlo— tiempo de no verte por el pueblo— Jason solo lo asintió ante el saludo, la vista de él se dirigió hacia Paige que se encontraba al lado de Alexander.
— ¿Paige? — la aludida volteo a ver encontrándose con un hombre extraño, algo pasado de peso, alto y con gafas de pasta.
— ¿Si?— pregunto ella dudosa de quien era el sujeto.
—Soy yo, Michal Stevens, ¿Me recuerdas?— ¡Oh Por Dios! Es la cita de Paige en su último baile, es el imbécil que le roció la pintura encima.
—Mírate, te ves genial— le dijo Michal observándola de pies a cabeza, de verdad que había cambiado; ya era una mujer en toda regla.