Casada Por Una A P U E S T A©

CONFRONTACIÓN

Desperté sintiendo un fuerte dolor en todo mi cuerpo y vi a Matt, el cual me miraba con cara de haber tenido un mal día, el estaba sentado en un sillón con las manos sobre sus rodillas

—el dolor se debe a las convulsiones de ayer— supongo que lo dijo al ver mi cara de dolor y por consiguiente lleve de manera automática las manos hasta mi vientre —la bebé esta perfecta— se puso de pies un tanto suspirante y cansoso —fue decepcionante el ver que mientras yo estuve toda la noche contigo tu no dejabas de llamar al imbecil de Taylor— miró hacia otro lado —no sabes la rabia que me dio escucharte llamarle— apretó sus puños tan fuerte que sus nidillos se tornaron blanco

—Matt yo... —

—no tienes que decir nada Marlene, ya veo que aun sigues amando a ese idiota que tienes por marido, me conformo con ser el padre de tu hija— sonrió nerviosamente —es curioso, ¿sabes, creía que alejando te de él podríamos ser felices finamente?, ya que cuando te vi al llegar de viaje me juraste que lo de ustedes se debía a una apuesta y mirate— negó un poco —estas que todo aquel que va detrás de ti resbala —

—si Matt, amo a Taylor, te quise en un momento, pero ya fue, a quien amo ahora es a él, así que nada de lo que me digas hará que eso cambie—

—eres una... —salió de la habitación azotando la puerta

Ya no aguanto más estar aquí, ya no quiero fingir que todo está bien entre nosotros, simplemente, ya no puedo sobrellevar mas esta falsa.

TAYLOR

Han pasado dos semanas y ya tengo listo el plan de ataca, aunque este básicamente consta del ataque sorpresa, ya que no estructure ataque alguno, solo quiero que el mal nacido de Vastrozza piense que no he notado su traición.

Por otro lado el oficial Contreras reapareció en mi vida y está vez, no con buenas noticias

—señor Maher, creí que sería notificado por usted cuando se cambiara de residencia, ya que fui muy especifico al decirle que debe permanecer localizable—  su cara estaba dura, sin mostrar señal alguna

—¡Buenas tardes también para usted, oficial Contreras!, por favor, tome asiento— me senté en un mueble —no entiendo a que se debe su reclamo oficial, no he salido del Estado y el cambiar de residencia no es algo de gravedad, a fin de cuentas, usted posee mis números telefónicos y sabe donde trabajo—

—no se haga el chistoso señor Maher, sabe a que me refiero —

—no lo hago detective, de hecho, no le veo sentido alguno a su visita, ya que para eso está mi abogado, cualquier trámite lo puede resolver con él —Esteban nos trajo café, pero el detective rechazo la taza de él

—no me gusta el café joven, muchas gracias— le sonrió amablemente

—¿algo que le pueda ofrecer? —

—un vaso de agua si es tan amable, por favor— Esteban salió por el agua —¿y su esposa, señor Maher?— agradeció por el vaso de agua y empezó a tomar

—mi esposa, señor Contreras, no esta en casa, de hecho, ya no está conmigo, así que si usted no tiene nada más que decir, le pediré por favor que se marche, tengo mucho trabajo por hacer— me puse de pies y le acompañe hasta la puerta, no quería ser o sonar tan grocero, pero aquel tema me molestaba a tal punto que me hacía sentir impotente

—que pase un buen día señor Maher, ya nos estaremos viendo— inclino un poco su sombrero a modo de despedida y se fue en su patrulla.

He hablado con Eriberto y este me aconseja que le de con todo al infeliz de Enzo, que le avise si necesito que venga como refuerzo y como gesto de apoyo me envió un cargamento de armas, hombres y como el le llama: fuegos artificiales, a las bombas.

Le di las indicaciones a Esteban y este a los hombres y partimos hacia la casa de Enzo, ya no aguantaba un minuto esta rabia que me estaba quemando la piel. Luego de varios minutos, llegamos a su afamada mansión, pero sólo entramos Esteban y yo, mis hombres se quedarán afuera

—¡Taylor, que gusto verte! — Enzo estaba sentada en un taburete de su minibar y al verme se puso de pies abriendo sus brazos

—lástima que no pueda decir lo mismo Enzo— endureció su mirada, tomó un trago, para luego dejar el vaso sobre la barra y camino desafiante hasta mi

—Taylor, no es mi culpa que tu ataque no funcionara y creeme que aquello a despertado la desconfianza en todos mis negocios, aquí tu no fuiste el único que perdió — en ese momento la furia que cargaba se apoderó de mi y le tome por el cuello de su saco

—¡ERES UN MALDITO BASTARDO
ENZO! — sus hombres se aproximaban, pero el alzó sus manos y les dijo que se estuvieran quietos

—calmate Taylor, imagino que no querrás un enfrentamiento conmigo— reí sonoramente

—en este punto Enzo, en este maldito punto de mi vida, me importa un comino enfrentarme al mismo diablo si de ello depende salvar la vida de la mujer que amo, así que mejor ve llamando a Matt y preguntale donde está o de lo contrario juro cortar en finas tiras tu piel y darse de comer a los perros— le dije entre dientes

—¡TAYLOR! ¿QUÉ DIABLOS ESTAS ASIENDO? — Arabella fue alterada hasta donde estábamos e intentó separar a su padre de mi agarre

—no te metas en esto Arabella— la mire fijamente

—claro que me meto Taylor, ¿has olvidado que se trata de mi padre? — suspiré profundo y lo solté

—tu padre, que no es más que un traidor, un infeliz que creí que era mi amigo, que me vio sufrir día tras día por la desaparición...

—¡CALLATE TAYLOR! — me gritó Enzo

—no papá, quiero saber, ¿cómo que tu esposa esta desaparecida, si ella estuvo aquí el día de la fiesta? — nos miró a ambos confundida y yo hice caso a mi instinto y le prooine varios puñetazos a Enzo, llegaron sus hombres a separarme de él

—¿Has estado informando a Matt todo este tiempo?— le di la espalda, estruje mi ceño y camine un poco —JURO QUE TE VOY A MATAR ENZO— sus hombres sacaron sus armas al igual que Esteban, Arabella se puso en medio de nosotros



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En el texto hay: odio, desprecio, masoquismo

Editado: 16.06.2020

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