1 mes después...
No habíamos tenido acercamiento alguno luego de la boda, solo nos veíamos en el desayuno o uno que otro evento de sociedad.
Estoy casada y llevo una vida de soltera, Taylor no cotillea en mi vida—cosa que agradezco— y yo hago lo mismo, aunque sé que tiene sus guaruras que a una distancia prudente me vigilan las 24h.
Tome mi móvil y llamé a April para ir por unos tragos a Deli'S , pero ya tenía planes para esta noche así que no me quedo de otra que jugar Mortal Kombat con Adriel. Sí, ese era mi escape todas las noches con el hijo pequeño de Agueda, la ama de llaves; mi personaje favorito es Kitana y el de él Rinden, -ya sé que es un juego de niños, pero es esto o nada- luego de varios round y pastelillos me fui hasta mi habitación; hacia un calor infernal, para calmarlo tome un traje de baño y me fui hasta la piscina a combatir el calor.
Allí fue el inicio de mi calvario.
Luego de un refrescante chapuzón, me acosté en una tumbona y llegué hasta los brazos de morfeo. Sentí algo suave rozar mi vientre bajo, no le di mucha importancia, podría ser la brisa y me removí un poco, luego lo sentí en mi costado izquierdo hasta llegar a mi seno, al abrir mis ojos me encontré con la figura desaliñada de Taylor, parecía estar en estado de ebriedad, intenté apartarlo pero no pude, tomé el vaso que reposaba en la mesa junto a la tumbona y sin pensarlo dos veces lo estrelle en su cabeza, en su momento de confusión salí huyendo hasta mí habitación y cerré con seguro, sentí varios golpes, me recosté en la puerta hasta que no escuché nada más, las lágrimas nublaban mi visión, pero con esfuerzo llegué hasta el baño, lave mi cara y me quite el traje de baño para ponerme mi pijama, al salir en busca de la misma Taylor estaba dentro de la habitación, —había olvidado que el ama de llaves tiene una réplica de cada llave de la casa— con una gran sonrisa.
—taylor— hablé en un susurro —esto no es lo que quieres, por fa...
No espero a que dijera algo más, se abalanzó como León hambriento a su presa, me tiró en la cama, rompió mis bragas, beso cada parte de mi cuerpo mientras decía todo tipo de obscenidad, tomo mis manos y la elevó hasta mi cabeza y la sujetó con su corbata y la amarró del espaldal de la cama.
—taylor, recuerda nuestro acuerdo por favor, me... Me estás
lastimando—
—taylor nada, te la pasas provocándome Marlene, haces lo que quieres, te respeto tu espacio y así me pagas— gritó Taylor con frustración.
—¿De que me estás hablando?, De...desatame y hablemos ¿Sí?— sugerí como última alternativa.
—no Marlene eres igual que todas, eres una zorra— golpeando su cara.
Taylor
No quería golpearla, pero se lo buscó, no le exigía más que comportarse como si fuera mi esposa, pero no, la muy zorra tenía que estarse revolcando con cada hombre que se le cruzara enfrente.
Hoy cuando me disponía a salir de la oficina llegó un sobre sin remitente, adentro estaban las fotos de la muy maldita, sonriéndole a otros hombres y ella en la cama con dos de ellos. La ira me cegó, por eso tome hasta tratar de olvidar, pero no pude y esta fue mi reacción.
—ahora marlene, ya no tendrás que salir de casa, te daré todo lo que necesitas— la observo, se ve asustada sin entender nada de lo que le digo o hago, pero no caere en su cara de inocencia —ví lo mucho que te gusta tener las piernas abiertas, estar atada y con mordazas, pues bien yo apartir de hoy te complacere Marlene...
Marlene
Luego de haberme tomado encontra de mi voluntad, de haberme ultrajado de la peor manera encendió un cigarrillo, para mi sorpresa, nunca supe de su mal hábito hasta ahora. Pero que más daba,
—acababa de violarme—, ya nada me podría sorprender.
Caminé como pude hasta el baño, cerrando la puerta explote en llanto, lo odio —mas de lo que ya hacía— por todo, por haberme obligado a esto y por ahora haberme reducido a nada, ¿Cómo pudo?... Sentí algo tibio salir de mi interior, al verificar note que era sangre, —no era virgen, pero era de esperarse luego de haber estado con un salvaje— esparcida por la parte interna de mis muslos, prepare la bañera y me introduje en está ahogando mi llanto.
Luego de unos minutos llorando, tuve la brillante idea de quitarme la vida, ¿Por qué no?. Había cumplido con el acuerdo, me había casado con el, no tendría con que amenazar a mi padre. Empezé manos a la obra, abrí el botiquín y tome la pequeña navaja que en ocasiones uso para depilar mis cejas; volví hasta la bañera, recosté mi cuerpo y con la decisión ya tomada corte ambas muñecas .
La bañera no tardó en cambiar de un blanco burbujeante a un rojo intenso, mi respiración se hacía cada vez más débil y mis párpados estaban pesados.
Sentí a Taylor hablar del otro lado de la puerta, no entendía nada, hasta que lo ví entrar y caí de bruces a una inmensa oscuridad.