Cásate conmigo

Capítulo 41

—Son tres hembras y cuatro machos y de cuatro razas diferentes. Kira y Drac son hermanos y son dobermans, luego está Drago que es un Gran Danés, luego están los labradores Retriever que son tres hermanos, Nala, Dana y Pol y finalmente esta Dyon que es un Rottweiler — le digo sonriendo viendo su cara de espanto total. 

—¡Porque tienes perros de esos! Si los traes nos van a comer vivos a todos — exclama ella espantada. 

—Claro que no, son mansitos — le tranquilizo — A veces — agrego riendo por su cara de terror — Tranquila que están entrenados y se saben comportar, por otro lado tengo a gente cuidándolos permanentemente, por lo que están acostumbrados a estar con diferentes personas — le digo yo para tranquilizarla sin embargo no causa nada de efecto mis palabras. 

—¿Exactamente cuántas personas vendrán a esta casa? — pregunta achinando los ojos. 

—Bueno, creo que unas ocho o nueve — respondo sin darle mayor importancia. 

—Creía que solo serían unos tres — dice ella parándose y caminando hacia su cama que ahora también será la mía (me agrada), pienso con una sonrisa.

—También creía eso, hasta que recordé que tanto Tyler, Christian y Frederic los que cuidan a los siete perros, también cuentan, luego está Sara, Olivia e Isabella y también está Mark y Ed — le digo al pararme para acomodar mi traje. 

—¿Por qué siempre usas trajes? — pregunta — Se ven incómodos — agrega haciendo una mueca y seguido de eso se tira en su cama mientras que yo camino hacia ella. 

—Mi imagen — le respondo encogiéndome de hombros con obviedad y simpleza.  

—Pero... Es que siempre te veo usarlos. Y no es que este pendiente a ti — dice ella con rapidez en lo último sin embargo igual me hace sonreír — Es solo que apareces casi siempre en las noticias y también en las revistas.. Y los diarios — dice justificándose mientras que yo me siento a los pies de la cama. 

—Aja. Y vas a tener que también acostumbrarte a salir en ellos ahora — le digo viendo cómo se tensa y se sienta de golpe sobre la cama mirándome.

—¡Estás loco!, Claro que no — dice ella negando repetidas veces. 

—No me digas que no se te pasó por la mente el que también tendrías que aparecer en los lugares en donde yo aparezco — le digo mirándola con seriedad. 

—B-Bueno, sí y no. Había olvidado ese detalle — dice haciendo una mueca — ¿No podemos mantenerlo en silencio? — pregunta con esperanza en sus ojos sin embargo se caen al verme negar.  

—Claro que no, mi abuelo creerá que no es real — le digo explicándole con palabras cortas. 

—Bien — dice soltando un resoplido — Vamos — dice dándose un impulso para bajar de la cama.

—¿A dónde? — pregunto parándome también para seguirla hacia la puerta. 

—A buscar tus cosas. Acomodarlas aquí y también quiero conocer a tus empleados y presentarles a los míos — responde abriendo la puerta y saliendo. 

—Claro — le digo mientras cierro la puerta y comenzamos a caminar. 

—¿Estás seguro de irnos mañana?, ya estoy bien — dice mirando hacia adelante.  

—Nos iremos mañana y descansarás hoy — digo demandante por lo que ella ríe.  

—Recuerda que no es una empleada con la que estás hablando — dice ella mirándome con una sonrisa.  

—Tengo muy presente que no eres una de ellas y es por eso que quiero cuidarte — le digo tomando su mano para entrelazarla con la mía, sorprendiéndola por el pequeño salto que da.  

—¿Estás consciente que estoy haciendo un esfuerzo muy grande para no soltar tu mano y golpearte? — pregunta dejando de caminar para quedar frente a mí con su mirada seria sin embargo yo sonrió y me acerco más a ella tomando su otra mano para juntarlas entre nosotros.  

—Estoy consciente que voy hacerlo hasta que te acostumbres y termines por tomar tú la iniciativa de tomar mi mano, hasta ese momento, lo are aunque me cueste y acepto los daños que puede sufrir al intentarlo — le digo muy cerca de su rostro que ahora está en blanco (No literal claro).

—Pues lamento decirte que eso no pasará — dice remarcando “eso”, mientras que se gira soltando mis manos y caminando más rápido hacia las escaleras. 

—No te alejes — le digo yo caminando más rápido pero con pasos firmes. 

—No es mi culpa que seas un lento — dice mientras que baja las escaleras al igual que yo. 

—Me ofendes — le digo viendo como se le mueve sus pelos rubios mientras da pequeños saltos en cada escalón que baja. 

—Esa es la idea — dice ya en el último peldaño — Bien. Vamos a la cocina para buscar a Félix o alguno de los muchachos para que suban tus pequeñas maletas — dice remarcando la palabra pequeñas  y mirando todas las maletas que están en la entrada.

—¿Quién es Félix? — le pregunto llegando a su lado. 

—Guardaespaldas de Adam al igual que Raúl — dice mientras que vamos caminando por un pasillo.  

—¿Te vas a reunir con los que estabas hace un rato? — le pregunto entrando a lo que es la cocina, muy bonita y amplia debo decir. 




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