—Lira dijiste que en cuanto tuviera la mente fría, me contarías. Empieza. ¿Cómo sabes que fue planeado? Y si tus padres estaban ahí ¿por qué no te estás preocupando por su estado? o ¿entristeciendo sobre la muerte de Dani?
—Por la misma manera en la que te puedo hacer una lista de las personas que murieron—Hugo se mostraba confundido, así que decidí continuar—. ¿Recuerdas cómo mi papá no apoyaba el hecho de que escribiera mi ensayo sobre ese tema? Bueno, creo que tenía miedo de que pasara algo parecido a lo que está ocurriendo. Hace un par de años sometí un cuento que escribí a una competencia. Mi cuento se llamaba CASO 00. Gané el concurso, pero la escuela no quiso hacer ningún reconocimiento porque consideró que mi cuento no era apto para la imagen de la escuela. Fue sobre un atentado en un evento escolar.
—¿Qué quieres decir?
—Estoy diciendo que lo que acabamos de vivir, es exactamente lo que sucede en mi cuento: el primer disparo al director, los siguientes a la audiencia, pero todos con un blanco en particular; entre ellos, la mejor amiga. Y por cómo se ve la situación y el hecho de que nos fuéramos de la escena del crimen, yo soy el sospechoso principal y que tú podrías parecer mi cómplice— era mucha información para digerir, pero Hugo pareció aceptarla con facilidad.
Se paró del sillón en el que estaba sentado, y así empezó a caminar de un lado a otro, analizando lo que le acababa de decir. Mi mejor amigo es un chico racional, se guía por datos y ve las cosas de manera objetiva. Si se lo pedía, se podía volver la persona más analítica y ver las cosas en blanco y negro, sin sentimientos de por medio. Y era justo lo que estaba haciendo en este momento. Esa capacidad que tenemos ambos de separar hechos de emociones, muchos lo considerarían como un corazón frío. Es una parte que pocas personas conocen de nosotros y muchos temen.
—Dijiste "mejor amiga", tú mejor amiga en vida real, pero en el cuento ¿de quién es la mejor amiga?
—De la mente enferma que cuenta la historia—extendí mi explicación—, pues resulta ser ella quien planea el atentado y el hecho de que su mejor amiga muera es el factor que la elimina como sospechoso.
—Okey... entiendo tu punto. Esto no se ve muy bien. Pero podemos limpiar tu nombre.
—¿Cómo?
—¿Quiénes sabían de tu cuento?
—El director obviamente, la profesora Mayte, Santiago creo que lo leyó porque también entró al concurso, los jueces, mi papá y ahora tú. Son de los que sé, pero cualquiera pudo haberlo hecho público—esto sólo iba de mal en peor—. Quien sea que lo haya hecho se está esforzando mucho en hacerme ver culpable.
—Las cosas podrían ser peores. Dijiste que tus padres deben estar vivos ¿no es así?
—Sí, lo que no sé es porque no están aquí. Les llegan alertas a sus celulares cada vez que alguien entra a la casa, y las cámaras de seguridad les deberían de dar la certeza de que soy yo.
Hugo prendió el televisor en las noticias y pronto entendimos porque mis padres no habían vuelto. Si volvían daban mi paradero exacto.
—El reciente atentado en el Instituto Atlántica ha ocasionado la muerte de cuarenta y ocho personas, entre los cuales hay adolescentes y adultos. Sus nombres han tenido que permanecer en secreto; sin embargo, todos los sobrevivientes, han sido llevados a la comisaría para cuestionamiento. Si de algo están seguras las autoridades es que el atentado fue planeado.
Hace unos minutos, nos ha llegado por una fuente anónima un par de documentos incriminatorios a una de las alumnas de instituto—un video de una cámara de seguridad de estacionamiento mostraba como Hugo y yo salíamos del establecimiento—el video de la cámara de seguridad del estacionamiento de la escuela muestra a la joven Lira Gopin y al alumno Hugo Müller saliendo intactos del edificio. Cualquiera podría pensar que es una acción inocente de dos niños asustados, sin embargo, junto con el video han hecho llegar dos documentos escritos por la alumna que podrían expresar lo contario. Uno consiste en una historia ficticia que parece relatar a la perfección el atentado en tema; mientras que el segundo, nos da a entender cómo funciona en realidad el cerebro de la joven.
Si los ven, favor de contactar a las autoridades. Y recuerden, aunque no está confirmado que sean los culpables, definitivamente son sospechosos y por ello deben ser detenidos. —En la pantalla proyectaron nuestras fotografías del anuario y continuaron con nuestra descripción física— Lira es de altura media, complexión delgada, cabello castaño y ojos verdes. Hugo es alto, fornido, cabello negro y ojos color miel verdoso. Ambos jóvenes poseen una mente privilegiada, no los subestimen, si son los culpables, nadie está a salvo.
Hugo hizo contacto visual conmigo, y antes de poder hacer cualquier cosa, un teléfono empezó a sonar en mi habitación. Corrimos hasta él, era un teléfono desechable colocado cuidadosamente sobre mi cama. Sin dudarlo dos veces contesté.
—¿Hola? ¿Quién habla?
—¡Lira! Que bueno que contestas —era la voz de mi padre.
—Papá ¿dónde están?
—Lira no te preocupes por nosotros, ahora necesito que hagas todo lo que yo te diga.
—¿Sabías que todo esto pasaría verdad? Por eso no querías que escribiera el ensayo.
—Lira, tu mente puede ser una bendición, pero en estos momentos está demostrando ser tu perdición. ¿Estás con Hugo?
—Sí.
—Perfecto, ponme en altavoz.
—Listo.
—Hugo, al salir de la escuela con Lira, te has convertido en un cómplice, ¿estás de acuerdo con eso? Porque si quieres puedes ir ahorita a la comisaria, entregarte y no tienen nada en tu contra. Puedes salir limpio. O puedes quedarte con Lira y ayudarnos a limpiar su nombre. Tú decides, no te sientas presionado.
—Me quedo con Lira. Les puedo ayudar.