—Recuerda quien eres, recuerda quien soy... Recuerda quien eres, recuerda quien soy...— repito una y otra vez mientras sujeto la cara de Pedro esperando que me escuche, cierro mis ojos unos segundos mientras mis lagrimas caen en su cara cuando escucho un pequeño susurro.
—Beatriz... te soltaste el pelo. —Pedro susurra pero no abre los ojos.
—Pedro...
—¿Está vivo? —Me pregunta Gaspar mientras ve a la puerta que aún permanece débilmente iluminada.
—No hay tiempo. —Me pongo de pie y jalo a Pedro los últimos metros que nos quedan.
—Estoy enviando un mensaje, el punto de ubicación y la hora.
—Mira, mira... resiste.
—Aquí está, una arruga, un puente de Einsten-Rosen, un túnel interdimensional ¿has visto algo mas bello?
—¡Vamos ayúdame a cruzarlo! , toma mi cuello pedro, intenta levantarte.
—Volvamos a casa Beatriz. —Estamos tan cerca que ya siento el calor que rodea la puerta, estamos por cruzar cuando Gaspar se interpone.
—No, no, no viajan dos en un portal, morirían, está diseñado para un solo individuo, el viaje los mezclaría. Las instrucciones fueron claras, cuerpos, entidades, el entrelazamiento cuantico no es viable, no.... desaparecían definitivamente y con ustedes miles de líneas subcidarias, un suicio temporal absurdo, no, solo tu cruzas Pedro, ella lo sabe siempre lo ha sabido y esta de acuerdo.
Lo sabía, o al menos algo en mi lo sabía pero tampoco quería dejarlo solo, no podía. Había llegado tan lejos como para separarnos ahora.
—Juntos. —Pedro se ahoga en tos por intentar hablar mientras Gaspar camina de un lado a otro desesperado.
—Ya antes hiciste eso, no puedes protegerla de la muerte escindiéndola en otras líneas de tiempo, yo lo vi, vi como la trataste de esconder en el 2012 y murió en el aeropuerto, no puedes ir contra el diseño.
—Juntos. —Pedro responde cuando un fuerte ataque de tos lo invade, cae de rodillas y ya no puedo sostenerlo más tiempo.
—¡Pedro!, ¡Pedro vamos respira!, vuelve, —Muevo con fuerzas a Pedro pero ahora es inútil, tomo su cuello y se que ahora si es definitivo. —Ha muerto, ya no respira sea ido, Pedro...
Miro su cuerpo frente a mi y ya no tiene sentido si muero al intentar cruzar el el portal, ya no tiene sentido lo que dice Gaspar y tampoco quiero hacer caso, ya no tiene sentido que me esconda porque quien quería protegerme ya no estaba.
Tomando una fuerte respiración arrastro lo que queda a Pedro para cruzar el portal.
—¿Que haces? —Gaspar intenta detenernos pero lo empujó con todas mis fuerzas haciéndolo a un lado.
—Cruzo con el, lo llevo a casa ¡y no se te ocurra tratar de evitarlo¡ ¿escuchaste?... Juntos, nos iremos como siempre, juntos.
Siento como una fuerza jala de mi cuerpo y caigo por un agujero negro, algo sale de mi cuerpo y lo último que puedo escuchar es una alarma de autos y la voz de Gaspar.
—Buen viaje...
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—El vuelo 6433 procedente de Santiago de chile con destino a Madrid y escala a roma a comenzado el embarque en la puerta 15b.
Una mujer pasa corriendo a mi lado, todo el aeropuerto era un caos.
—Bienvenidos, pasaporte en la mano pase de abordar por favor, pase de abordar por favor y el pasaporte abierto porfavor, ¿señorita? Señorita por favor si no se decide hágase a un costado, necesitamos avanzar la fila. —escuchaba a la mujer frente a mi pero me parecía imposible moverme, estaba muy decidida a irme en ese vuelo pero ahora viendo lo tan cerca que estaba me había congelado en la fila.
—¿Disculpa va a abordar?
—Señorita disculpe ¿va a avanzar?
Todos a mi alrededor hablaban pero yo solo escuchaba un pitido en mis oídos y sus voces demasiado lejos.
—Hola me escucha, ¿señorita me escucha? Todos queremos abordar ya es muy tarde.
—Ultimos pasajeros del vuelo 6433 procedente de Santiago de chile con destino a Madrid y escala en Roma presentarse inmediatamente en el gate 15b.
Como puedo me muevo a un lado de la fila y me alejo un poco sintiendo como mi corazón se sale de mi pecho. Quiero gritar pero es como si no encontrara mi voz. Me agacho cerca de una pared mientras escucho unos pasos cerca.
—Libre albedrío Maria, tomaste la decisión correcta. —Levantó la cara demasiado rápido y parpadeo intentando limpiar las lágrimas para ver si mis ojos veían bien al reconocer la voz.
—¿Beatriz? Como es posible... ¿que estas haciendo aquí?, ¿eres tu? Tu pelo, estas diferente...
—Si, estoy diferente. —Beatriz me sonríe y me siento más confundida que antes.
—Hola Maria. —Un hombre del que no me había percatado habla a su lado.
—¿Quién eres tu? Beatriz, ¿quienes son ustedes?
—Viajeros, viajeros como tú.
—¿Tienes un nombre?, no creo conocerte o si.
—Creo que de alguna manera sabes que me conoces tanto como yo a ti, hemos estado unidos mucho tiempo, soy Pedro Roiter.
—Si, si se quien eres —El escritor, de alguna manera podría recordarlo.
—Y si estamos aquí Maria, ahora en la sala de espera de un aeropuerto otra vez es porque nuevamente debes de recibir un mensaje, un mensaje muy importante.
—¿Un mensaje? ¿De quien? ¿por qué?
—Lo lograste Maria...
—¿Lo logre? ¿Qué logre? No entiendo, ayúdame a entender por favor. —Mi cabeza daba vueltas intentando procesar todo lo que estaba pasando en este preciso momento.
—La línea correcta, la acabas de generar, no se necesitaba pegaso para cambiarlo todo.
—¿Qué se necesita entonces?
—Lo que probablemente siempre se necesito, una persona, un persona que fuera capaz de reconocer los susurros y siembras, una persona que superara las probabilidades, una persona que pudiera influir en otra con acciones no con palabras para que luego esa persona influyera a otra y esa a otra, una reacción en cadena de un contagio masivo que expandiera la idea de que otro mundo es posible... lo compronderas mejor después para evitar la extinción al menos de la manera que lo conseguimos hoy no era el objetivo final.