—Es por eso que en estos tiempos en los que necesitamos más que nunca de un apoyo sólido, me complace anunciar ente el pueblo de la Unión de Naciones del Norte, que la princesa Marianne Victoria Bélier de Langford y yo, el príncipe Arthur Luther Langford, nos encontramos a la espera de un heredero de la corona— se desata una miríada de flashes y preguntas , los destellos impactan mis ojos y las luces que antes me parecían comunes ahora me resultan cegadoras.
La noticia llegó a mí como un balde de agua fría dado que yo soy Marianne Victoria Bélier, y no estoy embarazada.
Arthur baja del podio con lentitud y elegancia,con una falsa expresión dulce dibujada en el rostro, su blanca sonrisa reluce con inocencia. Se inclina hacia mí y toma suavemente mis manos entre las suyas mientras sigo observándolo sin expresión alguna y nos toman un millar de fotos. Acerca sus labios a mi frente y la besa, rompiendo el código de etiqueta real el cual establece que se prohíben las muestras de afecto en público.
—Hazme un favor y sonríe —dice acariciando el inicio de mi cabello con sus labios, fue apenas un susurro, pero lo suficientemente alto para que lo escuchará.Trato de forzar una sonrisa como las que me enseñó mi tutora al posar frente a la cámara. En un momento miro a Marta, la madre de Arthur y reina de de La Unión de Naciones del Norte, la cual tiene la misma expresión que yo hacía unos minutos.<<Tampoco sabía nada>> Busca la mirada de su hijo al igual que Anabelle, su hermana, pero Arthur está demasiado ocupado sonriendo para las cámaras y agradeciendo las felicitaciones e los ministros y funcionarios que se acercan a felicitarnos.
<<¿Qué demonios está sucediendo?>>Arthur se arregla ligeramente una manga del traje, lo que en el código de lenguaje corporal para la seguridad constituye una señal para el Primer Ministro el cual debe dar fin a la conferencia. Robert Turner(el Primer Ministro,) se sube al podio y por el micrófono declara el fin de la conferencia.
Editado: 02.09.2024