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Asociamos el engaño con la traición, mentira y tristeza, debido al dolor que nos produce. Al engañar, se da la apariencia de veracidad a algo que no es cierto y por ello, muchas veces nos lastiman o lastimamos a quienes más queremos. No vivamos en un espejismo del que nos dejemos cegar por la persona a quien amamos; recordemos el viejo proverbio árabe: “La primera vez que te engañen será culpa de otro, pero la segunda vez será culpa tuya”. Enfrentemos el dolor con la suficiente fortaleza de creer que pronto volveremos a sonreír.
"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo".
ABRAHAM LINCOLN
- ¿Qué haces aquí?, mi niña merece respeto, ella es una dama. Seguramente en el restaurante, esa chica te está esperando. –Dijo Ferchito, encolerizado.
-Sara, déjame hablarte. –Respondió Daniel, con voz entrecortada.
-Ferchito tiene razón. Lo mejor es que te marches, no hay nada de qué hablar. Cuando tuviste la oportunidad de valorarme, no lo hiciste… ¡Por favor, vete!
-Ya la oíste, sobra decir que te vayas.
-Ferchito, por favor no te metas en esto. Es algo entre ella y yo.
- No le hables así, ¡respeta! Y ¡Vete Daniel!
- ¡No puedo! Necesito explicarte… Luna y yo solo somos amigos, la he buscado para pedirle que me ayude a recuperarte.
-No es cierto, ya se la verdad; Carla me ha dicho lo que necesitaba saber.
Daniel guardó sus manos en los bolsillos del pantalón, suspiró profundo y respondió –Carla no sabe lo que dice. Su verdad es la que ella quiere creer, pero esas no son las razones por las que hablo con su hija.
-Sarita, no le creas, está haciendo todo para que confíes en él. No creo que Carla mienta con algo así.
- ¿Por qué no? Ella siempre ha querido verme con su hija.
-Vete. –Insití.
Él me miró fijamente y al ver tanta dulzura en la profundidad de sus ojos, recordé la primera vez en que los vi y no pude evitar sentir ganas de escuchar lo que tenía para decirme así que, le pedí a Ferchito que nos dejara a solas. Aunque al comienzo el anciano no quería irse y, ¡bien dicen que los viejos son sabios! logré convencerlo de dejarnos a solas.
-Me iré porque quiero que seas feliz y si para hacerlo necesitas escucharlo, entonces lo haré; pero, ¡estaré vigilándote, Daniel! –Dijo, señalándolo con su dedo.
-No te preocupes, cuidaré de ella. –Sonrió.
Fuimos a la orilla del mar y sentados en la arena, sentíamos como el agua rozaba suavemente nuestros pies.
Extrañaba mucho a Daniel y mi corazón necesitaba escuchar de sus propios labios que sucedía; en el fondo, quería oír que él y ella no tenían nada.
Crear mi propia verdad e ignorar la realidad.
- ¿Qué quieres de mí, Daniel?
-Quiero que me perdones. Este tiempo sin ti a mi lado, me ha hecho saber que cometí un grave error y espero estar a tiempo de remediarlo.
-El daño ya está hecho, pero puedes ayudarme a sanar las heridas que causaste.
-Entonces, ¿me perdonas?
-Te perdoné hace tiempo, porque mi corazón no aprendió a odiar; pero, ¿por qué sales con Luna?
Él agachó su cabeza y respondió: -No estamos saliendo. El día que me pediste que no te buscara, quise hacerte caso, pero no he podido dejar de pensarte. Quería buscarte, pero tuve temor a tu rechazo.
- ¿Qué tiene que ver tu tristeza con Luna?
-Un día, estando en el restaurante, ella noto que estaba cabizbajo y me ofreció su ayuda para recuperarte.
- ¿Seguro? A mi Carla me ha preguntado si no me molesta que su hija salga contigo.
- ¿Qué le has dicho? –Preguntó, tomando mi mano.
Me solté, presentía que algo no estaba bien. Volteé a ver dónde estaba Ferchito, ¡nos veía fijamente desde su puesto de paletas! Mediante señas preguntó si todo estaba bien, así que de igual forma, le dije que no se preocupara.
- ¿Por qué me sueltas?
-No lo sé, siento que no estas siendo totalmente sincero.
- ¿Cuándo te he mentido?
¡Atención! Cuando una persona miente, lo primero que hace es fingir que jamás ha engañado; de ésta manera, logra hacerte sentir seguridad sobre lo que afirma. No se dejen confundir, tal y como yo lo permití.
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Editado: 19.06.2020