Casualidades

39.Seguimiento

La siguiente semana no dejaba de pensar en otra cosa que en Victoria, era como estar obsesionado una persona nuevamente.

Mis aptitudes de acosador volvía de nuevo. Hace un tiempo atrás antes Sophie y yo empezáramos salir juntos los fines de semana, me centre en varias cosas en general pero había uno en particular que era seguir a personas, se que es sociopata pero no era del todo.

Me fije en una compañera de clase me atrajo un monto desde que la vi hacia contacto visual pero no verbal. Solo la seguía a un par de clases que tenia con ella siempre hacia algo para encontrarnos antes de clases o era torpe al caminar cuando pasaba por su costado. Pero me obsesione con ella.

Mi psicólogo de cabecera Frank que en ese tiempo lo iba ver dos veces por semana el me hacia preguntas que yo respondía cautelosamente y elocuente.

Una vez le pregunte que era ser un acosador.

- Hey Frank, tengo una pregunta —dije al momento.

- Si Sam —dice Frank con gentileza —. Cualquier pregunta es valida.

- ¿Que es ser un acosador? —pregunto neutro.

- Bueno es una persona con rasgos sociopata. Se centra en una persona en concreto, la sigue a todas partes sin ser visto, se mantiene lejos solo hace contacto visual no verbal, porque piensa que si habla con esa persona podría salir mal todo. También a veces tienden a atacar a la persona físicamente en casos extremo matarla —dice explicando.

Lo veo pensativo por un momento.

- ¿Por que Sam has tenido algo parecido? —oregunta.

- No Frank solo era por curiosidad nada mas —dije neutral —. Seguimos con otra tema. Te parece.

- De acuerdo Sam —dice Frank sonriente.

Bueno después de eso nunca le volví a preguntar de nuevo y le hice preguntas triviales o cosas por el estilo.

Volviendo con la chica que me atraía mucho.

No era una chica popular y solo tenia pocos amigos, era estudiosa y dedicada en sus trabajos. Ella vivía con sus dos padres, su padre que trabajaba de guardia en bar del pueblo y su madre que trabajaba en una pastelería. Vivían en Eliseon en una casa de una sola planta. No eran ricos, si por lo quieren saber pero tenían buen sustento económico.

Mi rutina con ella, era así desde que llegaba al instituto en bicicleta, pasar por todas sus clases, verla en la biblioteca, luego verla en gimnasia o en el comedor. Luego seguirla después de clases, ya que ella también venia en bicicleta. Una vez que se despedía de sus amigas la seguía a todos lados que iba primero al pueblo a la pastelería de su madre, luego pasaba a dejar un paquete al bar donde trabaja su padre y por ultimo iba casa a descansar. Ella para al igual que yo, la pasaba sola en casa hasta que venia su madre al anochecer. Una vez fui a la tienda que trabajaba su madre a comprar algo, solo quería ver como era la señora, me atendió gentil y cortés. Iba tantas veces que la señora me agarro cariño.

Una vez la chica me enfrento a la cara, ella no sabia que la seguía ni tampoco sabia quien era. Solo sabia que iba a la misma hora dos veces a la semana a comprar tres pastelillos de distintos sabores.

Cuando salgo de la tienda, me voy a recoger mi bicicleta que estaba en el callejón, pero en eso la chica me ve y viene hacia mí.

- ¿Y tu quien eres? —pregunta sonriente.

- Me hablas a mi —dije al verla.

- Si a ti —dice —. Al de la bicicleta. A quien mas —ironiza.

- ¿Que deseas? —pregunto.

- Solo quiero saber porque me sigues todos los días después de clases —dice serena.

- Yo seguirte, estas equivocada —dije haciéndome el desentendido —. Solo vengo a comprar unos pastelillos nada mas.

Me ve con suspicacia por un momento.

- Porque vienes a pastelería siempre a la misma hora cuando que estoy yo —dice calmada.

- Solo son coincidencias. Nada mas —dije al momento.

- Si como no —dice mirándome —. Solo dime porque me sigues.

- No te sigo —dije —. Además ya voy tardé.

Agarro la bicicleta, me subo en ella y comienzo a pedalear por toda la pista.

Veo por detrás y la chica me viene siguiendo, no se da por vencido tan fácilmente.

Me voy por los callejones que conozco como la palma de mi mano para llegar a la librería de mi madre y meter para que no me encuentre.

Cuando llego y entro por la puerta trasera Liliana se sorprende al verme pasar. Si ella venia a veces ayudar a mi madre, aun no era fijo en aquel tiempo entonces.

- Sam has venido —dice gentilmente.

- Solo estoy de paso —dije al ver que cogía una caja —. ¿Quieres un poco de ayuda?

- Si no te molesta, lo puedes llevar al almacén —dice Liliana.

- Si claro —dije

Cogí la caja y la lleve al almacén del tercer piso.

Salude a mi madre y a Becth que estaban en la pequeña oficina con un monto de papeles. Se sorprendieron al ver también.

- ¡Hey Sam! —me llama Becth —. ¿Va todo bien?

- Si solo estoy de paso —respondo al momento.

- Bueno cuando regreses a casa dile a tu hermana que conteste el móvil —dice mi madre.

- Si yo le digo —dije.

Me fui de su oficina y baje al primer piso paea ver si quería un poco de ayuda Liliana.

En eso veo que esta hablando con una chica en el mostrador. Me acerque a ver quien era, me doy la sorpresa de quien era, me había seguido no se como pero había llegado a la librería. Liliana me miro y dijo.

- Mira aquí esta Sam te puede recomendar que leer —dice Liliana.

- Así que Sam —dice la joven sonriente.



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En el texto hay: instituto, jovenes, romances

Editado: 14.09.2023

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