Catalina

¿En la encrucijada hay una cruz?

La falta de opciones hace de ti un animal feliz. Yo recuerdo cuando, como un esclavo, hacía y pensaba lo que me decian, y, para mí,  estaba todo bien. No sabía lo que era encontrarse en una encrucijada porque tal cosa no existia. ¡Una encrucijada! Fue, luego, cuando los fantasmas empezaron a aparecer, y a empujarme cada vez más y más lejos en una huida que no llevaba a ninguna parte, fue, entonces, cuando las opciones me abrumaron, y los fantasmas del miedo me convirtieron en un animal acosado. 




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